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Pequeños gigantes

La guitarra flamenca más ecológica

Manuel Rodríguez lleva más de 100 años fabricando el instrumento español por excelencia. Es pionero en el uso de madera controlada y acaba de lanzar una línea verde.

Manuel Rodríguez nació en California, donde pasó su infancia. Con 18 años se involucró en el negocio que inició su abuelo y que hoy dirige junto a su hermano Norman.
Manuel Rodríguez nació en California, donde pasó su infancia. Con 18 años se involucró en el negocio que inició su abuelo y que hoy dirige junto a su hermano Norman.Carlos Otiniano Pulido (Cinco Días)

"Una guitarra que no me gusta no la cojo, que tengo muchas”, advierte el guitarrista sevillano Raimundo Amador. Las del fabricante Manuel Rodríguez deben de gustarle mucho, porque en mayo pasado apadrinó con una jam session en Madrid el lanzamiento de Nature, la nueva línea de instrumentos ecológicos de la casa.

“Las Nature, como todas las demás de MR, suenan muy bien, electrificadas y sin electrificar. Además, son muy ligeras, incluso las que están fabricadas completamente de madera maciza”, comenta el artista en una breve declaración enviada por correo electrónico.

Amador, artífice junto a su hermano Rafael de la fusión flamenco-blues que hizo famoso al grupo Pata Negra, es uno de los muchos artistas de renombre que tienen en su colección guitarras españolas de Manuel Rodríguez. Otros son Joaquín Sabina, Carlos Santana, Eric Clapton, Elton John y Stevie Wonder.

Estos instrumentos, algunos de los cuales pueden llegar a valer 20.000 euros, son fabricados en Esquivias, un pueblo de la provincia de Toledo, por una dinastía de lutieres que lleva más de un siglo en el oficio.

Raimundo Amador, Eric Clapton y Stevie Wonder hacen sonar sus cuerdas

“Mi familia ha pasado dos guerras mundiales y una guerra civil haciendo guitarras. Es el legado que tengo la responsabilidad de mantener por todos los sacrificios que ellos han hecho”, reflexiona Manuel Rodríguez, presidente ejecutivo de la compañía.

La saga empezó en 1905. El abuelo de Rodríguez, hijo de una pareja de artistas gitanos, fabricaba guitarras para las compañías de flamenco en las que actuaban sus padres. Trabajó en varios talleres madrileños hasta que en los cuarenta se asentó como barnizador en el de la familia Ramírez.

En ese mismo local aprendió el oficio su hijo, Manuel Rodríguez Fernández, quien a los 19 años firmó y etiquetó su primera guitarra, por la que cobró 500 pesetas.

En 1955, Rodríguez Fernández montó su propio taller en su casa de Lavapiés, donde atendía pedidos de Francia, Inglaterra y EE UU. En 1959, recién casado y con la ayuda de profesores de la universidad de UCLA, emigró a Los Ángeles. Allí vivió una época dorada, fabricando guitarras para músicos de Hollywood que participaban en la grabación de las bandas sonoras de las películas.

Esta etapa acabó en 1973, cuando la fuerte competencia japonesa, de producción industrial y más barata, le obligó a regresar a España.

La empresa distribuirá 30 modelos en EE UU a través de KMC Music.
La empresa distribuirá 30 modelos en EE UU a través de KMC Music.Carlos Otiniano Pulido (Cinco Días)

Acuerdo con KMC Music

Manuel Rodríguez exporta el 90% de su producción a 120 países, aunque su principal mercado es EE UU. Allí acaba de firmar un acuerdo con KMC Music, uno de los mayores distribuidores de instrumentos musicales del país, por el cual el grupo de Bloomfield (Connecticut) comercializará 10 modelos de MR, de entre 300 y 3.000 euros, a través de sus más de 6.000 tiendas.

Aquí continuó el negocio, ya en colaboración con su hijo mayor Manuel, el actual presidente ejecutivo de la firma, con quien en los ochenta, cuando este era un emprendedor veinteañero, recorrió Europa en un camión Mercedes de cinco toneladas llevando muestras y catálogos.

