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Tribuna
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Apostar por el futuro de España

El reto de la capacitación digital en el siglo XXI es igual de necesario que lo fue la alfabetización en el siglo pasado

Finaliza una legislatura fallida. Los cambios estructurales y reformas pendientes tendrán que esperar. Astic, la asociación de profesionales públicos de las tecnologías de la información, considera entre las reformas especialmente urgentes la definitiva transformación digital de nuestra sociedad y economía. Nuestra apreciación no es fruto del ensimismamiento corporativo. Basta ver cómo, por ejemplo, transformar el mercado interior en un mercado único digital es una de las 10 prioridades políticas de máximo nivel de la UE.

Astic considera que estamos ante la última oportunidad para la modernización de España. Nuestro país parece condenado a navegar perpetuamente en la zona media del índice de digitalización de economía y sociedad de Europa (DESI), un lugar no acorde con nuestro peso económico en Europa. Es hora de atender las debilidades más urgentes de apuntalar que señalan los informes de la UE y las fortalezas en que sugieren debe apoyarse el desarrollo de la nueva economía en España. Los resultados del DESI, apuntan, en primer lugar, a la necesidad de mejorar el despliegue de infraestructuras y, sobre todo, impulsar su uso. Dotar de acceso a la red a los españoles aún no conectados es una inversión rentable en crecimiento y empleo. Según la CE, extender un 10% la penetración de banda ancha tiene un impacto de entre el 1% y el 1,5% en el PIB.

Tomando los datos recogidos en el DESI, la CE señala en su informe del semestre europeo que “el nivel relativamente bajo de competencias digitales obstaculiza el desarrollo de la economía digital en España”. El 90% de los empleos requerirán a medio plazo habilidades informáticas básicas. El reto de la capacitación digital en el siglo XXI es de similares dimensiones e igual de necesario que lo fue la alfabetización en el siglo pasado. El futuro Gobierno deberá diseñar un plan de choque de capacitación digital que proporcione a los trabajadores, presentes y futuros, las competencias digitales necesarias ante la progresiva automatización del entorno laboral y la comprensión de sus efectos económicos y sociales. Es necesario hacer la capacitación digital parte de la responsabilidad corporativa de las empresas. Dicho informe señala otra eterna debilidad: el bajo nivel de inversiones en tecnologías de la información y comunicaciones (TIC), por debajo de la media de la zona euro ya antes de la crisis. El nuevo Gobierno debe incentivar esta inversión en todo el sistema productivo, con medidas inclusivas hacia las pymes. Objetivo central han de ser las áreas de especial peso en nuestra economía (turismo o las redes de energía), y las de particular trascendencia para un desarrollo sostenible, como las relacionadas con el cumplimiento de los acuerdos de la Cumbre del Clima de París (COP21) y objetivos de la Agenda 2030 de la ONU.

Según el DESI, la modernización del sector público es punta de lanza de la digitalización del país. Es una realidad de la que podemos estar orgullosos los profesionales públicos, demandando extender las lecciones aprendidas a la digitalización de toda actividad del país. El uso eficiente de los recursos públicos obliga a que en el diseño de todas las políticas públicas se haga un uso intensivo de las TIC y se involucre a los funcionarios especializados en las tecnologías de la información.

La transformación digital de España solo será posible si el nuevo Gobierno la convierte en un objetivo común del país. Astic cree que para ello sería conveniente crear un consejo digital, de carácter consultivo e independiente, similar al de Francia. La complejidad y alcance del proyecto de transformación requiere una estructura permanente intersectorial e interterritorial, donde estén presentes todas las partes interesadas, y que sea parte activa en la ejecución y seguimiento de medidas para potenciar la economía digital.

En la sociedad y la economía digital, el tiempo es el recurso más valioso. Si cualquier ámbito de la acción pública se está resintiendo del largo proceso de formación de un Gobierno, ello puede acusarse de modo amplificado por la falta de renovación de nuestras prioridades tecnológicas. España camina hacia la irrelevancia de no desarrollar plenamente sus capacidades digitales. El nuevo Gobierno no debería perder un instante en volcar recursos en el diseño de un plan de transformación digital. La participación inclusiva de empresas y sociedad y el capital humano aportado por los profesionales públicos de las tecnologías de la información son recursos clave a utilizar en esta tarea. El futuro de todo un país está en juego.

José Antonio García es presidente de Astic. Emilio García García es vocal y expresidente de Astic.

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