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Crisis

JP Morgan desconfía de Lula y rebaja la valoración de la deuda de Brasil

La reacción del equipo de Lula al anuncio de JP Morgan fue inmediata. El coordinador económico, Antonio Palocci, calificó la decisión de 'irresponsable' y afirmó que 'no existe un solo motivo razonable para elevar el nivel de riesgo de Brasil'. Palocci reconoció los problemas de inflación y deuda que atraviesa el país, pero citó como prueba de la fortaleza económica la mejora de la balanza comercial, que ha crecido hasta los 1.300 millones de dólares (una cantidad similar en euros).

La decisión del banco estadounidense significa en la práctica que la entidad no recomienda a sus clientes invertir en títulos brasileños. Las consecuencias se notaron pronto en el mercado de São Paulo, el índice Bovespa retrocedió un 0,07% y el real cayó más de un 2% frente al dólar. La Bolsa se encuentra en el entorno de los 10.665 puntos, un 21% menos que en enero. El real cotiza a 3,67 unidades por dólar y acumula ya una depreciación de más del 37% en lo que va de 2002.

JP Morgan considera que el retraso en la aprobación del Presupuesto para 2003 y en el nombramiento del gabinete del próximo Gobierno sugieren que el PT es poco consciente de la 'gravedad' de la situación económica.

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El nuevo Gobierno

De hecho, el mercado espera con impaciencia la constitución del nuevo Gobierno, que empezará a ejercer el 1 de enero. Palocci es el candidato más firme para Economía, mientras que el sustituto de Armínio Fraga en el Banco Central es una incógnita.

Lula concluyó ayer sus primeras visitas como jefe de Estado, tras reunirse con sus homólogos de Argentina, Eduardo Duhalde, y Chile, Ricardo Lagos. Con estos encuentros, Lula ha pretendido revitalizar al Mercosur para presentarse como bloque en futuras negociaciones, como la del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). De vuelta a Brasil, la prioridad del presidente electo será desvelar el esperado equipo de Gobierno.

Los bonos brasileños han tenido un buen comportamiento desde la victoria electoral de Lula, el 27 de octubre. Aun así, la percepción de riesgo obliga a Brasil a pagar un rendimiento 15 puntos porcentuales por encima de la deuda de EE UU. La capacidad del equipo de Lula para manejar la deuda pública, una buena parte de la cual está vinculada al tipo de cambio, es una de las grandes incertidumbres que planea sobre Brasil. La deuda del Estado representaba en octubre el 59,9% del PIB y había superado ampliamente los objetivos para todo el año.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha respaldado recientemente al Gobierno de Brasilia, al dar vía libre al desembolso de 3.000 millones de dólares, que forman parte de un crédito de 30.000 millones. Pero el Fondo ha advertido de los riesgos de la creciente deuda, que también es la principal preocupación de los empresarios, según una encuesta realizada por el Foro Económico Mundial en su reunión en Río de Janeiro. Otro quebradero de cabeza es la inflación. El alza del IPC superará el objetivo del 5,5% y, según algunos pronósticos, puede cerrar el año con dos dígitos, lo que no ocurre desde 1995.

'El Partido de los Trabajadores (liderado por Lula) ha considerado públicamente políticas que agradan a los mercados, como la reforma de la seguridad social y del mercado laboral', afirma JP Morgan. Pese a ello, la entidad no prevé 'continuidad en el buen desempeño de la deuda sin un progreso legislativo concreto que fortifique las cuentas fiscales y discuta límites estructurales más amplios'.

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