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Columna
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Una agenda para la igualdad

Si el dinero habla, es posible que pronto lo haga a favor de la igualdad de sexo. Un estudio realizado para el gobierno británico recomienda que los bonus de los ejecutivos de la City estén relacionados con el número de mujeres que emplean en altos cargos.

La idea tiene inconvenientes. Las cuotas a veces pueden fomentar una mentalidad de cumplimiento de requisitos en la contratación. Aunque el mérito triunfa sobre la diversidad a la hora de la verdad, hay riesgo de comentarios sobre si una gerente consigue un trabajo únicamente por eso.

La presión y los objetivos pueden funcionar como sanciones financieras. El exministro de Comercio, Mervyn Davies elevó recientemente a un tercio la cuota de los puestos de los consejos de administración británicos que deben estar ocupadas por mujeres.

Los accionistas pueden ejercer una presión si creen en lo que dicen estudios, como uno de Credit Suisse en 2014, que aseguran que las empresas con más consejeros mujeres funcionan mejor en datos tales como la rentabilidad sobre fondos propios y la relación entre precio y valor contable.

Aun así, el lento progreso hacia la igualdad de género significa que hay una fuerte razón para emplear cuotas con el objetivo de forzar el ritmo del cambio. Un informe de Oliver Wyman publicado en diciembre 2014 mostró que solo el 4% de los consejeros delegados de las firmas financieras líderes en el mundo y el 13% de los miembros de los comités ejecutivos eran mujeres. Más de un tercio de los comités ejecutivos los forman solo hombres.

Las mujeres son tan propensas como los hombres a ver puestos de trabajo de alta responsabilidad como alcanzables, pero dan menos importancia a los objetivos relacionados con el poder, según un estudio reciente realizado por académicos de la Harvard Business School. También asocian esos puestos de trabajo con resultados más negativos. cambiar estas actitudes puede requerir cambios en la sociedad y la cultura corporativa. Las cuotas son solo parte de la respuesta.

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