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Carburantes

El precio de la gasolina aún debe subir otro 8,6% adicional

Evolución del precio de los carburantes y del petróleo
Alejandro Meraviglia

El petróleo tocó mínimos en la tercera semana de enero de 2016 al desplomarse el barril de Brent, de referencia en Europa, hasta los 28 euros. Desde esa fecha ha encadenado doce meses consecutivos de crecimiento que han llevado la cotización a rozar los 52 euros, lo que supone un incremento del 84,4% en el citado período. La apreciación del crudo fue alejando paulatinamente el precio de la gasolina y el gasóleo de la zona de mínimos en la que se instaló en los primeros meses de 2016, en los que el coste del litro de gasóleo bajó de un euro (así permaneció durante tres meses) y el de gasolina llegó a 1,07 euros.

Doce meses después de tocar mínimos, el precio se ha situado en la primera semana de enero en 1,246 euros por litro para la gasolina, con una subida del 13,9% desde mínimos, y el del gasóleo se ha situado en 1,136 euros por litro, con un incremento del 25%. Ambos carburantes han encadenado seis semanas consecutivas con precios al alza; el coste de la gasolina ha regresado a niveles de agosto de 2015 y el del gasóleo a julio de 2015 y la cuestión es que si todavía queda más recorrido al alza. Los cálculos hechos por CincoDías apuntan a que existe margen para seguir creciendo, aunque exiguo en el caso del gasóleo (1,6%) y mayor en el de la gasolina (un 8,6%).

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Esas conclusiones se alcanzan tras desagregar los costes incluidos en un litro de gasóleo y de gasolina. Los últimos datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) muestran que el precio del carburante al por mayor representa el 28% del precio de venta al público de la gasolina y el 32% en el caso del gasóleo. El resto de partidas (impuestos, margen bruto y costes de distribución) no se ven afectadas por la evolución de la cotización internacional, por lo que solo esos importes (0,306 y 0,290 euros para gasóleo y gasolina) son a los que se les puede aplicar la subida del precio del petróleo (84,4%).

Una vez realizado ese cálculo, el resultado es que si toda la apreciación del crudo se hubiera trasladado al surtidor, el precio de venta de la gasolina debería estar en 1,354 euros, un 8,6% más que el precio de referencia en la primera semana de enero, y el del gasóleo en 1,155 euros, un 1,6% más. Por lo tanto, la primera conclusión es que el recorrido es mucho mayor en el caso de la gasolina que en el del gasóleo y que el rally alcista podría frenarse en las próximas semanas.

La comparación de los datos de España con la media de la zona euro y el resto de grandes países de la zona euro revelan que los precios en España han subido con más intensidad en España que en el resto de socios, alentando las sospechas de que la traslación de precios al alza hasta el surtidor se producen con más diligencia que las bajadas, tal y como denunció la Comisión Nacional para los Mercados y la Competencia (CNMC) con la frase “suben como cohetes y bajan como plumas” en referencia a los precios de los carburantes. El incremento del gasóleo en España (13,7%) es el tercero más importante entre los grandes países de la zona euro, tan solo superado por Bélgica (16,1%) y Grecia (15,4%) y se sitúa por encima del de la zona euro (12,3%), Francia (12,4%), Alemania (12%) e Italia (11,3%). Algo similar sucede en el caso del gasóleo, donde el avance de España (25%) es el cuarto más elevado de la zona euro, por detrás de Bélgica (32,1%), Grecia (29,8%) y Francia (27,3%) y por encima de Alemania (24,2%), de la media de la zona euro (23,7%) o de Italia (17,4%).

La factura del crudo para empresas y particulares

España solo produce el 0,2% del petróleo que consume, lo que le convierte en un importador neto de hidrocarburos. Un precio más o menos elevado del barril de Brent, de referencia en Europa, condiciona la política presupuestaria por el volumen tan elevado de recursos que hay que destinar para la compra de crudo. España importa 1,3 millones de petróleo al día, lo que supone un total de 475 millones de barriles. En 2012, la cotización media del barril se situó en 86,8 euros, lo que supuso una factura total por compra de crudo de 41.230 millones de euros. Cuatro años después, el precio medio del barril bajó más de la mitad y se situó de media en 40,8 euros, lo que arroja un coste por importaciones de 19.380 millones. Una brecha de 21.850 millones de euros, que equivale a dos puntos de PIB, y que representa, como ejemplo, lo que Hacienda recauda anualmente por el impuesto que grava los beneficios de las empresas.

El encarecimiento del petróleo también tiene un impacto directo en el poder adquisitivo de particulares y profesionales que utilizan sus vehículos. Para un vehículo con un depósito de cincuenta litros de capacidad, llenarlo en la primera semana de enero de 2016 supuso un coste de 54,7 euros si el carburante utilizado es gasolina o 45,4 euros si era gasóleo. Doce meses después, la subida del petróleo ha provocado que ese mismo conductor tenga que gastar 7,5 euros más de gasolina de 95 octanos cada vez que reposta y 11,3 euros más en gasóleo.

Además de la cotización internacional del petróleo, el otro factor que puede impulsar al alza el precio de los carburantes es la carga impositiva. En España es una de las mas bajas de la zona euro, ya que los impuestos apenas representan el 54% del precio en el caso de la gasolina y el 50% en el del gasóleo, por debajo de las medias del 62% y del 56% en la zona euro. El Ejecutivo subió los impuestos al tabaco y al alcohol en la última reforma fiscal y dejó al margen los hidrocarburos. Su intención es no subirlos, aunque la compleja consolidación fiscal para este año puede hacerle cambiar de idea.

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