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Columna
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La importancia de los tópicos

Asia está a punto de dar al mundo una lección sobre la utilidad de una armonía artificial. La cumbre de Cooperación Económica de Asia-Pacífico, que comienza esta semana en Pekín, contará con la presencia de los líderes de las naciones de Asia y América, incluido Estados Unidos. Puede que haya sonrisas fingidas y retórica en una ciudad artificialmente engalanada, pero la reunión todavía ayuda a mantener la paz mundial.

Imaginemos que las cartas estuvieran realmente sobre la mesa. En lo relativo a la economía y el comercio, el presidente estadounidense Barack Obama podría castigar a China por sus mercados cerrados y sus reservas de cuatro billones de dólares. Las economías más pequeñas de Asia podrían volverse contra él por los efectos perjudiciales de una política monetaria centrada en Estados Unidos. También podrían acusar a China de anhelar la hegemonía regional.

Políticamente, habría aún más discordia. Los dirigentes de China, Xi Jinping, y de Japón, Shinzo Abe, que aún no se han reunido, podrían intercambiar palabras sobre las disputas territoriales. Obama y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, tienen una larga lista de recriminaciones mutuas.

Nada de esto va a suceder. Las reuniones de las veintiún economías miembros de este foro –incluyendo a Taiwán y Hong Kong– son piezas de exhibición que en general solo hablan de lugares comunes y eufemismos.

Pero el evento merece respeto. El Foro de Cooperación Económica Asia- Pacífico importa, a pesar de ser vacío y esquivar la solución de los problemas públicos. Como en cualquier conferencia, las discusiones privadas pueden reducir las tensiones y establecer relaciones personales. Y el hecho de que los estados miembros se preocupen lo suficiente por presentar un frente unido es una declaración importante. Incluso si la armonía es falsa, reduce las posibilidades de que los conflictos se vayan de las manos.

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