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Los tipos cero y el BCE obligan a la banca a poner en venta sus seguros tóxicos

Los fondos de capital riesgo Elliot, Cinven y Apollo adquieren carteras que consumen capital Los planes de ahorro vendidos hace 10 años al 4% no alcanzan ahora esos intereses sin correr riesgos

Un instrumento en boga por aseguradoras independientes y de bancos
Belén Trincado / Cinco Días

Una vez que la banca se ha sacudido una parte importante del ladrillo tóxico y de los créditos morosos que lastraban su balance y le hacían sentir el aliento del regulador en la nuca, ahora giran la mirada hacia otro tipo de activos problemáticos.

La presión del BCE para que limpien sus balances de carteras inmobiliarias es más enérgica que nunca. Pero ya hay otro activo en el ojo de Mario Draghi: algunas carteras de los llamados seguros de ahorro.

Las compañías reaseguradoras también miran

No solo los fondos de capital están interesados, otras fuentes suman a estos gigantes a las compañías reaseguradoras (Munich Re, Zurich, Scor…) entre los interesados por estas carteras. Estos ya han cerrado compras de carteras de seguros de vida clásicos.

Los cazadores de estas carteras improductivas (run off, en la jerga) son los fondos de capital riesgo. Y los tres más activos son Elliott, Apollo y Cinven, según fuentes conocedoras del sector.

Se trata de unos productos vendidos hace más de una década. En la era en que los tipos de interés llegaban a alcanzar el 5% –el tipo medio de los depósitos hasta un año marcó el 4,7% en agosto de 2008– y la renta fija ofrecía rentabilidades cuantiosas a cambio de un riesgo reducido. El bono español a 10 años superó el 7% de interés en julio de 2012.

Los principales seguros de ahorro afectados son los de rendimientos diferidos, los planes de previsión asegurados (PPA), los seguros de rentas vitalicias, los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) y los planes ahorro 5, que reciben el nombre técnico de seguro individual de ahorro a largo plazo (Sialp).

Qué es cada producto

 

PPA. El plan de previsión asegurado (PPA) permite acumular un ahorro para la jubilación con las mismas ventajas fiscales que los planes de pensiones. La diferencia es que los PPA ofrecen una rentabilidad mínima asegurada. En el rescate tributan como rendimientos del trabajo.

Seguro de capitales diferidos. Es un plan de ahorro a largo plazo. Tienen un tipo de interés garantizado; si se pacta, se suma una participación en los beneficios que obtiene la aseguradora al invertir los fondos de sus clientes. Se tributa por la diferencia entre el capital percibido y las primas pagadas, a entre el 19% y el 23%.

Seguros de rentas. Tienen por finalidad la constitución de una renta hasta el fallecimiento del asegurado, o de una renta temporal durante un determinado número de años. En función de la edad del beneficiario en las vitalicias o del periodo de recepción en las temporales habrá una u otra tributación.

Planes individuales de ahorro sistemáticos (PIAS). Tienen como finalidad ir pagando primas para acumular un capital a lo largo del tiempo. No tienen beneficios fiscales durante la etapa de ahorro pero al cobrarlo como renta vitalicia, los rendimientos generados están exentos de tributación.

Planes ahorro 5 o Sialp. Permiten tener una exención fiscal para las aportaciones de hasta 5.000 euros al año, siempre que mantengan la inversión durante un periodo de cinco años. El 85% de la inversión ha de estar asegurada.

 

Todos los seguros de ahorro susceptibles de estar dañando la rentabilidad y el balance de las aseguradoras, propiedad de bancos pero también de firmas especializadas, sumaban a cierre de 2017 más de 164.000 millones de euros –véase gráfico– en términos de provisiones técnicas o, lo que es lo mismo, el valor de las obligaciones contraídas en función de los seguros. Cierto es que ni de lejos toda esta cantidad está fuera de juego. Tampoco se incluyen los seguros vinculados a riesgo (que invierten en fondos, como los unit linked), pues es el cliente el que asume los peligros.

El mercado mundial de carteras de seguros improductivos roza los 600.000 millones, según un reciente informe de PwC, que sitúa el importe en Europa en unos 220.000 millones.

La primera venta de Sabadell se cerró hace un año

El pasado verano se cerró la primera operación de compra de una cartera improductiva por parte del capital riesgo en España. Ember Capital, formado por distintas entidades de capital riesgo, adquirió Mediterráneo Vida a Sabadell. Se trataba del negocio de seguros de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. El importe de activos transferidos estaba valorado en unos 2.000 millones, que eran esos seguros de ahorro y vida que ahora están en el disparadero. Ember pagó 200 millones, mientras que Sabadell se anotó una plusvalía de entre 10 y 15 millones.

Pero el escenario de tipos ultrabajos amenaza elevar esa cantidad. Los compromisos de esos productos, con vencimientos que llegarán en muchos casos varias décadas tras su firma, hay que cumplirlos. El problema es que ahora no hay activos sin riesgo que se acerquen a las rentabilidades comprometidas hace 10 años. Una vez que venza la deuda que se compró para garantizar esa rentabilidad, dejarán de ser rentables.

