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Ayudas de la UE

Europa impulsa la financiación de proyectos verdes

Bruselas apoya con sus programas a las empresas que invierten en medio ambiente.

Thinkstock

El bienestar económico no está reñido con la protección del hábitat natural”, declaró a principios de este mes el comisario europeo de Medio Ambiente, Karmenu Vella, en una de las conferencias de la Semana Verde organizada en Bruselas por el Ejecutivo comunitario.

Tanto es así que la mayoría de las firmas del Viejo Continente ya le ha cogido cariño a la llamada economía circular, es decir, la utilización de energía más limpia, la fabricación de productos optimizados para su reutilización, una vez se acabe su ciclo de vida, o la reinserción en el mercado de productos tradicionales bajo otro formato.

Como demuestra el último Eurobarómetro sobre pymes y economía circular, el 73% de este tipo de empresas en Europa ya implementa algunas pautas del nuevo modelo productivo: más de la mitad de ellas (un 55%), al reciclar o vender sus residuos a otra compañía, y un 38%, a través de un replanteamiento en el consumo energético.

“El medio ambiente constituye una oportunidad, porque cuanto más sostenible es, más competitivo”, indica el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Daniel Calleja. Sin embargo, subvencionar proyectos verdes suele ser complicado. Solo el 13% de las pymes que operan en la economía circular afirma que el acceso a la financiación para este tipo de planes ha sido fácil, mientras que el 70% asegura haberse autofinanciado.

El fondo europeo para la economía sostenible Life ha financiado ya unos 700 planes en España por 1,1 millones de euros

En palabras de Calleja, “los fondos europeos tienen un gran papel que jugar en este sentido”, puesto que el 20% se dirige a la economía durable y sostenible, precisamente con el objetivo de atraer hacia ella las inversiones privadas.

Así, el fondo del plan Juncker (EFSI, por sus siglas en inglés), gestionado por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y dotado de 21.000 millones de euros, apuesta por su efecto multiplicador: su meta es movilizar unos 315.000 millones en los próximos tres años. Aunque el EFSI no está dirigido únicamente a proyectos de economía circular, su propósito de impulsar planes de infraestructuras, educación, investigación e innovación lo convierte en una pieza fundamental para el apoyo a las empresas verdes.

De él se beneficia, entre muchas otras firmas españolas, Redexis Gas, una de las principales distribuidoras de gas natural en España. Para ampliar su red –8.500 kilómetros en 26 provincias– y llevarla a nuevos municipios y zonas rurales, Redexis formalizó con el BEI a finales de diciembre un préstamo de 160 millones de euros.

“La construcción de gasoductos es una prioridad para la Comisión”, afirman fuentes de la compañía. “Esto supone generación de empleo, y la aplicación del gas natural en negocios, empresas e industrias mejora su competitividad y eficiencia, además de tener un favorable impacto medioambiental”, añaden.

El dato

100.000 millones es la inversión que ha fomentado el fondo del plan Juncker hasta el mes pasado. El 85% de este monto procede de recursos públicos y privados no pertenecientes al BEI. El EFSI ha subvencionado hasta ahora 64 proyectos de innovación y 141.800 pymes.

Para complementar esta subvención (el coste total del proyecto es de 326 millones de euros), Redexis ha realizado dos emisiones de bonos corporativos listados en la Bolsa de Luxemburgo, con vencimiento en 2027. La empresa cuenta también con más de 300 millones de crédito bancario revolving, según datos proporcionados por la compañía.

A otra fuente de financiación, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), recurre el Programa de Impulso a la Construcción Sostenible en Andalucía, cuyo objetivo es transformar los edificios menos eficientes energéticamente hasta el punto de que puedan ofrecer un ahorro superior al 70%, con la ayuda de más de 7.600 empresas asociadas al proyecto.

La inversión total asciende a 220 millones de euros, de los cuales 133 millones son cubiertos por el Feder. Una de las áreas clave de la agenda de este fondo hasta 2020 es la ayuda a las pymes, destacan en Bruselas.

Por su parte, la Fundación Global Nature ha desarrollado 11 proyectos subvencionados por Life, el instrumento financiero europeo para planes relacionados con la acción por el clima y la conservación de la naturaleza. Uno de ellos ha consistido en la restauración de albardinares y estepas salinas en los humedales de La Mancha.

Desde que fue lanzado por la Comisión en 1992, Life ha financiado en España unos 700 proyectos, por 1,1 millones de euros. Cada año se abre una convocatoria que se ha ampliado a dos nuevos fondos, el Mecanismo de Financiación del Capital Natural y el Instrumento de Financiación Privada para la Eficiencia Energética, que, junto con el Fondo Social Europeo, completan el abanico de respaldos para las empresas verdes.

“La crisis ha puesto de manifiesto que tenemos que ser más innovadores, productivos y eficientes. Y que las empresas que han apostado por la sostenibilidad son las que mejor resisten e incluso crecen”, insiste Calleja. Lo deben entender, en su opinión, no solo todos los sectores productivos, sino también los Estados miembros, al ajustar sus políticas a este nuevo desafío económico.

Las firmas piden reglas estables

No es solo el riesgo vinculado con la innovación lo que dificulta la recaudación de fondos privados para proyectos verdes, aseguró el responsable del área de investigación de la patronal europea de pymes (UEAPME, por sus siglas en francés), Gerhard Huemer.

“El riesgo financiero debido a un cambio demasiado frecuente en materia de regulación medioambiental es dañino en el caso de la inversión a largo plazo”, aseveró en un acto de la Semana Verde celebrado en Bruselas. “No hay que espantar a las empresas, sino establecer unas reglas estables y coherentes”, añadió.

Los actores públicos que participaron en el ciclo de conferencias coincidieron en que Europa no necesita más regulación medioambiental, sino imponer que esta se respete. “El deber de la CE es ser el guardián de los tratados, para que todas las transposiciones de las directivas sean uniformes y tempestivas en los Estados miembros”, declaró a CincoDías el portavoz comunitario Enrico Brivio.

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