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Crisis de confianza

El grupo farmacéutico Merck admite que infló los ingresos 14.294 millones

Ayer se escribió un nuevo capítulo en la historia de la creatividad contable en EE UU. Su protagonista fue la segunda farmacéutica del país, Merck, y su aportación a esta ciencia inexacta se concretó en la contabilización de 14.100 millones de dólares (14.294 millones de euros) como ingresos que sin embargo nunca entraron en caja, pero que aparecen como recibidos por una filial, Medco.

Esta subsidiaria, cuya salida a Bolsa ha sido paralizada dos veces en los últimos 15 días, se ocupa de gestionar los descuentos farmacéuticos a los suscriptores de planes sanitarios.

El centro de la irregularidad se sitúa en la contabilidad de los copagos que hace la empresa por un lado y los clientes (sus asegurados) por otro por la compra de fármacos. Medco contabilizaba como ingreso el copago que realizaban los clientes (entre 10 y 15 dólares por fármaco) al comprar las medicinas y que realmente es un dinero ingresado por las farmacias que nunca llega a Medco. Esta empresa es la mayor del país en seguros farmacéuticos y la única en manos de una compañía farmacéutica.

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Merck asegura que estos ingresos, o apuntes contables, nunca influyeron en los beneficios netos porque se contabilizaban como costes. La empresa empezó a dar cuenta de su particular contabilidad en abril, cuando se empezaban a concretar los preparativos de la salida a Bolsa, pero hasta el viernes pasado no se supo el alcance de la cantidad que ayer detallaba The Wall Street Journal.

Hace dos meses la empresa aseguraba que sus cuentas estaban hechas de acuerdo a los principios de la contabilidad generalmente aceptada (GAAP, en sus siglas en inglés) y aprobadas por sus auditores -Arthur Andersen-, que fueron sustituidos tras el escándalo de Enron, en febrero, por PricewaterhouseCoopers.

La SEC no ha abierto ninguna investigación. Según publicaba ayer el diario estadounidense, la presentación de estas cuentas ya ha sido discutida con las autoridades del regulador de los mercados.

Con las cifras actuales, lo primero que se deduce es que los ingresos de Merck pueden ser rebajados en la práctica un 10% en los tres últimos años con contabilidad cerrada (1999, 2000 y 2001). Medco es una pata fundamental en el negocio de Merck, ya que el año pasado fue responsable del 59% de la facturación de la farmacéutica.

En puridad, la empresa ha reflejado unos ingresos que no representan el verdadero estado de la compañía, lo que a ojos de los inversores se convierte en una ofensa mayor en una atmósfera de inseguridad y desconfianza ante las cuentas de las empresas. El caso de Merck recuerda en cierta medida lo que hacían algunas filiales de intermediación de algunas eléctricas que fingían grandes compraventas que lo único que hacían era inflar el valor de la cartera de negocio, es decir, crear una falsa impresión de la realidad de la empresa.

En el caso de Medco, aunque la empresa parecía mayor de lo que realmente era, al no contabilizarse estas partidas como beneficios, la impresión creada es que el margen de la compañía era menor de lo que realmente era, una lectura muy negativa para Wall Street pero positiva para los clientes que podían tener la impresión de que los menores resultados se debían a los mayores descuentos.

Una salida a Bolsa accidentada

 

 

Aunque la SEC no ha hecho aún ademán de abrir una investigación sobre Merck y en su sede de Washington mantienen, como de costumbre, un silencio absoluto sobre la cuestión, lo que el regulador de los mercados de EE UU sí tiene que hacer en los próximos días es autorizar la salida a Bolsa de Medco, la filial en la que se han contabilizado los copagos inexistentes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los planes de la segunda farmacéutica estadounidense pasan por hacer una oferta pública de venta (OPV) del 20% de la empresa. JP Morgan Chase y Goldman Sachs están gestionando esta salida al mercado que está registrando más de un accidente. La OPV está previsto que se produzca esta semana después de haber sido cancelada dos veces en los últimos 15 días. La primera consecuencia es psicológica. La salida a Bolsa en un momento de máximas sospechas es difícil, pero ir con tachas lo complica más aún.

 

 

 

 

 

 

 

Esta lectura se ha trasladado al precio de colocación de la acción, que en un primer momento era de 24 dólares y en seguida se rebajó dos dólares. Actualmente se barajan los 20 dólares por título. Otro de los problemas a los que la empresa se enfrenta es que a pesar de la falta de acción de la SEC, algunos de los accionistas ya han interpuesto demandas por fraude. Fueron presentadas ante los juzgados el pasado abril cuando se empezó a conocer cómo contabilizaba la gestora los copagos de los medicamentos.

 

 

 

 

 

 

 

Según los portavoces de la empresa entonces, estas demandas no tienen ninguna base jurídica y no preocupan sus consecuencias.

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