Estas carteras de seguros han sufrido una metamorfosis. De mina de oro, a lastre para los balances. Fuentes financieras indican que todo el sector asegurador español, también las aseguradoras en poder de los bancos, está inundado de esos seguros improductivos. Pero hay diferencias. Las aseguradoras de bancos acelerarán su venta por cuestiones regulatorias.

"Es previsible que este tipo de operaciones se incrementen a futuro por diversos factores: la persistencia de la demanda –en otros países europeos es un tipo de operación habitual–, el incremento de consumo de capital si se limitan las actuales medidas que favorecen las garantías a largo plazo, la normativa IFRS 17, que puede introducir mayores volatilidades en los resultados de los grupos bancarios, además de provocar un gasto operativo muy grande y, sobre todo, el mayor valor percibido de estas carteras por inversores financieros y reaseguradores que por los grupos que las comercializaron", señala Borja Peñas de Bustillo, socio de corporate finance para el sector financiero de KPMG en España. La norma IFRS 17 entrará en vigor en 2021 y dará un giro radical en la contabilidad de los seguros, explica en una nota Willis Towers Watson. Entre otras cuestiones, los obliga a apuntarse la rentabilidad obtenida y no la que esperan percibir al firmar una póliza.

Las aseguradoras independientes, como Mapfre o Caser, cuentan todavía con margen para esperar que los bancos centrales suban los tipos de interés y cambien las condiciones.

Estas entienden estos seguros como parte esencial de su negocio, igual que algunos bancos como CaixaBank, según las fuentes consultadas. El mercado señala a BBVA y Santander como los más interesados en vender.

Pese a la nula rentabilidad de estas carteras, los fondos de capital riesgo ya están en negociaciones. Ellos son capaces de poner orden en la rentabilidad de esas carteras, según fuentes financieras. Se llevan los activos a jurisdicciones con más margen para hacer una gestión de activos más sofisticada –en otras palabras, le inyectan riesgo–, como Irlanda, y le añaden perfil de riesgo. Las fuentes apuntan que el mercado vivirá "una oleada de ventas".

Hay tres fórmulas para vender. Las operaciones de reaseguro suponen el traspaso de los derechos económicos de las pólizas. Sigue consumiendo capital del banco, pues este debe volver a asumir esas carteras si el comprador quiebra. También está la venta total o parcial de esas carteras.

Las operaciones del sector llenan las arcas de las entidades financieras

Las aseguradoras de bancos llevan ya varios años traspasando carteras de seguros de vida riesgo. Estas son los clásicos seguros en los que el tomador paga una prima a cambio de una indemnización que irá al beneficiario. Desde 2012, Sabadell, Santander, CaixaBank y BBVA han ejecutado operaciones de este tipo por unos 1.700 millones de euros. La fórmula es similar a la de una titulización. El adquiriente compra los derechos económicos de una cartera de negocio. Las pólizas de seguros no se mueven pero los derechos cambian de titular. Así anticipan los beneficios futuros, a cambio de un descuento sobre los finalmente previsibles.

BanSabadell Vida, participada por el banco que preside Josep Oliu y Zurich al 50%, traspasó el año pasado a Swiss Re Europe una cartera con unas 500.000 pólizas por 684 millones de euros. La fórmula ha sido un contrato de reaseguro firmado por la firma suiza.

Años antes, a mediados de 2012, Santander vendió la cartera de seguros de vida riesgo en España y Portugal a Abbey Life Assurance, filial de Deutsche Bank, 490 millones de euros brutos. También por el método de reaseguro. El banco matizó que el acuerdo no implicaría ningún compromiso de distribución futura, sino que su alcance se limitaba a la cartera constituida a 30 de junio de ese ejercicio.

CaixaBank también efectuó una operación similar a finales de 2012 con la filial aseguradora del financiero norteamericano Warren Buffett: Berkshire Hathaway Life Insurance Company of Nebraska. Esta reaseguró las pólizas y pagó 600 millones de euros, de los que 524 fueron plusvalías para el banco catalán. Vendió la cartera de seguros suscritos hasta finales de 2012. BBVA, por su parte,traspasó el 90% de su cartera de seguros de vida individuales en España suscritas hasta el 31 de diciembre del 2012 a la francesa Scor. La filial de seguros del banco recibió una comisión de reaseguro de unos 630 millones de euros, que se computaron además como beneficios brutos.

Mientras, continúan las negociaciones entre Santander y Allianz, después de que el banco que preside Ana Botín heredara el acuerdo de Popular con la aseguradora alemana. Santander es socio de Aegon, por lo que tendrá que romper uno de los acuerdos. Fuentes financieras señalan que se quedará con el más blindado, usualmente el más reciente. En este caso, el de Aegon.

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