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Operación

Vivendi rechaza una oferta de compra de 15.000 millones por Universal

Los activos por los que se interesa Davis y un grupo de inversores no están a la venta. Ni los estudios Universal, ni la casa de discos Universal Music, ni los parques temáticos, ni la red de cable USA Networks. En cualquier caso, la empresa presidida por Jean-René Fourtou ya ha trasladado a Davis el mensaje de que su oferta es muy baja, algo en lo que coinciden los analistas.

Davis no ha tomado esta negativa como una última palabra y en un comunicado hecho público ayer dijo que continuaría con las negociaciones para cerrar la compra en cuatro meses.

La respuesta de la Bolsa fue contundente, la cotización de Vivendi se disparó un 21,16%.

El diario The Wall Street Journal afirma que Davis, que ha hecho su fortuna con el petróleo, compraría una participación mayoritaria como segunda opción.

A sus 77 años, ésta no sería su primera incursión en la industria del entretenimiento, ya que en 1981 compró los estudios 20th Century Fox para vendérselos después a Rupert Murdoch. La historia de su paso por éstos pasó a ser turbulenta cuando contrató a Barry Diller, a quien se le reconoce un fuerte carácter y con el que no pudo ponerse de acuerdo en la gestión. Finalmente Davis tiró la toalla al vender a Murdoch.

Precisamente, Fourtou acaba de reforzar el papel de Diller como máxima autoridad del área de negocio de Vivendi que quiere comprar Davis, y eso no hace más que complicar la viabilidad de su oferta. Diller, que fue incorporado a Vivendi por Jean-Marie Messier hace un año cuando Vivendi compró USA Networks, se opone a esta operación, máxime cuando se ha dejado caer que el grupo inversor que apoya a Davis no tiene ningún papel relevante para él en la gestión.

La salida de Diller de Universal sería cara, ya que se le tendrían que abonar 2.000 millones por las restricciones que impuso sobre el futuro de su empresa, USA Networks, al cerrar el pacto con Messier. El mayor apoyo con el que puede contar Davis es el que le brinde la familia Brofman, uno de los mayores accionistas de Vivendi. Los Brofman ya han tenido problemas con el temperamental Diller y están dispuestos a escuchar.

Aun así, Davis tiene un problema con la agenda de Vivendi. Su oferta se produce en un momento en el que la venta de Universal no es prioritaria. En septiembre Fourtou dijo que conservaría estos activos pese a que su compra fue el principio de la pesadilla de la Vivendi de Messier.

Fourtou, cuyo objetivo es reducir los 19.000 millones de dólares de deuda que su predecesor dejó, negocia deshacerse de activos. En estos momentos, su atención se centra en la venta del 40% de su filial de medio ambiente, segundo accionista de la constructora española FCC. Ayer el consejo de administración de æpermil;lectricité de France (EDF) afirmó que compraría un 4% de Vivendi Environnement.

Para complicar el panorama a Fourtou, el día 10 Vivendi tiene que hacer una oferta por el 20,2% de control de la operadora Cegetel. La empresa necesita 1.800 millones de euros para plantar cara a Vodafone, que también opta a este porcentaje.

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