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Crisis en los puertos

Emergencia en la industria y comercio por la huelga de la estiba

Motor y químicas acopian componentes y el comercio avisa de posible desabastecimiento

Área de carga del puerto de Barcelona.
Área de carga del puerto de Barcelona.

La industria pesada y resto de sectores exportadores miran con preocupación a Fomento después de que ayer no pudiera evitarse una próxima huelga en la estiba portuaria. La amenaza de atasco en la economía ha activado planes de contingencia para asegurar la producción y ventas al exterior. Los paros, el 20, 22 y 24 de este mes.

Con el conflicto desatado, la patronal del gran consumo, Aecoc, alerta de sus riesgos, especialmente para las islas. Alejandro Sánchez, responsable de logística, asegura que tres días de parálisis en los puertos se traducirían en desabastecimiento para los comercios insulares. “Confiamos en que el Estado cuente con un plan de contingencia y pedimos que se priorice entre los servicios mínimos el tránsito de alimentos”, apunta.

En caso de prolongarse las protestas, la crisis alcanzaría al resto del país. Y es que el 57% de las exportaciones de bienes de consumo y el 80% de las importaciones salen o entran por los puertos. “El comercio se mueve con pocos stocks, por lo que el freno en el abastecimiento puede ocasionar problemas”, defiende el directivo de Aecoc, que anticipa un traslado de carga hacia las carreteras.

Los contactos de las patronales de la industria con las Secretarías de Estado de Comercio, Industria e Infraestructuras son incesantes en busca de información. Y la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, con siete sectores y el 50% del PIB, ha tomado partido por el Gobierno en favor de un recorte de costes en los puertos.

La siderurgia prevé un fuerte impacto de la huelga por no tener alternativa al transporte marítimo

Atadas de manos ante lo que se avecina están las cementeras y compañías de la siderurgia, por los volúmenes de carga que manejan, mientras referencias del automóvil o la industria química buscan salida de España en la carretera y el tren, e incluso toman medidas para acumular materiales.

El Gobierno ratifica que el viernes aprobará en Consejo de Ministros la reforma de la Ley de Puertos

Las automovilísticas enfrentan esta crisis como exportadoras e importadores. Las fábricas traen determinadas piezas y componentes para sus ensamblajes y, posteriormente, mandan sus vehículos fuera. El año pasado exportaron el 83% de los 2,7 millones de automóviles a 120 países diferentes. En este sentido, han realizado acopio de componentes, para impedir que la huelga paralice las plantas, y están cerrando acuerdos con otros medios de transporte como la carretera.

El plan de emergencia del motor actúa también sobre la exportación. Las empresas han alquilado mayor espacio para almacenar coches al tiempo que aceleran el ritmo de salidas con el objetivo de hacer hueco en las campas a los modelos que no puedan subir a los barcos en los días críticos. Las empresas también están en disposición de utilizar puertos alternativos más pequeños, en Cantabria para amortiguar el impacto que el conflicto pueda tener en Bilbao, o acudiendo a puertos portugueses para descongestionar el de Vigo.

Otro sector que opta por llenar los almacenes es el químico. La patronal Feique ha recomendado a sus asociados que hagan aprovisionamiento de forma anticipada, explica su director general, Juan Antonio Labat. Desde este colectivo empresarial se explica que el 50% de los 33.000 millones en exportaciones se hace por vía marítima. “Es una pena que si se prolonga [la huelga], podamos perder clientes, porque este sector ha crecido en exportaciones un 50% desde 2008”.

Servicios mínimos y puertos clave

Fomento tuvo ayer en cuenta, a la hora de fijar los servicios mínimos para la huelga de la estiba, que “cualquier ruptura” en la continuidad de la actividad portuaria “repercute de forma extraordinariamente negativa en los sectores cuya actividad depende de la importación de materias primas u otros insumos, sobre todo en la producción industrial, así como en la exportación de las mercancías fabricadas en España con destino a clientes que disponen de otras alternativas”.

De este modo se fijaron un 100% de los servicios necesarios para garantizar las operaciones que afectan a mercancías perecederas o peligrosas; 100% para el abastecimiento y atención sanitaria a las islas, Ceuta y Melilla; 100% en servicios de buques mixtos para no afectar a los pasajeros de línea regular; la totalidad de los servicios necesarios para atender situaciones de emergencia o siniestros; y un rendimiento nunca inferior al 50% del promedio del año natural anterior en jornada comparable.

El Gobierno habla de “riesgo cierto de suspensión de la actividad industrial por falta de materiales” o de espacios “para almacenar productos”.

Del puerto de Barcelona dice que es básico para la importación y exportación de automóviles, al igual que el de Valencia, de donde también parten materiales cerámicos y frutas. Algeciras es clave para las exportaciones al norte de África, y el de Las Palmas, como nudo básico en las conexiones con África occidental.

Los sindicatos prevén un cese parcial de la actividad en horas impares y días alternos (tres en un periodo de cinco), y Fomento responde que los efectos van más allá “del mero cese del 50% de la actividad durante tres días”.

