_
_
_
_
_
El Foco
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En primera línea de la Revolución Industrial 4.0

Corrían los años de la primera Revolución Industrial cuando sir William Thomson, excepcional científico británico, elaboró atrevidas teorías sobre termodinámica y electricidad que contribuyeron a dar a la física la forma que conocemos hoy día. Sin embargo, también le faltó imaginación al sostener, entre otras ideas, que la radio no tenía futuro, que los rayos X eran un engaño o que era imposible que un aparato más pesado que el aire pudiese volar.

Hoy, con una nueva revolución industrial en ciernes, sir William Thomson tendría los mismos problemas para predecir el futuro. Pocos podían imaginar hace apenas dos décadas que en el año 2015 existirían en el mundo 7 billones de teléfonos móviles y que 3,2 billones de personas tendrían acceso a internet. Nos encontramos inmersos en un profundo proceso de transformación digital que está cambiando de forma radical la manera en que nos relacionamos en todos los ámbitos, sobre todo a nivel económico y humano.

A pesar de que las situaciones de partida y el sentido de estas transformaciones varían casi a cada momento, sí podemos estar seguros de dos aspectos clave: de un lado, que la digitalización de la vida económica, cultural, política y social es un hecho, y que aquellos que dejen de lado esta nueva forma de interrelación se verán abocados a una suerte de ostracismo en un proceso inverso al experimentado durante el periodo de globalización. Y de otro, que las tecnologías de la información y la comunicación –TIC– jugarán un papel clave en este proceso de transformación, que ya algunos denominan Revolución Industrial 4.0.

Corea ya fue consciente de su importancia cuando trataba de buscar un camino de salida a la crisis de 1998. El sector de las TIC jugó entonces un papel crucial, hasta el punto de que llegó a contribuir al crecimiento del PIB en un 47% en 2000. Hoy, Corea es el cuarto fabricante mundial de equipamiento de TIC, con cerca de 415 billones de dólares, y la cuarta potencia exportadora. Pero además de ser un pilar fundamental de su economía, las TIC han pasado a formar parte integral de su sociedad y de su cultura. En 2015, el país ocupó el primer lugar en el índice de desarrollo de las TIC que elabora la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU. El 98,5% de sus hogares están conectados, y el 83,6% de su población tiene acceso regular a internet. El reto que se plantea ahora es doble. Por un lado, la nueva Revolución Industrial 4.0 exige que Corea trascienda su papel tradicional como productor y exportador de equipos y se posicione como referencia global en software y servicios digitales como el big data, el cloud computing, el internet de las cosas, el e-commerce o las smart cities. Y por otro lado, este avance tecnológico deberá integrarse en el proceso de cambio de modelo económico que afrontará Corea en los próximos años, y que aún presenta rigideces. El Gobierno avanza en la dirección correcta, y ha anunciado inversiones por 950 millones de dólares para el fomento del cloud computing, en la línea de aumentar el protagonismo de startups y pymes que se promueve desde la estrategia de economía creativa iniciada en 2011.

Igual que Corea, España ha tomado conciencia del momento en que nos encontramos y está realizando grandes esfuerzos para no perder el tren de la revolución digital. En 2013 puso en marcha la Agenda Digital, estrategia para desarrollar la economía y la sociedad digital. La población con acceso a la red ha aumentado un 10% en solo cinco años, y los hogares conectados ya son el 74%, gracias al gran despliegue realizado por las compañías de TIC en el terreno, por ejemplo, de las comunicaciones móviles de banda ancha y de la fibra óptica, que ya llega a 15 millones de hogares. Estos avances se han apreciado también en el campo de la economía digital, donde cada vez más empresas están adaptando su actividad. El 79% de las empresas cuentan ya con página web y las actividades de e-commerce se han incrementado un 27% en cuatro años.

Como resultado, hoy en día la llamada economía digital aporta nada menos que un 20% al PIB español. Las empresas españolas están a la cabeza de Europa en inversión en aceleradores de la innovación como las redes 5G, el internet de las cosas –IoT– o el big data, con compañías como Telefónica que han invertido 11.000 millones de euros en los últimos cinco años. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer. Según un estudio publicado por Siemens, España ocupa aún el puesto 45 en el ranking mundial de digitalización, con únicamente el 43% de sus empresas que incorpora algún tipo de herramienta TIC en sus procesos internos, y solo el 33% con un plan de futuro al respecto.

En suma, podemos ver cómo efectivamente España y Corea son referentes a nivel global en este campo, donde comparte liderazgo en áreas como las smart cities y la tecnología 4G. Pero existe todavía un amplio margen de mejora que nos debe hacer considerar instrumentos más eficientes que nos permitan transitar con éxito por este proceso de transformación digital. La cooperación tecnológica es sin duda uno de ellos: combinar capacidades, experiencias y puntos de vista entre nuestros dos países puede reportarnos grandes resultados.

Este es un camino ya iniciado. En el ámbito del sector privado, ya colaboramos a través de alianzas como la que acaban de establecer Telefónica Open Future y Korea Telecom para impulsar empresas tecnológicas en la provincia de Gyeonggi, en Corea. Pero también cooperamos en el ámbito del sector público: la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones –Setsi– y el Ministerio de Ciencia, TIC y Planificación de Corea ya están llevando a cabo iniciativas conjuntas, y próximamente firmarán un memorando para colaborar en tecnologías de la información y la comunicación, con especial atención al desarrollo del IoT y las smart cities.

España y Corea dejaron pasar la primera Revolución Industrial, y deben trabajar conjuntamente para mantenerse en la primera línea de esta cuarta. Decía Confucio que “cuando el objetivo te parezca difícil, no cambies de objetivo; busca un nuevo camino para llegar a él”. Debemos seguir caminando unidos hacia un nuevo modelo económico basado en el conocimiento, la innovación y la digitalización a todos los niveles que nos permita mantener el rumbo en este complejo periodo de disrupción digital en que nos encontramos. Solo así conseguiremos hacer frente con garantías a los importantes retos que nos plantea el futuro.

Park Hee Kwon es Embajador de la República de Corea en España

Newsletters

Inscríbete para recibir la información económica exclusiva y las noticias financieras más relevantes para ti
¡Apúntate!

Archivado En

_
_