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Subsidios

La agricultura amenaza con abrir otro frente comercial entre la UE y EE UU

Cuando aún no se han encauzado los mecanismos para tratar de resolver la disputa abierta por el acero entre Estados Unidos y la Unión Europea, la agricultura añade ahora más dificultades a las relaciones comerciales de las dos potencias. El aumento de los subsidios a los agricultores estadounidenses un 70% pone, además, en peligro la ronda de Doha.

El presidente de EE UU, George Bush, firmará esta semana la nueva ley agrícola que aprobó el Congreso, en la que se aumenta un 70% el gasto destinado a estos programas.

El texto acordado en el Congreso eleva el presupuesto agrícola hasta los 180.000 millones de dólares (198 millones de euros) para un periodo de 10 años, sin limitar las ayudas que puede recibir cada agricultor y proporcionales al tamaño de la explotación. Es decir, que a mayor tamaño mayores subsidios.

La partida destinada a subsidios directos aumenta 40.000 millones de dólares (millones de euros), con especial atención a las explotaciones algodoneras y las dedicadas a los cereales.

Tras la votación de la ley por parte de la Cámara de Representantes, Bush subrayó que 'aunque este acuerdo no satisface todos mis objetivos me complace que la ley proporciona una generosa seguridad para los agricultores y ayuda a garantizar la viabilidad de la agricultura estadounidense a corto y largo plazo'. La ley supone un giro de 180 grados en la reforma emprendida en 1996 para impulsar una agricultura competitiva, sobre la ausencia de subsidios estatales.

Golpe a Doha

Y, más aún, choca de frente con el compromiso alcanzado por las grandes potencias en la cumbre ministerial de Doha para impulsar el lanzamiento de una ronda de liberalización comercial. Entonces, EE UU y la UE se comprometieron a eliminar progresivamente los subsidios agrícolas, por admitir que esta medida distorsionaba el mercado, y sustituirlo por ayudas al desarrollo de las zonas rurales.

La respuesta europea no se ha hecho esperar. El comisario europeo, Franz Fischler, calificó la medida de 'incoherente' con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Para el comisario, la ley 'mina la credibilidad de EE UU ante la OMC, que ha presentado una agenda de liberalización comercial inconsistente con su nueva legislación'.

La principal crítica europea no es tanto el incremento de las ayudas como las implicaciones que tendrá en la distorsión del mercado agrícola mundial. Asimismo, considera que es un mensaje negativo para los países en desarrollo porque la vinculación de las ayudas al mantenimiento de los precios contribuirá a deprimir aún más los bajos precios de estas materias primas.

'No podemos negociar sobre las bases del 'haz lo que yo digo pero no lo que yo hago', sentenció Fischler.

No en vano, el propio Gobierno estadounidense redactó el pasado otoño un informe criticando las ayudas públicas a la agricultura por considerar que 'estimulaban el exceso de producción, disparaba el coste de los terrenos productivos y beneficiaban principalmente a un pequeño números de explotaciones de gran tamaño'.

Sin embargo, unos meses más tarde han sido precisamente los republicanos los principales promotores de la ley y los analistas coinciden en que se trata de un texto 'con claro sesgo populista' de cara a las elecciones de noviembre, como ya sucedió con la imposición de los aranceles a las importaciones de acero. Aunque la amplitud de los subsidios alcanza las especificidades de muchos Estados, el medio oeste y los Estados del sur son los más beneficiados por la ley, unos votos críticos con los que los republicanos aspiran a arrebatar la mayoría del Senado a los demócratas. Este grupo quería imponer límites a las ayudas que podía recibir cada agricultor.

Canadá también ha criticado con dureza la medida estadounidense. El ministro de agricultura, Lyle Vanclief, aseguró que el aumento de los subsidios 'daña la credibilidad de EE UU' para negociar una reducción de las barreras comerciales.

La UE denuncia, además, que con estos presupuestos EE UU superará los límites que fija la OMC para las ayudas agrícolas y que ahora están establecidas en 19.100 millones de dólares (21.010 millones de euros) al año.

æpermil;sa puede ser la clave para que Bruselas se plantee una nueva denuncia contra EE UU ante la OMC. El riesgo de guerra comercial crece.

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