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Actividad

Caruana pide más esfuerzo inversor para garantizar la recuperación

El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, acudió ayer a la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados con un discurso optimista sobre la evolución de la economía, aunque, eso sí, cargado de matices.

Caruana indicó que la desaceleración ha quedado atrás, pero aún existen muchas incertidumbres para hablar de inicio de recuperación.

En su opinión, la economía española está completando una fase cíclica, alejada de los patrones habituales de la reciente historia económica, caracterizados por la entrada en un periodo de atonía de la demanda y de destrucción de puestos de trabajo. Este periodo no ha existido, y ha sido sustituido por una fase de desaceleración 'de corta duración, en la que se han mantenido tasas de crecimiento considerables', y que se está a punto de abandonar.

De hecho, Caruana indicó, tal y como ya avanzó la autoridad monetaria en su último informe de coyuntura, que durante el primer trimestre de este año, el PIB ha crecido en torno al 2,1%, una tasa que se sitúa por debajo del crecimiento medio en 2001 (2,8%), pero que puede ser, a juicio del gobernador, el punto de arranque para una nueva etapa expansiva.

La inversión y las exportaciones deben ser las variables que tomen el protagonismo en los próximos meses, convirtiéndose en los motores del crecimiento.

No obstante, para afrontar la recuperación económica Caruana advirtió de la existencia de varios 'retos' a los que debe enfrentarse la economía española.

Uno de ellos es el aumento de la inversión, 'en su más amplia acepción, que abarca la inversión en capital físico, en capital tecnológico y en capital humano'.

'Hay que crecer más que el entorno comunitario y de forma sostenida, lo que obliga a ser más eficiente y competitivo, y a atajar las insuficiencias actuales en la incorporación de las nuevas tecnologías a los procesos productivos', dijo.

Un reciente análisis efectuado por la institución que dirige corrobora cómo la intensidad del proceso inversor, medida por los ratios de inversión con respecto al PIB (ver gráfico), ha sido muy inferior en España a la de países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, ya se mida en términos reales o nominales.

El retraso inversor español se produce también si el análisis se efectúa en el tiempo. En el último ciclo (1996-2001) se estima que la inversión productiva privada ha registrado un crecimiento medio anual del 6,5% en términos reales, frente al 10,7% que alcanzó entre 1985 y 1990.

Lecciones de la historia

El Banco de España explica esta marcha hacia atrás por tres razones. En primer lugar, por las deficiencias en la medición de la inversión, que no recoge adecuadamente los cambios en la calidad de los productos. La institución estima que la inversión en bienes de equipo habría crecido entre 1995 y 1999 varios puntos más por año que las estimaciones oficiales de la contabilidad nacional.

Además, el Banco de España justifica el parón inversor también por el desplazamiento de los flujos hacia el exterior, donde las grandes empresas españolas han buscado en los últimos años una rentabilidad esperada más favorable. Por último, el deterioro de las expectativas en un contexto de mayor incertidumbre mundial también ha influido en el menor vigor inversor. Sea de una manera o de otra, Caruana ve imprescindible un nuevo impulso inversor, tanto público como privado, para acometer una nueva etapa de crecimiento.

Pero además sería necesario acometer otros 'retos', que pasan por dotar de más flexibilidad a los mercados.

'Los avances realizados en la reforma del mercado de trabajo deben proseguir hasta que se reduzcan los desincentivos a la participación en el mismo', dijo, en clara alusión a la reforma del seguro de desempleo que prepara el Ejecutivo y que los sindicatos ya han rechazado, amenazando con la convocatoria de una huelga general.

Las mejoras laborales deben permitir incorporar a segmentos importantes de la población como parados, mujeres y jóvenes que permanecen al margen de las actividades productivas. 'Y deben hacerlo de forma que las retribuciones salariales se acomoden a las circunstancias de las empresas y de los propios trabajadores', añadió.

Pide también que las reformas se extiendan a otros mercados como los de bienes, y sobre todo los de servicios, en los que la persistencia de tensiones inflacionistas amenaza la productividad del sector. Caruana sugiere a estos empresarios que no repercutan el incremento de sus costes en los precios finales, ya que acabará minando la competitividad de sus productos.

'Vigilancia estrecha' al endeudamiento familiar

 

 

 

 

Otro de los riesgos que detecta el Banco de España en la evolución de la economía es el aumento de los ratios de endeudamiento del sector privado, tanto de familias como de las empresas, que, en parte, se debe a la adaptación de los agentes a una situación de menores tipos de interés.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caruana entiende que estos ratios son todavía reducidos. Sin embargo, advierte que la rapidez con la que han aumentado -en el caso de las familias, por la compra de activos inmobiliarios-, 'aconseja ser cautelosos y vigilar estrechamente la evolución de estas variables' a corto y medio plazo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En este sentido, dijo que el crédito al sector privado, que ha estado desacelerándose a lo largo de 2001, parece haber repuntado ligeramente en el primer trimestre de este año. Respecto a las entidades financieras, resaltó que la desaceleración económica ha favorecido la estabilización del ratio de morosidad, hasta situarse ligeramente por debajo del 1%, después de años de caídas continuadas. No obstante advirtió que la morosidad, implícita en el fuerte crecimiento del crédito registrado en los últimos años tenderá a manifestarse tarde o temprano, 'incluso si se consolida la mejora de la perspectivas económicas'. Con todo, destacó que la solvencia de bancos y cajas de ahorros sigue sólida, y la banca española está demostrando su capacidad para afrontar la crisis argentina, provisionando adecuadamente sus riesgos en ese país. Una medida que, por otra parte, ha reducido los beneficios previstos inicialmente. Todo tiene su coste.

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