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Presupuesto

El déficit estadounidense será de 157.000 millones de dólares en 2002

El déficit del Gobierno federal estadounidense alcanzará este año los 157.000 millones de dólares, según cálculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso. El dato pone de relieve el giro de 180 grados que ha dado la balanza presupuestaria de Estados Unidos.

A dos meses de que el Gobierno cierre su ejercicio fiscal (que termina en septiembre), el déficit acumulado asciende ya a 150.000 millones de dólares. Un dato que contrasta notablemente con el superávit de 172.000 millones de dólares registrado en el mismo periodo de 2001.

Si el Gobierno cierra 2002 con números rojos, se habrá roto una racha de cuatro años consecutivos de superávit en el presupuesto federal. El excedente fiscal fue de 236.000 millones de dólares en 2000 y 127.000 millones en 2001.

Las previsiones de la CBO concuerdan con las de diversos analistas privados y del propio Ejecutivo de George Bush. La Oficina de Presupuestos de la Casa Blanca anunció en julio que el Gobierno federal cerrará el ejercicio con un déficit de en torno a 165.000 millones de dólares.

El giro de la balanza presupuestaria será uno de los temas que centre la campaña para las elecciones legislativas de noviembre. Unos comicios que son clave dado el ajustado equilibrio de fuerzas que republicanos y demócratas mantienen en el Congreso.

El Partido Demócrata acusa al presidente Bush de haber provocado esta situación al impulsar una macrobajada de impuestos en 2001, justo cuando la desaceleración del ritmo de crecimiento económico hacía prever un declive de los ingresos fiscales. Los demócratas se quejan, además, de que este déficit pondrá en peligro el mecanismo de la Seguridad Social y el presupuesto del sistema sanitario para jubilados Medicare, justo cuando la populosa generación del baby boom (los nacidos tras la Segunda Guerra Mundial) está a punto de jubilarse.

Tesis opuestas

Los republicanos sostienen, en cambio, que la bajada de impuestos era crítica para impulsar una reactivación de la economía que impulse los ingresos fiscales y permita restablecer el superávit presupuestario.

Para Bush y sus correligionarios, la culpa del déficit no la tiene la bajada de impuestos sino la crisis económica, el desplome de los mercados bursátiles y el aumento de gasto necesario para financiar la nueva guerra contra el terrorismo, sobre todo tras los atentados del 11 de septiembre.

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