La Bolsa cae el 1,45% por la incertidumbre renovada en Latinoamérica
La Bolsa cae el 1,45% por la incertidumbre renovada en Latinoamérica
La Bolsa cae el 1,45% por la incertidumbre renovada en Latinoamérica
Aumenta la presión sobre el BCE
Imposible eludir la composición del Ibex 35, que es el que sirve de guía a los grandes gestores de fondos del mundo, tanto nacionales como extranjeros. El grupo Telefónica y los dos grandes bancos representan más del 50%. Por ello, la influencia de éstos, para bien o para mal, es decisiva.
Lo que se dice del segundo semestre
La volatilidad es sinónimo de aumento del volumen en la Bolsa. La española vivió ayer una jornada de especial agitación. Estaba al borde de los mínimos del año al filo del mediodía y se recuperó súbitamente en el momento de la apertura de los mercados de acciones estadounidenses, con el Nasdaq, a la cabeza de las ganancias, una vez más. Los valores tecnológicos fueron, claro está, los que más agradecieron el gesto de las Bolsas de Estados Unidos.
Como siempre sucede con la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos, las decisiones de éste llegan ya con los mercados de acciones europeos cerrados, con lo que las reacciones al caso se producirán hoy.
Es la segunda vez en una semana que los valores englobados en el Nuevo Mercado se desmarcan de la tendencia general de la Bolsa e intentan ir por libre. Buscan precios y volúmenes más altos en un movimiento importado del mercado tecnológico estadounidense Nasdaq.
Telefónica y los dos grandes bancos suponen el 54,5% de la capitalización total de la Bolsa española, que es lo mismo que decir que sin la anuencia de estas tres compañías resulta imposible que los índices avancen.
Sin dinero es imposible que los mercados de acciones recuperen el tono y precios más favorables. Los inversores están atrapados a precios sensiblemente más altos que los actuales y se niegan a promediar, es decir, a poner más dinero encima de la mesa para comprar las acciones que ya tienen en cartera, pero a precios más bajos y abaratar el coste total. Táctica la de promediar, por cierto, que conviene estudiar muy bien.
Dos son los términos de moda en la semana que ponen el punto y final a un primer semestre que ha disgustado a todos en términos de evolución bursátil. El primero es la recesión, tanto en Estados Unidos como en algunos países europeos, que es el caso de Alemania. El segundo, los movimientos de los tipos de interés.
La Bolsa española ha vuelto a las andadas en lo que respecta a los volúmenes de negocio tras una mayor animación en la primera quincena de junio. El mercado continuo movió ayer 1.444,4 millones de euros, incluidas operaciones especiales, frente a un promedio diario en lo que va de mes del orden de 2.000 millones de euros.
Alan Greenspan vuelve a ser centro de atención preferente esta semana. Mañana y el miércoles se reúne el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos. Los analistas apuestan por un nuevo recorte de los tipos de interés de entre 0,25 y 0,50 puntos. Se trata, dicen, de reanimar la economía.
No hay gestor que se precie de tal que no se muestre especialmente sensible al cierre de cuentas del primer semestre del año. Va en juego no sólo su prestigio. En numerosos casos peligra el puesto de trabajo, más en Estados Unidos, bien es cierto, que en nuestro país. Por eso, el cierre del primer semestre tiene un interés destacado.
Los grandes bancos centrales del mundo están decididos a sacrificar la inflación en aras de un mayor crecimiento económico. La Reserva Federal de Estados Unidos dio el primer aviso el 3 de enero, con un recorte drástico de los tipos de interés, al que han seguido otros. Y cabe que la semana que viene se produzca una nueva vuelta de tuerca.
¿Flor de un día? La respuesta hoy y en días sucesivos, hasta que se confirme una tendencia cierta. Mientras, los analistas y operadores resaltan el traslado de posiciones desde los valores de la vieja economía hacia los de la nueva economía. En el caso de la Bolsa española, están aglutinados en el Nuevo Mercado, el Nasdaq particular.
La crisis interna del primer banco nacional pasó factura a la Bolsa española la semana pasada y en los primeros compases de la actual. Las noticias fueron ayer más conciliadoras en este sentido y el mercado lo agradeció.
El Banco Central Europeo se reúne hoy, como cada 15 días, para evaluar la situación económica y monetaria de la zona. La coyuntura actual se presenta enredada en una maraña de despropósitos económicos que se sintetizan en un progresivo enfriamiento económico con alzas constantes en los precios.
El mercado continuo formalizó ayer operaciones por valor de 3.118 millones de euros (518.854,69 millones de pesetas), la tercera cifra más alta en lo que va de año. El volumen de negocio, no obstante, apenas refleja lo sucedido en realidad. Prácticamente la mitad de lo contratado correspondió a operaciones especiales.
Miran al cielo como último recurso. Los inversores del mundo están abatidos y buscan señales, por imperceptibles que sean, capaces de devolverles la ilusión, el sentimiento de que no todo está perdido y que vendrán tiempos mejores. La realidad, sin embargo, es testaruda y se niega a transmitir mensajes más conciliadores a los mercados.
Más de lo mismo nueve meses después, con el agravante de que pasa el tiempo sin que se vea luz al final del túnel. Desde que en octubre pasado se produjera la primera oleada de advertencias negativas sobre resultados empresariales en Estados Unidos, los mercados han asistido a un festival de circunstancias adversas que han lastrado su evolución.
Las principales Bolsas del mundo agotaron el rally iniciado a principios de abril de manera prematura, a las dos semanas de comenzar. Mes y medio después todo ha sido una evolución plana, movimiento lateral, que dicen los expertos. El inversor final sigue ausente de los mercados de acciones.
Nueve meses después, las Bolsas repiten el mismo escenario, el determinado por las advertencias sobre resultados empresariales. Desde octubre de 2000 se han producido ya seis oleadas, incluida la actual, de proyecciones de beneficio. Nueve meses después, los tipos de interés también han reflejado importantes recortes en Estados Unidos, con una actitud más timorata del Banco Central Europeo.
La jornada de hoy en las Bolsas del mundo lleva el sello del vencimiento del futuro. Cuentan los analistas en sus informes de situación que este acontecimiento, pura técnica, pura matemática, no ha despertado el interés de antaño entre los profesionales del mercado, porque, entre otras cosas, no hay tendencia.
La Bolsa española, al igual que sus homólogas europeas, ha dejado de mirarse el ombligo, de cotizar noticias propias, para seguir los pasos, al alza o a la baja, de los mercados de acciones estadounidenses, y principalmente del tecnológico Nasdaq.
Más crecimiento y más inflación o menos crecimiento a costa de un riguroso control de los precios. Es el gran debate de última hora entre los profesionales del mercado. El asunto alcanza una especial relevancia en la zona euro.
Apenas 700 puntos separan el Dow Jones del máximo histórico alcanzado en 2000. Cuando menos, el dato resulta chocante con la falta de ánimo en los mercados, desde el Nasdaq hasta la Bolsa de Madrid. Tampoco cuadra mucho con el momento económico en Estados Unidos, sobre el que todavía hay más sombras que luces. El terreno está abonado para interpretaciones contradictorias.
Savia nueva para reanimar un mercado carente de pulso, sin fuerzas para afrontar nuevos retos alcistas. La Bolsa española pide a gritos dinero fresco que no llega, para desánimo de gestores, inversores y analistas.