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'Telecos'

Auna negocia con los acreedores para iniciar la liquidación ordenada de Quiero

El segundo operador de telecomunicaciones de España, Auna, ha iniciado el proceso de liquidación ordenada de su filial de televisión digital de pago, Quiero, dadas las escasas esperanzas que tiene de que se cierre con éxito cualquier acuerdo de venta.

La dirección de la plataforma se ha puesto en contacto con los principales proveedores de contenidos, servicios y equipos con los que mantiene deudas para ofrecerles un acuerdo que permita saldar sus obligaciones financieras.

La oferta que realiza Quiero y que ha sido confirmada por la propia compañía y por diversos suministradores consiste en una quita de entre el 30% y el 50%, como condición para el pago inmediato de las deudas. A los acreedores se les ha hecho saber que ésta es la única forma segura de cobrar a corto plazo, ya que de lo contrario tendrán que afrontar las incertidumbres de un proceso de quiebra, suspensión de pagos o cese de actividad, tras un acuerdo para la suspensión de la licencia.

Fuentes cercanas a la compañía han asegurado que las ofertas de quita no suponen que la dirección de Auna haya tirado la toalla definitivamente. Aunque sus esperanzas son muy remotas, los ejecutivos mantienen vivas las negociaciones con el fondo estadounidense Anshutz y piensan agotar el plazo para que la institución presente una oferta por Quiero hasta la fecha límite pactada por ambas compañías, fijada en el 15 de abril.

Otra de las opciones que estaban sobre la mesa y que gozaban de mayores preferencias, la venta a Admira, ha sido definitivamente descartada. Fuentes cercanas a Quiero han comentado con una cierta amargura que la filial de medios de Telefónica 'ha mantenido abiertas unas negociaciones en las que en ningún momento ha creído'.

La oferta de quita también elimina uno de los principales impedimentos de venta en caso de que Auna pudiera llegar a un acuerdo con un posible comprador.

Según ha podido saber este diario, los suministradores españoles, conscientes de la situación terminal de Quiero, han sido muy receptivos a los planteamientos de Auna y en los próximos días las deudas de la plataforma con terceros nacionales pueden verse saldadas. Un caso distinto es el de los suministradores extranjeros, mucho más remisos a aceptar las quitas, tal vez por desconocimiento de la situación de la televisión de pago. Para hacer frente al pago reducido de las deudas, Quiero está utilizando la mayor parte de la recapitalización realizada por los socios por diferentes vías.

Endeudamiento

Aunque tanto Auna como Quiero son absolutamente remisos a cuantificar la deuda y detallar los nombres de los proveedores, se calcula que el monto total del endeudamiento ascendía a unos 312 millones de euros a cierre de 2001. No obstante, buena parte de estos pasivos están contraídos con la propia Auna. En este capítulo es significativa la deuda que Quiero mantiene con Retevisión por los servicios de transporte de sus señales. Es conocido que el precio de este servicio ha sido uno de los motivos que crearon mayores disensiones entre los accionistas de la televisión digital.

Según fuentes del sector, además de las deudas financieras y los gastos de transporte, los otros grandes acreedores de Quiero son suministradores de equipos, tanto de red como de descodificadores, y proveedores de contenidos. En este sentido, la puesta en marcha de la tercera etapa de Gran Hermano ha puesto de manifiesto los desencuentros financieros entre Tele 5 y la plataforma de pago, que en las anteriores ediciones del concurso emitía las señales durante las 24 horas del día. También mantiene deudas con Audiovisual Sport por los derechos del fútbol.

Las mismas fuentes han señalado, no obstante, que Quiero ha sido cumplidora en los pagos hasta que la situación de crisis ha explotado definitivamente.

La plataforma de televisión de pago declaraba a principios de año 210.000 clientes después de tres años de actividad. Las pérdidas netas, por su parte, ascendieron a 140 millones de euros en 2001, tras aplicar un amplio crédito fiscal, ya que el déficit bruto suponía 218 millones.

A medida que se acerca la fecha en la que los socios deberán decidir el cese de la actividad de la compañía, se incrementan las críticas a la Administración por el papel jugado en la gestación de Quiero y la rigidez a la hora de afrontar los problemas que atraviesa la televisión de pago.

Grimá, autorizado a negociar la devolución de la licencia

 

 

La perspectiva de la disolución de Quiero abre la veda sobre el futuro del activo más codiciado de la deficitaria televisión de pago: su espectro. Este diario ha podido saber que en el último consejo de Auna se dio una autorización especial al consejero delegado, Joan-David Grimá. En el momento en que se quede sin expectativas de venta de la plataforma tiene la potestad de iniciar un proceso negociador con el Ministerio de Ciencia y Tecnología para resolver el contrato de la concesión de la licencia de televisión digital que posee Quiero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En caso de que se llegue al cese de la actividad, todavía no está claro si se optará por una fórmula de quiebra o de suspensión de pagos, aunque la opción que más gustaría a los propietarios de Auna es ahorrarse conflictos y mantener una sociedad sin obligaciones una vez que hubiera hecho frente al pago de todas sus deudas y resuelto su problema con la Administración.

 

 

 

 

 

 

 

Quiero es concesionaria de un bien escaso y codiciado, el espectro radioeléctrico. De los cinco múltiplex reservados para el desarrollo de la televisión digital, el Gobierno adjudicó 3,5 a la plataforma de Auna. Este reparto sigue siendo motivo de controversia, ya que dejaba sólo un múltiplex para TVE1 y La2, Tele 5, Antena 3 y Canal +.

 

 

 

 

 

 

 

Ahora, los problemas financieros de Quiero son vistos por las nuevas televisiones digitales terrestres más como una oportunidad que como un problema. Porque las frecuencias de la deficitaria filial de Auna tendrán que ser devueltas al Estado y será otra vez el Gobierno el que decida su destino. Dado el clima de enfrentamiento con las televisiones y los problemas de la tecnología digital, una de las opciones que está sobre la mesa es repartir el espectro entre los actuales canales.

 

 

 

 

 

 

 

A la Administración, no obstante, le cabe también la posibilidad de convocar nuevos concursos, aunque el panorama actual lo hace muy improbable.

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