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Coyuntura

Los buenos datos de construcción e IPC en EE UU alejan una subida de tipos

La tasa de inflación interanual cayó del 1,6% al 1,2% en mayo, lo que deja margen a la Reserva Federal para mantener los actuales tipos de interés y así reforzar el gasto de los consumidores.

La mayoría de los analistas cada vez dudan menos de que los tipos de interés se van a mantener en el 1,75%, su porcentaje más bajo en 40 años. Y es que con los datos hechos públicos ayer sobre la estabilización de la inflación en mayo y una tasa interanual de los precios del 1,2%, tal y como señala Maury Harris, economista jefe de UBS Warburg, 'la Reserva Federal tiene aún margen para reposar los tipos antes de subirlos'. Al dato de los precios hay que añadir el hecho de que la demanda, que no se relajó en los peores momentos de la crisis, ahora empieza a dar síntomas de debilidad.

Los datos de la inflación subyacente (excluidos los productos más volátiles, energía y alimentación) mostraron un tímido avance del 0,2% cuando el mes pasado este porcentaje se elevaba hasta el 0,3%.

Los datos del Departamento de Trabajo recogen una caída del 0,2% en los precios de los alimentos que son los responsables de un quinto del índice. Pero lo que más retroceso ha experimentado es el precio de la energía, que es un 0,7% más barata que en abril. Sólo los precios de la gasolina han retrocedido un 2.8%. Todo ello ha podido contrarrestar el aumento del coste de algunos servicios que sin embargo están causando serios problemas a los estadounidenses y sus políticos: educación y sanidad (1,14% más). Empresas y Gobierno intentan rebajar el precio de la sanidad pero de momento el esfuerzo no está rindiendo frutos.

Ordenadores y coches

Algunos de los precios que han subido son los de los ordenadores (un 0,4% en mayo frente a una caída del 0,9% en abril), pero al estar la demanda de estos productos en un bache su impacto no ha sido tan fuerte. En cualquier caso, la crisis en la inversión en tecnología ha dejado los precios de estos productos un 24% por debajo de los del año pasado en estas fechas. Los precios de los coches, gracias a los descuentos que está aplicando la propia industria, han retrocedido un 0,2%.

Pero mientras que los tipos se mantienen en los bajos niveles actuales y los mercados siguen mostrando caída tras caída un ambiente de desconfianza, los ahorradores se están volcando en el mercado de la vivienda, mucho menos volátil.

El pasado mayo el número de viviendas que se han empezado a construir se ha incrementado un 11,6%, algo que como se encarga de señalar desde Merrill Lynch su analista jefe, Bruce Steinberg, es la mayor subida mensual en siete años. 'El sector de la vivienda sigue comportándose bien. Creo que puede terminar contribuyendo significativamente al crecimiento del PIB en el segundo trimestre', asegura.

'Con las hipotecas en retroceso, esperamos que el sector mantenga su fortaleza', dicen en Merrill Lynch.

Christopher Davis, presidente de la Asociación de Inversores, señalaba recientemente a este diario que, mientas que la Bolsa no muestre una clara senda ascendente, los inversores estadounidenses 'van a preferir invertir en otros activos, claramente la vivienda'.

La Casa Blanca defiende un dólar fuerte

 

El economista jefe de la Casa Blanca, Lawrence Lindsey, y el secretario del Tesoro de EE UU, Paul O'Neill, volvieron a salir ayer en defensa de la política del dólar fuerte, asegurando que no hay ninguna variación en la política cambiaria, pese a que el dólar cayó a mínimos la semana pasada en 17 meses frente al euro.

 

 

 

 

 

 

 

'Nuestra política respecto al dólar no ha cambiado', dijo Lindsey. 'La misma política, sin intención de cambiar, dólar fuerte', sentenció un escueto O'Neill.

 

 

 

El responsable estadounidense de economía basó la defensa de la divisa en la previsión de que la economía de EE UU crecerá entre un 3% y un 3,5% a finales de año, gracias a la fortaleza que muestra el consumo, como el dato ayer de viviendas nuevas.

 

 

 

Las manifestaciones de la Administración estadounidense se producen como consecuencia de las interpretaciones del mercado a la reunión del Grupo de los Siete países más industrializados. Tras su encuentro del fin de semana en Canadá, los ministros de Economía eludieron cualquier mención a la reciente evolución de las principales divisas, un silencio que los analistas entendieron como un apoyo a la actual debilidad del dólar frente al euro. Ayer, la divisa europea cerró con un leve alza, a 0,948 dólares.

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