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Columna
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Las fusiones, mejor en casa

Japón podría beneficiarse si estableciera el punto de mira para cerrar tratos en el país. Las empresas han estado ocupadas comprando en el extranjero cuando tendría más sentido consolidar las fragmentadas industrias nacionales. Con las empresas japonesas bajo presión para estar mejor gestionadas y ser más rentables, una reciente serie de operaciones podría ser solo el principio.

La consolidación se ha considerado tradicionalmente como el último recurso para las empresas en quiebra de la tercera mayor economía del mundo. Las rivalidades corporativas son feroces, y las fusiones nacionales implican dolorosos recortes de empleos. En los últimos meses, sin embargo, Japón ha albergado importantes acuerdos en varios sectores.

Los minoristas FamilyMart Grupo UNY se fusionaron, Toyota se hizo con el control total del fabricante de automóviles Daihatsu. Las refinerías de petróleo Idemitsu y Showa Shell están uniendo fuerzas. En servicios financieros, Nippon Life Insurance compró su rival Mitsui Life y Ashikaga adquirió Joyo, otro banco regional.

Podría haber mucha más actividad a la vista. La clase dirigente de Japón quiere asegurarse de que se trata mejor a los accionistas y de que las empresas mejoran su rentabilidad sobre el capital.

Una de las motivaciones para las compras de las empresas niponas en el extranjero es la de encontrar una vía de escape de un mercado interno en contracción, de forma que la consolidación doméstica no es la respuesta a todos los problemas.

En el lado positivo, las adquisiciones nacionales resultarían baratas. La compra en un mercado familiar reduce el riesgo. Y unirse con rivales directos normalmente conlleva más ahorros de costes que las aventuras en el extranjero. Las operaciones japonesas serían un tipo de fusiones y adquisiciones que podrían interesar a los inversores.

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