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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Dudar de todo lo que se mueve

En plena vorágine alcista, que siempre las ha habido en las Bolsas y, a buen seguro, las habrá en un futuro, salvo que las Bolsas dejen de existir, los inversores suelen disparar a todo lo que se mueve. Son ciclos en que todo vale, aunque las empresas no valgan.

Cuando, como ahora, los sentimientos son depresivos y el Prozac apenas estimula a los participantes en el mercado, los inversores dudan de todo. El retraimiento y la inhibición marcan, así, el concierto y sólo los profesionales de las casas de Bolsa, con mucho miedo en el cuerpo, tratan de enderezar la situación, porque están obligados a rendir cuentas y a justificar los pluses y pagas por productividad.

Los inversores, que son desde siempre los que ponen el dinero sobre la mesa, bien de manera directa, bien a través de fondos de inversión, se han dado cuenta de que en el reciente estallido de los mercados de acciones la ficción ha superado la realidad. O lo que es lo mismo, que se ha comprado humo en numerosas ocasiones. El caso de Enron salpica fuerte y, además, no es el único.

Los más viejos del lugar no se han rasgado las vestiduras ante tamaño desfalco. La historia de la Bolsa está repleta de contenidos similares, de ventas de latas de sardinas envueltas con etiquetas de caviar, de proyectos faraónicos, de encantadores de serpientes, de domadores de tigres adormilados y de falsos médicos que recetaban píldoras envenenadas. El fin del mundo que pregonan algunos, en fin, no está demostrado que esté tan próximo.

Hay en el discurso histórico de la Bolsa un hecho irrefutable. Los resultados de las empresas y las expectativas de futuro tienen un peso destacado en el proceso de formación de cambios. El falseamiento generalizado de las cuentas, como intuye ahora el mercado, supone la puntilla a la baja.

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