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Escapadas de larga distancia

Zacatecas, ciudad con rostro de piedra y alma de plata

La catedral es el mayor exponente del arte barroco en América

Panorámica de Zacatecas.
Panorámica de Zacatecas.

El paisaje que conduce a Ciudad de Zacatecas, en el estado del mismo nombre, en el centro de México, es agreste y casi siempre árido, a ratos desolador, si viaja por carretera, generalmente la Federal 49, por el centro del país, en la ruta de las ciudades coloniales. No se desanime si mientras conduce apenas descubre un peñasco o un cañón; atraviesa un macizo de yucas, contempla un cactus solitario o un espectacular árbol de nopal lleno de tunas (higos chumbos).

En el camino verá alguna ermita abandonada o una hacienda ruinosa aunque conserve el tronío de lo que una vez pudo ser; seguro que atravesará algún pequeño pueblo en el que descubrirá alguna exquisita mansión aristocrática de la época colonial, una capilla barroca o una iglesia de estilo porfiriano, pequeños aperitivos de lo que le espera al final de su destino en la capital del estado.

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Si de verdad quiere quedarse sin aliento –y no será por la altitud de 2.460 metros a que se sitúa Zacatecas, la segunda urbe más alta del país– haga su entrada al anochecer, cuando la estratégica y tenue iluminación de la ciudad aumenta en grado superlativo la belleza de su espectacular centro histórico. Descubrirá una urbe de edificios con fachadas rosas, delicadamente talladas –como su barroca catedral–, palacios civiles, casas señoriales y callejuelas estrechas y empedradas que le trasladarán a otro tiempo.

Como tantas otras metrópolis de México, Zacatecas se fundó, creció y tuvo su época de esplendor al ritmo y la bonanza que fueron descubiertos y explotados sus yacimientos de plata y otros ricos minerales. Fue fundada oficialmente en 1546, cuando el español Juan de Tolosa, en uno de sus viajes de exploración del cerro de la Bufa, descubrió los abundantes mantos de plata.

La metrópoli atesoraba alguno de los yacimientos más ricos del mundo

Su legendaria riqueza perduró al paso de los años y la ciudad alcanzaría su mayor apogeo entre los siglos XVI y XVII. A principios de este último, Zacatecas llegó a producir una quinta parte de la plata de todo el mundo. Hoy muchas de estas minas, agotadas y abandonadas, se han convertido en atractivos turísticos.

Una de las canteras más grandes se encuentra en Fresnillo, también conocida como la Villa de Plateros y a solo 20 kilómetros de la capital. En Navidad, muchas personas se desplazan hasta este lugar para regalar juguetes al Santo Niño de Atocha, protector de los mineros y uno de los símbolos de Zacatecas.

Otras, como El Edén –cerrada en 1960–, a diez minutos del centro histórico, han sido adaptadas para ofrecer visitas guiadas (entrada, unos 5 euros).

La antigua mina de El Edén se puede visitar y alberga una discoteca

En su subsuelo, al que se accede en pequeñas vagonetas del tren minero, se pueden apreciar bellas formaciones rocosas, minerales de colores y la antigua maquinaria usada por los mineros. Su interior alberga una discoteca, La Mina Club, con capacidad para 300 personas y que solo abre los viernes y sábados. El tour se completa con la subida al teleférico, que conecta el cerro de Grillo con el de la Bufa y en el trayecto –650 metros– tendrá la oportunidad de contemplar unas fantásticas vistas.

El circuito puede partir de cualquiera de los dos extremos, pero se recomienda iniciarlo desde el llamado socavón de La Esperanza, en el centro turístico de la mina, bajo el cerro de Grillo. Al otro lado, en el cerro de la Bufa encontrará varios espacios monumentales, como el Santuario de la Virgen del Patrocinio (siglo XVI), el Museo de la Toma de Zacatecas, dedicado a la histórica batalla de 1914 durante la Revolución; enfrente está la plaza de la Revolución, con las estatuas a caballo de los generales vencedores, entre ellos, Pancho Villa.

En los alrededores encontrará locales y pequeños puestos de artesanos indígenas vendiendo sus mercancías desde bonitas pulseras y otros abalorios hechos a mano a ungüentos de peyote.

Santuario de Nuestra Señora de La Soledad, en el pueblo mágico de Jerez.
Santuario de Nuestra Señora de La Soledad, en el pueblo mágico de Jerez.

En el cerro hay varios miradores desde donde puede contemplar distintas panorámicas de la ciudad.

La catedral es el mayor exponente del arte barroco en América

El centro histórico de Zacatecas está considerado como una sucesión de obras de arte, en las que se mezclan el estilo barroco, gótico y neoclásico. En la ruta de las llamadas ciudades coloniales, Zacatecas fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En un recorrido por sus calles destaca su imponente catedral construida entre 1731 y 1752, el edificio más notable, con su espectacular fachada barroca. Como dato curioso hay que señalar que sus famosas torres fueron añadidas posteriormente: en 1785, la torre sur, y a principios del siglo XX, la torre norte. Su recargado exterior contrasta con la sencillez del interior del templo.

