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El esfuerzo realizado mina la rentabilidad del sector

Las dotaciones de la banca equivalen a un tercio del PIB

Desde Funcas asumen que buena parte de la mejora de los resultados descansa en la reducción de provisiones El sector ha cubierto ya al 44% su carga de ladrillo y créditos dudosos

Juande Portillo

Durante los últimos años, la banca ha realizado un enorme esfuerzo en provisiones y dotaciones a la hora de abordar el fuerte deterioro de sus activos. Concretamente, ambos esfuerzas llegan a sumar el equivalente a un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) español.

Los denominados decretos Guindos de 2012, que obligaron a afrontar la debacle del ladrillo de sus balances, son la punta de lanza de un modelo de provisiones que está a punto de transformar el Banco de España con una nueva circular contable.

Una respuesta ofrecida a tiempo

“La venta de activos y la mejora en los índices de morosidad se han traducido en una disminución significativa de las provisiones”, destaca el estudio de Funcas. Además, según varios analistas, entre ellos la agencia de calificación crediticia Standard and Poor´s, cita el estudio, “los bancos españoles, a diferencia de algunos otros sectores bancarios de la UE, adelantaron la dotación de provisiones como fórmula para restablecer la confianza en el sistema financiero español durante la fase más virulenta de la crisis, permitiéndoles recoger los frutos de dicha estrategia hasta hoy en día”. De esta forma, la presión de inversores y analistas es muy superior ahora sobre otras entidades como las italianas, donde resurgen las dudas sobre si el sector ha sido realmente saneado. A su vez, la agencia de rating Moody´s ha celebrado el nuevo modelo de provisiones que prepara el Banco de España para este año porque afinará el cálculo del deterioro de los activos. Cuestión distinta es el grado de solvencia, advierten desde Funcas, donde señalan que aunque “el nivel de capitalización de los bancos españoles ha mejorado significativamente, alineándose con las normas regulatorias”, en realidad “los niveles de solvencia se mantienen debajo de la mayoría de sus homólogos europeos”. Dado que “en el escenario actual no parece probable” que se produzca el esperado baile de fusiones, paralizado por la indefinición política, es previsible que varias entidades necesiten ampliar capital.

“Como es natural, el entorno formado por unos tipos de interés bajos, unos requisitos regulatorios más exigentes y la irrupción de nuevas tecnologías también presiona al sector bancario español”, recoge la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) en un reciente informe elaborado por su director general, el exsecretario de Estado de Hacienda Carlos Ocaña y la directora del equipo de consultoría Alice Faibeshenko.

El documento, titulado “Los retos pendientes para el sector bancario” prosigue explicando que “la coincidencia en el tiempo de un entorno particularmente difícil con la necesidad inaplazable de sanear los balances bancarios después de la crisis ha puesto en marcha un intenso proceso de ajuste dirigido a mejorar la salud financiera y la eficiencia de las entidades”.

Para dar respuesta a esta coyuntura, repasa el estudio, además de ampliaciones de capital, con recursos públicos y privados en el caso de las entidades intervenidas, “se han producido numerosas fusiones; se han abandonado o reducido activos y actividades no rentables; en particular, se ha reducido la capacidad instalada, particularmente en la red comercial; y se han realizado cuantiosas provisiones”.

Concretamente, según los datos obtenidos del Banco de España, desde el inicio de la crisis el sector bancario ha provisionado más de 200.000 millones de euros. Si se toman además otras dotaciones realizadas en este mismo periodo, la suma total arroja un esfuerzo de 330.000 millones de euros, es decir, un tercio del PIB.

“La cuestión es cuánto se ha avanzado en ese proceso de ajuste y cuánto queda por hacer”, reflexionan Ocaña y Faibishenko en su informe. En este sentido, desde el sector financiero asumen que el nuevo modelo de provisiones que prepara el Banco de España –que sustituirá la categoría de riesgo subestándar por la de activos bajo vigilancia especial– e incluso la nueva normativa internacional –que sustituirá la pérdida incurrida por la pérdida esperada– no supondrán un esfuerzo superior.

Es más, la expectativa es que la progresiva reducción de las provisiones siga devolviendo algo de aire a la cuenta de resultados de las entidades. De hecho, desde la propia Funcas señalan a la reducción de provisiones como una de las principales palancas que ya están apuntalando la rentabilidad del sector.

Ayuda a conocer el potencial de mejora latente un estudio realizado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) que detalla que la banca española soporta en sus balances 238.000 millones de euros en activos improductivos sobre la que se ha ido creando una cobertura en provisiones del 44%.

Un pesado escudo que reduce la rentabilidad de la banca, con un ROE medio del 6% el año pasado, en 4,2 puntos. Junto al lastre de 1,2 puntos más que restan al margen de intereses, los activos improductivos terminan reduciendo a la mitad el ROE del sector. Un motor que la banca aspira a volver a poner a velocidad crucero.

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