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El perímetro de seguridad de los reactores cubrirá toda Bélgica

Toneladas de yodo ante el riesgo nuclear

Central nuclear de Doel, en Bélgica.
Central nuclear de Doel, en Bélgica. Rafaël Delaedt

El aniversario del desastre de Fukushima (11 de marzo de 2011) no suele pasar desapercibido en Bélgica, el segundo país de Europa con mayor porcentaje de electricidad de origen nuclear (52%), sólo por detrás de Francia (73%). Pero este año el recuerdo de las víctimas de Japón ha tenido un sabor especial. Sabor a yodo, el antídoto recomendado para evitar el cáncer de tiroides en caso de nube radioactiva.

El almacenamiento y distribución de esa sustancia parece llamado a multiplicarse en un país que tiene tres de sus siete reactores averiados, uno de ellos, por un sabotaje que podría ser de origen terrorista.

Con ese preocupante panorama como telón de fondo, el Consejo Superior de Sanidad (CSS), uno de los órganos científicos que asesora al gobierno belga en materia sanitaria, ha recomendado esta semana que se verifiquen cuidadosa y periódicamente los planes de distribución de yodo entre la población en caso de accidente nuclear, y que se obligue a las farmacias y a los centros hospitalarios a disponer de importantes cantidades de comprimidos de yodo de 65 miligramos.

El documento también advierte que el perímetro de riesgo en caso de accidente, fijado ahora en 20 kilómetros alrededor del reactor, “ha quedado ampliamente superado” a la luz de los desastres de Chernóbil (Ucrania) y Fukushima. El CSS considera que la distribución de yodo en caso de accidente debería cubrir al menos a los habitantes en un perímetro de 100 kilómetros, una magnitud que ya se recomienda a nivel europeo y que en algunos países, como Alemania, se puede elevar hasta el doble.

El tamaño de Bélgica, país que algunos denominan como “toda a 100” porque casi todas las fronteras del país están como máximo a esa distancia de Bruselas, hace que el nuevo perímetro de seguridad cubra a prácticamente la totalidad de la población (11 millones de habitantes).

Como suele ser habitual, los reactores belgas se encuentran en la periferia del país (cuatro en Amberes, junto a Holanda, y tres en Lija, cerca de Alemania). Pero al perímetro de esas centrales se uniría el de los reactores al norte de Francia y al sur de Holanda, lo que deja a toda Bélgica como zona de riesgo, como ayer apuntaba ya el diario local La Libre Belgique.

10 millones de dosis

El riesgo potencial de todas esas nucleares es aún mayor porque en un radio de apenas 400 kilómetros se encuentran ciudades tan pobladas como Londres, París, Ámsterdam, Rotterdam, Düsseldorf, Colonia o Fráncfort.

Bélgica ya dispone, según el CSS, de un almacén central con cuatro millones de comprimidos de yodo y otros 5,6 millones repartidos en media docena de centros de distribución. Además, las farmacias situadas en un perímetro de 20 kilómetros en torno a los reactores están obligadas a disponer de reservas y las autoridades locales distribuyen gratuitamente tabletas (de cuatro comprimidos por hogar) cuando hacen campañas de concienciación.

El CSS recuerda que la rapidez en la distribución de las pastillas de yodo es esencial para evitar el cáncer de tiroides entre las personas afectadas por una nube de radioactividad. La eficacia del yodo, según el CSS, alcanza el 100% si se ingiere seis horas antes de la llegada de la nube radioactiva. Pero pierde la mitad de su eficacia a partir de la quinta hora posterior a la exposición a la radioactividad. La administración del yodo debe dar prioridad a los niños y a las mujeres embarazadas.

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