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EE UU

Greenspan muestra un optimismo moderado acerca de la coyuntura estadounidense

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se ha mostrado convencido hoy de que Estados Unidos se encuentra en el camino del crecimiento, aunque acontecimientos como los atentados terroristas del 11 de septiembre o la quiebra de la eléctrica Enron hayan moderado esa recuperación.

"Aunque haya importantes motivos para guardar cautela acerca de las perspectivas económicas, el poder de recuperación de la economía estadounidense son notables", ha dicho Greenspan, que recordó cómo, cuando presentó el verano pasado el informe correspondiente al primer semestre del año 2001, "pocos de nosotros podían haber previsto los acontecimientos a los que se ha visto sometida nuestra nación".

"Las consecuencias económicas de esos acontecimientos y su secuela", añadió, "son uno más de los desafíos que ahora afrontamos en conjunto".

Los indicios positivos se han visto reforzados por una reducción del desempleo de 5,8% en diciembre a 5,6% en enero, además de una reducción de inventarios acumulados que revela un aumento del consumo que representa dos tercios de la actividad económica total del país.

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Texto íntegro del discurso de Alan Greenspan ante el Congreso (en inglés)

El Indice de Confianza del Consumidor cayó en febrero a 94,1 puntos después de haber registrado un nivel de 97,8 en enero.

En noviembre del año pasado, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre, el índice cayó a un nivel de 84,9 puntos.

Este indicador, que se elabora tras hacer una consulta a unos 5.000 hogares de todo el país, fue difundido por el Conference Board, un grupo empresarial de investigaciones económicas sin fines de lucro.

La preclaridad de Alan Greenspan

 

 

 

 

Si en algo se han caracterizado los mensajes del presidente de la Reserva Federal durante el año pasado ha sido en su contundente claridad. Tras los atentados del 11-S, los inversores, último recurso de Greenspan en momentos de debilidad del mercado, necesitaban garantías solventes de que su inversión sería rentable. Sus actuaciones y decisiones, 11 bajadas de tipos en doce meses (desde el 6% al 1,7%) fueron decisivas para que Wall Street no se viera sumida en un crash o un crack. Si la Bolsa tropieza en Estados Unidos, el principal objetivo de la Reserva federal, el crecimiento se verá sin duda afectado. Por eso, las presiones para que Greenspan calme los mercados se han hecho patentes en los últimos días, cuando las precupaciones por la recuperación económica han sido relevadas por las dudas sobre los artificios contables de las empresas. Según los analistas, los inversores podían reaccionar de forma adversa si los discursos del presidente de la Fed pierden la coherencia con los postulados del Libro Beige, un análisis de la situación económica y financiera por distritos que sirve de referencia para las decisiones de la Reserva Federal. Un mensaje ambiguo, excesivamente optimista de Greenspan, habría sumido a los inversores en una espiral peligrosa: la indefinición. Por ello, el presidente de la Fed ha barnizado de cierta cautela su visión optimista de la coyuntura actual. Apenas algunos indicadores menores, órdenes de bienes duraderos y un sentimiento de buenas previsiones de resultados empresariales, no siempre corroborados por la realidad, han sido los resortes que han movido al alza los mercados de Nueva York. Algo apenas válido para las operaciones a corto de los especuladores, pero insuficiente para encauzar una tendencia alcista que no termina de consolidarse. No olvidemos que esta semana vencen futuros y que las subidas de hoy pueden ser meros escaparates el lunes. Por ello, si Greenspan, en sus mensajes, cede a las presiones para vender la ilusión de que "vendrán tiempos mejores", habrá perdido parte de la preclaridad que le condeden los inversores.

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