Del volumen de comercio internacional de las químicas, la mitad se hace en contenedores y, por tanto, precisan estiba. El resto se carga o descarga a granel con tuberías entre los barcos y camiones y, en principio, está menos amenazado a no ser que se produzca un bloqueo total de entrada o salida. Respecto a los puertos prioritarios para el sector, señalan que en Algeciras, Barcelona y Valencia puede encontrar más eco el conflicto laboral, mientras los puertos de Tarragona y Huelva podrían verse afectados en menor medida. En cualquier caso, la patronal apoya una reforma en la estiba a la vista de que los costes de los puertos españoles superan en 10 o 15 puntos los de otros países europeos.

En la siderurgia, representada por Unesid, apenas caben las medidas paliativas y explican que el impacto económico podría ser devastador para un país en crecimiento. “Manejamos extraordinarios volúmenes de carga en barco que no pueden saltar a otros modos de transporte”, explica Andrés Barceló , director general de la asociación que engloba a referencias como ArcelorMittal, Acerinox, Tubacex, Tubos Reunidos o Gonvarri, entre otras.

Las empresas de Unesid canalizaron un 60% de sus ventas al exterior a través de los puertos, sobre un volumen de 8,7 millones de toneladas (3.200 millones de euros) entre enero y noviembre de 2016. Pero es que este sector también tiene clara dependencia del mar en la importación de materias primas, con 5 millones de toneladas de carga en el mismo periodo por un valor de 2.326 millones.

“La negociación con los estibadores requiere de valentía y flexibilidad a partes iguales. Ir a la confrontación es fácil, pero se trata de buscar soluciones para mejorar la competitividad. Los trabajadores han de asumir que los tiempos han cambiado y que son la CE y los tribunales los primeros en urgir la liberalización de la estiba”, sentencia Barceló. Las empresas cruzan los dedos para que la batalla laboral no les haga acumular existencias e incumplir contratos.

El del stock es asunto sensible también para un sector al ralentí, y cada vez más dependiente de las exportaciones, como es el del cemento. En franca competencia con los materiales de construcción producidos en el norte de África e incluso de Asia, el cementero español sacó por vía marítima el 87% de sus exportaciones en 2016. Cada céntimo cuenta cuando los costes incluyen el cumplimiento de protocolos medioambientales, un empleo estable o una energía entre las más caras de Europa. El precio de la manipulación de la carga es, por tanto, vital. En 2016 las ventas internacionales de cemento amortiguaron en parte la caída del mercado doméstico, con un crecimiento del 5,6%, hasta las 9,7 millones de toneladas exportadas, frente a un consumo local que descendió un 3% y que se sitúa en 11,1 millones de toneladas. Barcelona, Bilbao, Asturias, Málaga, Tarragona y Valencia son los principales puntos de salida para el polvo gris, rumbo a Argelia (18,4%), Camerún (13,9%), Reino Unido (11,3%), Costa de Marfil (8,3%), EE UU (6,3%) y Colombia (5,7%).

“La exportación de materiales de construcción, como el mármol o el acero son continuas hacia la UE, Norte de África y Latinoamérica”, explica el director general de la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco), Luis Rodulfo, “las empresas de transporte venían avisando de que esto podía suceder; solo podemos esperar a que el impacto sea el menor posible”, lamenta Rodulfo.

Un coste de 50 millones por jornada de paro

El impacto para la economía española de paralizar los puertos es de una media de 50 millones al día, según asegura la Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE) citando estudios realizados por consultoras independientes.

La red de puertos españoles mueve cada año mercancías por valor de 200.000 millones de euros, importe equivalente al 20% del PIB del país, lo que refleja el carácter estratégico de estas instalaciones que canalizan el 57% de las exportaciones y el 78% de las importaciones.

“Esa es la gran fuerza que este colectivo utiliza para mantener sus privilegios”, denunció el vicepresidente ejecutivo de PIPE, José Luis Almazán, en referencia a los estibadores y su convocatoria de huelga ante la reforma del sector que el Gobierno aprobará el viernes, informa Europa Press.

Ante este conflicto, el portavoz de las empresas que invierten en los puertos subrayó que lo “más importante” es que se trata de un sector “que necesita que se flexibilice”.

Por su lado, el primer ejecutivo de la naviera Boluda Corporación Marítima y presidente de Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda, se mostró crítico con el Gobierno, al que acusa de llevar años “sin hacer nada” ni “sentarse a negociar” para adaptar la ley española sobre la estiba a lo que exige la sentencia del Tribunal de Justicia de Luxemburgo (TJUE). “Lo que no se puede hacer ahora es de la noche a la mañana asustar y poner el bombardero a tirar bombas y luego todos felices”, señaló. Boluda destacó que tanto los estibadores como las empresas “están poniendo toda la voluntad del mundo” para llegar a un acuerdo. Sin embargo, lamentó que se ha tardado mucho tiempo en negociar.

“Esto no empezó ayer, sino que llevamos dos años y en ese tiempo ninguno de los que va a sacar la ley ha negociado”, añadió.

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