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A. Latina
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Buenas perspectivas pese al resultado del primer trimestre

El nuevo descenso trimestral del PIB mexicano, que provoca que en términos interanuales nos encontremos en los niveles mínimos (-2%) desde la crisis de 1995, no supone un registro tan negativo como las cifras en sí en un principio apuntan.

Un retroceso del crecimiento en los primeros meses de 2002 era una posibilidad contemplada por la mayoría del mercado, y aunque el registro haya sido ligeramente peor de lo esperado, los datos han presentado un mejor tono que el trimestre anterior, apuntando que lo peor de la desaceleración habría quedado atrás.

Además, existen diversos factores que matizan este negativo comportamiento. Por un lado, se ha producido un efecto calendario, al situarse la Semana Santa en el primer trimestre del año. Este hecho se ha dejado también sentir en los datos de producción industrial del mes de marzo, que también registraban su mayor descenso desde el efecto tequila.

Lo principal que surge a la luz de estas cifras de crecimiento es que la recuperación económica en EE UU no está trasladándose a la economía mexicana.

Pese a que las señales positivas procedentes del norte se han venido produciendo desde finales de 2001, hay que tener en cuenta que la reactivación del sector industrial estadounidense se ha verificado únicamente a partir de enero y, lógicamente, es de esperar un cierto retraso en la transmisión de esta recuperación al comportamiento del sector exterior mexicano.

En este sentido, las importaciones estadounidenses han experimentado una fuerte recuperación en los primeros dos meses de 2002 y, concretamente, las importaciones procedentes de México han moderado cerca de seis puntos su ritmo de descenso interanual desde noviembre del pasado año, hasta situarse en niveles de -2%.

Así pues, al margen de los matices arriba mencionados y pese al descenso del PIB, lo importante es que las perspectivas de reactivación de la economía mexicana siguen siendo positivas, apoyadas en un mayor dinamismo del sector exterior, que se beneficiaría de la recuperación industrial de EE UU.

El 80% u 85% de las exportaciones mexicanas van a ese país, lo que serviría de punto de arranque para el resto de la economía.

Las monedas continúan depreciándose frente al dólar estadounidense

 

Las encuestas presidenciales brasileñas continúan ejerciendo presiones sobre la cotización del real. La posibilidad de que Lula, un candidato que propone la reestructuración de la deuda externa, gane los comicios ya ha provocado que la moneda se deprecie 9% en el último mes, mientras los fundamentos económicos no apoyan este movimiento. En Venezuela, las reducciones de tipos y la falta de credibilidad sobre el ajuste fiscal han llevado al bolívar a superar las 1.000 unidades por dólar.

¿Se debe reinvertir en la región?

 

En 2002 el comportamiento de la deuda en dólares de países emergentes de Europa del Este está siendo muy superior al de las referencias latinoamericanas.

 

 

 

 

 

 

 

La reciente depreciación del peso mexicano y del real brasileño (3,5% y 8,3% frente al dólar en 2002), junto con la importante desaceleración en términos de crecimiento experimentada por el conjunto del área y la creciente incertidumbre política en Brasil, están presionando al alza el riesgo-país de la región. Este crece, de acuerdo con el índice Embi de JP Morgan, frente al conjunto de economías de Europa del Este, que siguen capitalizando su convergencia con el área euro.

 

 

 

Así, tras alcanzarse niveles mínimos de los últimos 12 meses en el riesgo-país latinoamericano, el Embi ha repuntado más de 100 puntos básicos, hasta cerca de 800, mientras que el mantenimiento de la tendencia bajista ha sido la constante en el índice Embi de Europa del Este, que pasa de 590 a 385 puntos básicos en los primeros cinco meses del año 2002. Además de las causas económico-políticas, tras esta fuerte divergencia de resultados subyace la composición de dichos índices. Brasil y México suponen más de un 75% del índice, en tanto que Rusia acapara un 76% de la capitalización del índice de Europa del Este. La inferior calificación media del conjunto de emisores latinoamericanos (Argentina y Ecuador suponen un 7% del Embi regional) hará difícil la ruptura de niveles de 700 puntos básicos para el riesgo-país de esta área, pero seguimos justificando la inversión en Brasil y México a medio plazo.

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