A pesar de las dificultades, la empresa prosperó como fabricante de guitarras artesanas. Hoy ocupa una nave de 8.000 metros cuadrados a la entrada de Esquivias. En la zona de recibo se exhiben los modelos y los músicos pueden probarlos. En el interior, que parece una enorme carpintería, 50 lutieres elaboran los instrumentos a mano.

“Tenemos 80 modelos, pero queremos reducirlos a 40 para bajar costes de producción”, explica Rodríguez, de 54 años, quien se quedó al frente del negocio a la muerte de su padre en 2009. La guitarra más barata de la marca cuesta 300 euros y la más cara, 20.000. Estas últimas valen así porque han sido hechas con maderas exóticas, algunas de las cuales, como el palo santo de Río, están en peligro de extinción.

Precisamente, para evitar el impacto ambiental de su actividad, MR trabaja únicamente con maderas que cuentan con el sello de gestión forestal FSC que, en el caso del palo santo, certifica que el árbol se cortó antes de que se prohibiera su comercialización, en 1992.

El lanzamiento de Nature, en mayo pasado, se enmarca dentro del compromiso de la compañía con el medioambiente: en lugar de cuatro capas de barniz, la madera recibe solo uno, con lo que se logra un acabado más natural y se reduce la emisión de gases contaminantes.

Para Raimundo Amador, no obstante, lo más importante de Manuel Rodríguez es que todas sus guitarras suenan bien, “no importa sin son más caras o más baratas, me hacen sentir como si fuera de la familia”.

Raimundo Amador afina una guitarra de MR en el showroom de la marca en Esquivias.
Raimundo Amador afina una guitarra de MR en el showroom de la marca en Esquivias.Manuel Rodríguez

Buena sonoridad y acabado

Nacho Bellido, guitarrista y autor de la web Bibliotecadelaguitarra.com, comenta que dentro del mercado, las de MR son unas guitarras de calidad media. “Tienen una buena sonoridad y acabado, y son interesantes sus modelos cutaway o de hueco, que siguen un poco el diseño de la marca canadiense Godin”, afirma.

Bellido sostiene que si bien los Rodríguez no son pioneros en el uso de barnices naturales, es decir, de goma laca, que los fabricantes artesanos emplean desde siempre, sí lo son en el de maderas FSC, sobre todo las de calidad AAA, que son muy buscadas en la gama alta de guitarras, “cosa que aún muchos constructores no tienen en cuenta”.

El lutier peruano Benigno Marín realiza el montaje del mango, aros, tapa y suelo aplicando la misma técnica de construcción que practicaba el fundador de la empresa en 1905.
El lutier peruano Benigno Marín realiza el montaje del mango, aros, tapa y suelo aplicando la misma técnica de construcción que practicaba el fundador de la empresa en 1905.Carlos Otiniano Pulido (Cinco Días)

Datos básicos

PlantillaMR tiene una plantilla fija de 50 lutieres, con una antigüedad media de 15 años. “Es un oficio que se transmite de padres a hijos”, destaca Manuel Rodríguez. Debido a lo delicado de su labor, es difícil sustituir a un lutier cuando se jubila o está de baja. Por eso, la compañía se encuentra en conversaciones con el Ministerio de Educación para crear en Toledo una escuela de lutería con autorización para expedir títulos oficiales.

FacturaciónLa empresa facturó el año pasado 2,1 millones de euros y este año prevé alcanzar los 3,5. Para conseguirlo, Rodríguez pasa dos semanas fuera de España todos los meses. “Visito universidades, conservatorios, distribuidores...”, precisa. En septiembre próximo, por ejemplo, tiene previsto viajar a Omán, Líbano, Chipre e Israel. Además, Rodríguez asiste todos los años a The NAMM Show, el salón de instrumentos musicales más grande del mundo, que se celebra en Anaheim, California.

ProducciónLa compañía fabrica 700 guitarras al mes, pero espera llegar a las 1.000. Construir una sola lleva entre uno y tres meses, dependiendo de la calidad de los acabados. La casa también elabora cajones flamencos. Este instrumento, del que produce 200 unidades al mes, es ligero y con cuerdas, no macizo como el peruano, del que procede.

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