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Japón

Koizumi anuncia cambios en el Gobierno para reformar la banca

La inyección de dinero público por parte del Gobierno para rescatar a la banca es el eje de las divergencias. Yanagisawa es el único ministro del equipo económico de Koizumi que se ha mostrado en contra. Tanto el titular de Economía, Heizo Takenaka, como el de Finanzas, Masajuro Shiokawa, han apoyado la iniciativa, que Koizumi está debatiendo.

El Gobierno dispone de un fondo de 15 billones de yenes (125.000 millones de euros), que puede utilizar para ayudar a los bancos en caso de emergencia. Para ello, es necesario que lo autorice el Comité de Respuesta de Crisis Financiera, compuesto por el primer ministro, los titulares de Finanzas y Asuntos Financieros y el presidente del Banco de Japón, lo que significaría haber declarado una situación de crisis.

Los analistas presionan para que eso suceda. 'Lo que los bancos necesitan es provisionar una gran parte de los créditos impagados y una inyección de capital para evitar que con ello se rompan las normas del Banco de Pagos Internacionales', afirma Ryutaro Kono, de BNP Paribas.

Los créditos impagados alcanzan niveles récord. El 31 de marzo pasado, fin del año fiscal japonés, se contabilizaban unos 43 billones de yenes (356.000 millones de euros) de créditos incobrables, salidos en su mayoría de los años ochenta, cuando la burbuja inmobiliaria y bursátil provocó que los bancos concedieran créditos sin apenas garantías. No obstante, algunos analistas duplican esa estimación oficial.

En la última década los bancos han dedicado 81,5 billones de yenes para provisionar parte de los créditos incobrables, una cantidad que supone el 16% del total prestado. Standard & Poor's (S&P) advierte que el problema no se solucionará pronto. 'El crecimiento de las pérdidas en los créditos concedidos a pequeñas y medianas empresas, que representan más del 60% del total de los créditos, es otra de las razones para esperar que el problema no se resuelva pronto. La deflación está aumentando las cargas de los créditos para las pequeñas compañías, manteniendo altas las quiebras', afirma S&P en un informe.

El Gobierno ya decidió inyectar dinero a la banca durante la crisis de 1998-1999, cuando los 9,3 billones de yenes entregados evitaron un descalabro, pero no solucionaron el problema de la deuda. Ahora, los 15 billones de yenes del fondo de emergencia no parecen suficientes a los ojos de algunos inversores. La agencia de calificación Fitch asegura que es necesaria una inyección de 50 billones de yenes (415.000 millones de euros), un 10% del PIB, y ha amenazado con rebajar la calificación de su deuda. Los bonos de Japón tienen la calificación más baja del mundo industrializado.

El saneamiento de la banca fue uno de los puntos fuertes del programa electoral de Koizumi, que se hizo cargo del Gobierno en abril de 2001, pero hasta la fecha no ha cumplido su promesa.

Algunos de los bancos se han defendido de la crisis bancaria con fusiones. En los últimos tres años los 16 principales bancos se han consolidado en siete grupos, de los que tres están entre los 10 mayores del mundo (Mizuho, Sumitomo y UFG). Los bancos de menor tamaño han corrido peor suerte, en 2000 se registraron cuatro quiebras y el año pasado hubo cinco.

Depósitos sin garantía

El economista jefe de Lehman Brothers en Asia, Paul Sheard, advierte sobre nuevas quiebras. En marzo se pondrá fin a la garantía gubernamental de los depósitos, que fue retirada en parte en marzo pasado. La garantía se estableció en 1996 por un periodo de cinco años. Al retirarla se teme que los bancos menores desaparezcan. Según Lehman Brothers, en un año los depósitos a plazo han caído un 27%. 'El Gobierno no puede eliminar la garantía mientras no hay una solución a la vista para los créditos impagados sin provocar una fuga de bancos', advierte Sheard.

Mientras tanto, el Banco de Japón ha salido en auxilio de la banca, anunciando la compra de parte de las acciones de su cartera industrial, que alcanza 25 billones de yenes (207.000 millones de euros). La caída de la Bolsa, que este mes ha alcanzado mínimos en 19 años, ha supuesto fuertes pérdidas en los balances de los bancos, que desde marzo apuntan en sus libros el valor actual de las acciones, en lugar del histórico.

La escasa ortodoxia del Banco de Japón

 

 

 

 

El Banco de Japón (BOJ) sorprendió el 18 de septiembre con una medida poco normal, la compra de parte de las acciones industriales en poder de la banca. Su objetivo: frenar las fuertes pérdidas que la caída de la Bolsa provoca en el sistema financiero. Ante la Asamblea anual del FMI en Washignton, Hayami afirmó que esa medida 'reduciría el riesgo de volatilidad' que se desprende del actual estado de los bancos japoneses y contribuirá a la estabilidad del sistema financiero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde 1989 la banca ha perdido 1.400 billones de yenes por ese motivo. 'No es muy ortodoxo que un banco central compre renta variable pero la situación de la banca lo exigía', afirma José Luis Martínez, analista de Citigroup.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La opacidad del BOJ no ha permitido conocer qué cantidad va a dedicar a esta iniciativa ni cómo se repartirá, pero algunas estimaciones apuntan a unos cuatro billones de yenes, que servirán para retener las acciones por un periodo de 10 años. Según datos de S&P, la banca posee acciones por el valor del 8% de sus activos y una nueva ley obliga a deshacerse de buena parte de ellos antes de septiembre de 2004.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los analistas temen que la caída de la Bolsa implique que los bancos no cubran el obligado 10% de ratio de solvencia. El movimiento del BOJ 'reducirá la volatilidad de los balances y ayudará a una mayor estabilidad del sistema financiero', afirma Paul Sheard, economista jefe de Lehman Brothers.

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