Al norte de la misma está la plaza de Armas, que alberga el Palacio de Gobierno y el Palacio de la Mala Noche, ambos construidos como casas señoriales en el siglo XVIII. En la primera resalta su patio delimitado por arcos de medio punto y una escalinata y en la segunda, su fachada de balcones y ventanas labradas en cantera. Hoy es la sede de las oficinas del Tribunal Supremo de Justicia del Estado.

Un poco más adelante, subiendo por el callejón de Veyna, está el templo de Santo Domingo, también de fachada barroca, en cuyo interior se conservan diez retablos churriguerescos en madera dorada, recientemente restaurados.

Puesto callejero de comida
Puesto callejero de comida

Y aledaño al templo está el exconvento de San Francisco, del siglo XVIII, que alberga el Museo Rafael Coronel, con una amplia colección de arte, entre ellas más de 10.000 antiguas máscaras mexicanas usadas en rituales, bocetos del pintor Diego Rivera, cerámica prehispánica y las células reales de la ciudad otorgadas por Felipe II.

Otro templo, el de San Agustín, y el Museo Zacatecano (antigua Casa de la Moneda), donde se expone una colección de arte huichol, herrería y antiguas ofrendas (exvotos), completarían la visita monumental a la metrópolis.

Callejeando se topará por doquier con edificios antiguos y con los bonitos jardines de la ciudad, como el Jardín Juárez o el Jardín Morelos, con sus típicos quioscos de música. En este último se ubica la Casona de los Vitrales, famosa por sus vidrieras y que actualmente es un pequeño hotel de lujo de 30 habitaciones en las que cada una tiene el nombre de personajes ilustres del estado.

Atravesando el parque General Enrique Estrada se llega al Acueducto del Cubo, que con su majestuosa arquería de cantera rosa cruza la avenida González Ortega. El acueducto se construyó entre finales del siglo XVIII y principios del XIX para llevar el agua desde la mina El Cubo, de ahí su nombre, hasta el actual Jardín Independencia.

A 56 km de Zacatecas, en un paisaje casi desértico donde abundan los nopales con sus coloridos frutos rojos y las serpientes de cascabel, están los restos arqueológicos de La Quemada, llamada así por un incendio que la asoló. Los restos que se conservan datan de entre los años 300 y 1200 d. C. y se asientan sobre una colina de 800 metros. Se cree que este emplazamiento era una estrategia defensiva para intimidar a los invasores ya que desde abajo la pirámide parecía mayor de lo que era en realidad.

En el sitio, que muestra características comunes a otras culturas mesoamericanas, destacan el Templo de las Columnas, el larguísimo Juego de Pelota –70 m– y la Pirámide Votiva, de taludes muy empinados. Apenas se sabe nada de sus pobladores que abandonaron el lugar 300 años antes de que llegaran los conquistadores españoles.

El estado de Zacatecas también está salpicado de los llamados pueblos mágicos, una distinción del Gobierno mexicano a aquellas localidades con encanto que conservan una arquitectura o un acervo cultural singular. Entre estos sobresalen Jerez, Teúl, Nochistlán, Sombrerete y Pinos. Jerez es uno de los más bellos, con su ambiente fiestero y taurino. Allí podrá encontrar excelentes arracadas (pendientes), talabartería (artículos de cuero o guarniciones para los caballos) y los típicos sombreros mexicanos y charros que podrá encontrar en la famosa tienda de La Princesa.

Teleférico de Zacatecas, que une el cerro de la Bufa con el del Grillo.
Teleférico de Zacatecas, que une el cerro de la Bufa con el del Grillo.

Guía para el viajero

CÓMO IR. Aeroméxico tiene vuelo directo a Ciudad de México desde Madrid a partir de 857 euros. Desde allí tendrá que tomar un vuelo interior hacia Ciudad de Zacatecas. Varias compañías locales vuelan hasta el aeropuerto internacional General Leobardo C. Ruiz. Otra opción es alquilar un coche desde la capital mexicana (634 km / 6,30 horas) o tomar uno de los modernos autobuses de línea desde la Central de Autobuses del Norte.

DORMIR. Si quiere estar en el centro histórico, una buena opción es el acogedor hotel Casa Torres (desde 80 euros la noche), de estilo colonial y excelente servicio. Si prefiere algo más alejado de la ciudad, le recomendamos la exclusiva Quinta Real de Zacatecas. Un hotel de lujo construido sobre la legendaria plaza de toros San Pedro y donde se han alojado ilustres visitantes como el rey Juan Carlos I. El restaurante La Plaza tiene vistas al ruedo y el acueducto.

OTROS. Disfrute de la tradicional cocina mexicana del céntrico hotel Mesón de Jobito y descubra las leyendas que atesora este edificio de 1700. Goce del ambiente y del mezcal en la cantina de Las Quince Letras, y no se marche sin visitar el Centro Platero de Zacatecas, ubicado en la antigua hacienda Bernárdez, del siglo XVIII, que rescata la tradición artesanal de antaño. Información: Zacatecastravel.com.

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