Bruselas rebaja de nuevo la previsión de crecimiento para la zona euro
La Comisión Europea indicó ayer su intención de revisar de nuevo a la baja las previsiones de crecimiento de la zona euro para este año, que el pasado mes de noviembre cifró en un 1,8%. 'Todos los riesgos a la baja que apreciamos entonces se han materializado', señaló un portavoz oficial, en alusión al encarecimiento del barril de petróleo, la parálisis de la demanda interna, la debilidad de las exportaciones y el estado inerte de la economía alemana.
'Sin embargo, aún no disponemos de suficiente información para cuantificar nuestra rebaja', señaló. Su último indicador apuntaba una horquilla de 0,1% a 0,4% durante el último trimestre de 2002, y de -0,1% a 0,3% durante el primero de este año. Y en la última reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro), celebrada el pasado 20 de enero, Michael Deppler, responsable del Fondo Monetario Internacional para Europa y Turquía, auguró a la zona euro un crecimiento de sólo el 1,25% para este año. Ayer mismo, el Bundesbank añadía que la actividad económica no se recuperará hasta que se disipe el riesgo de una guerra.
La posibilidad de un ataque contra Irak y la incertidumbre económica que está generando han sorprendido a la zona euro en un momento crítico de su coordinación económica, según reconocen los miembros del Eurogrupo. La primera crisis grave a la que se enfrenta la unión monetaria ha revelado la fragilidad de los instrumentos de coordinación y se ha abierto el debate entre los partidarios de estrechar esos lazos y los de suspender cautelarmente los objetivos de rigor fiscal del Pacto de Estabilidad.
El presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, consideró ayer que 'es muy pronto para poner en cuestión reglas bien fundadas, como son las del pacto, por la amenaza de una guerra'. 'Es peligroso y absurdo alegar la posibilidad de una guerra para tomar decisiones de ese tipo', señaló Duisenberg ante el Parlamento Europeo. Máxime cuando, según el holandés, 'no se sabe cuál va a ser la gravedad, intensidad o duración del conflicto'. El comisario de Economía, Pedro Solbes, señalaba la semana pasada, en cambio, que un conflicto bélico es el tipo de 'circunstancia excepcional' que justificaría abrir un debate sobre el pacto.
Los dos asistían anoche a la reunión mensual del Eurogrupo, en el que se sigue discutiendo la reinterpretación del pacto propuesta por Solbes el pasado 27 de noviembre. El cambio más conflictivo estriba en el deseo de Solbes de permitir 'desviaciones temporales' en la consolidación fiscal a los países con una deuda pública claramente por debajo del 60% del PIB.
La propuesta, que cuenta con el apoyo entusiasta del Reino Unido (casi el único país que resultaría beneficiado), ha sido rechazada generalizado los demás países. El ministro británico Gordon Brown no ha esperado a un acuerdo del Consejo de Ministros y en su programa de convergencia para 2002-2006, que hoy pasa el examen de sus homólogos, ya prevé un alejamiento progresivo del objetivo de equilibrio fiscal.
A los ministros de Economía tampoco les agrada la intención de la Comisión Europea de pronunciarse no sólo sobre los índices nominales de déficit y deuda de cada país, sino también sobre la calidad del gasto público de cada Gobierno. 'Por favor, no arrojen ahora por la borda las reglas de juego del pacto', pidió Duisenberg. 'Dejemos que las normas funcionen, que hagan su trabajo de una forma adecuada'.
La encrucijada no ofrece una salida inmediata. Francia rechaza una revisión del pacto que asuma como inevitable un conflicto bélico que ayer mismo el presidente de la República Jacques Chirac intentaba evitar. Los derrapes fiscales que han llevado a Alemania y Portugal a superar el límite de déficit público (3%) amenazan con extenderse a Francia, Italia y Reino Unido, lo que convertiría en letra muerta el Pacto de Estabilidad. '¿Suspender el pacto temporalmente?', se preguntaba ayer retóricamente Duisenberg. 'Ante ese tipo de propuesta me declararía en contra'. Aún nadie la ha hecho en voz alta, pero una declaración de guerra acabaría con el tabú.