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Comercio Exterior

España llega tarde a los mercados de los nuevos socios en el Este

El acuerdo del Consejo Europeo para proponer la adhesión a la Unión Europea (UE) a 10 países de Europa del Este en 2004 abre importantes oportunidades de negocio para las empresas españolas que hasta ahora no han mostrado excesivo interés hacia estos mercados. Sólo el 1,1% de las inversiones extranjeras en los países candidatos y el 2% de sus importaciones son de origen español.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea acordaban el pasado viernes bendecir la incorporación al bloque comunitario de 10 países de Europa Central y del Este a partir de 2004.

Una decisión que une, a su trascendencia política, la necesidad de acelerar el esfuerzo de convergencia económica de los países candidatos, ampliando así el abanico de importantes oportunidades de negocio para las empresas de los Quince, y de las que los inversores españoles han estado mayoritariamente ausentes.

Esta aparente falta de interés contrasta con el comportamiento de los empresarios del resto de los países socios de la UE, que desde el inicio del proceso de ampliación, en el Consejo Europeo de Copenhague, se han volcado en estos mercados, que superan, en conjunto, los 105 millones de habitantes, y cuyo crecimiento económico alcanzó una media del 4,2% en 2001, casi tres puntos por encima de la media de la Unión.

Los datos comparativos sobre las inversiones directas de los países industrializados en la antigua Europa del Este muestran como la inversión española acumulada en la antigua Europa del Este apenas aporta el 1,1% del total de la inversión exterior recibida en estos países durante el periodo 1990-2000, frente a una media próxima al 15% para el conjunto de la UE.

El grupo inversor Litexco Group destaca en un reciente informe la presencia especialmente activa de Alemania, Austria, Holanda, Francia, el Reino Unido e Italia; además de los países escandinavos, que por proximidad geográfica están más volcados hacia las repúblicas bálticas.

Esta pobre presencia empresarial de España tampoco ha mejorado en 2001, año en el que los datos oficiales de la Secretaría de Estado de Comercio muestran una tendencia decreciente con una inversión bruta española de 224,99 millones de euros en los países de Europa del Este, lo que supone una caída del 82,3% con respecto a los resultados de 2000.

Tampoco muestran mejor cara las exportaciones, que a pesar de haber crecido una media del 22% en el último ejercicio, hasta superar los 4.872 millones de euros, incluyendo a Rusia, el informe de Litexco Group matiza que los índices porcentuales 'distorsionan el comportamiento real ya que las cifras de partida son muy bajas'.

Destaca a este respecto como las exportaciones españolas a Polonia, principal cliente entre los países candidatos, se elevaron a 1.285 millones de euros en 2001, muy lejos de los 31.961 millones vendidos por la Unión Europea y los 12.510 millones de Alemania. En todos los países de la región, las ventas españolas nunca absorben más del 2,5% de su importación total.

Para superar esta pobre presencia española la patronal CEOE ha programado una ofensiva promocional en estos mercados, donde quedan todavía importantes oportunidades de negocio, especialmente en los sectores de servicios, agroalimentación y turismo, además de las privatizaciones industriales aún pendientes y de los proyectos en infraestructuras.

Los retornos del programa Phare se limitan al 1,7%

 

 

 

Los datos de la Comisión Europea sobre los contratos del programa Phare de la UE para financiar proyectos de desarrollo e inversiones en los países candidatos a la ampliación son también un claro exponente de la falta de estímulos de las empresas españolas hacia Europa del Este.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Durante el periodo 1998-2001, sólo el 1,7% de los contratos formalizados con cargo al citado programa comunitario fueron para empresas españolas, cifra muy inferior al 12% de Alemania, el 7,4% del Reino Unido, el 6,1% de Francia, o el 4,6% y 4,3% de Italia y Bélgica, respectivamente.

 

 

 

 

 

 

 

Es cierto que en el último ejercicio la presencia española en la contracción del Phare muestra una ligera reactivación, hasta situarse en el 2,3%, superando a Italia; pero aun así continúa muy alejada de nuestros principales competidores y de las que nos correspondería por la aportación de España al Presupuesto comunitario, que se sitúa en el 7,3% del total.

 

 

 

 

 

 

 

Como muestra del esfuerzo de la Unión Europea en Europa Central y del Este, baste recordar que estos países absorbieron en 2001 el 36% de la ayuda exterior de los Quince, cifra equivalente a 3.240 millones de euros, frente a un total de 8.168,6 millones. Estas ayudas se concentran fundamentalmente en tres programas: el citado Phare (equivalente a los fondos de cohesión), el ISPA (para proyectos de política regional) y el Sapard (instrumento agrícola de preadhesión).

 

 

 

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