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El ímpetu alcista del inicio de jornada se desinfla al cierre

El Ibex salva por la mínima los 11.000 puntos y apura un alza semanal del 1%

Un operador en Londres observa la comparecencia del primer ministro escocés, Alex Salmond.
Un operador en Londres observa la comparecencia del primer ministro escocés, Alex Salmond.TOBY MELVILLE (REUTERS)

El mercado retomó hoy el pulso de la rutina y de las preocupaciones habituales, que no son otras que la frágil situación de la economía de la zona euro. Se añaden también otras inquietudes que van y vienen del primer plano, como la crisis de Ucrania o el conflicto en Oriente Medio. Pero los inversores pudieron pasar página de la que se había convertido en una inesperada, y muy preocupante, nueva inquietud, la posibilidad de una Escocia independiente con un triunfo del sí en el referéndum celebrado el jueves. Los ciudadanos escoceses han optado finalmente por el no, que se ha impuesto con diez puntos porcentuales al voto independentista, un 55,3% frente a un 44,7% a favor de la independencia.

El resultado deja un nuevo mapa político en Reino Unido, donde el Gobierno de David Cameron deberá ahora dar pasos hacia un mayor autogobierno no solo de Escocia –como ha prometido– sino también de Gales o Irlanda del Norte. Pero el referéndum escocés había traspasado la dimensión británica y había incendiado el debate sobre los movimientos soberanistas en el seno de la UE y el posible contagio a otros países, como el caso de España y el desafío independentista catalán.

Además, una victoria del sí planteaba un incierto futuro para la libra esterlina –ya que Londres se oponía a su uso por una Escocia independiente– y para el reparto de activos y el pago de la deuda soberana que le correspondería a Edimburgo como nuevo estado, que habría supuesto largos meses de arduas negociaciones con las autoridades británicas.

Conocido el resultado del plebiscito, la caja de los truenos se ha cerrado. Y las aguas de los mercados vuelven a su cauce, aunque vayan a quedar heridas en el mapa político británico. “La campaña ha terminado y los inversores británicos recibirán con agrado la reducción de la incertidumbre vivida en los últimos meses. Ahora la atención volverá a centrarse en la situación en Ucrania, el conflicto en Oriente Medio y la frágil situación de la economía europea”, resumía ayer Martin Gilbert, consejero delegado de la gestora escocesa Aberdeen Asset Management. Y el respiro de alivio se extendió por toda la comunidad inversora europea.

Los mercados abrieron ya con la certeza del triunfo del no a la independencia escocesa sobre la mesa. Y la reacción fue de claras alzas para las Bolsas, la deuda y para la libra esterlina. La divisa británica había cedido terreno ante la incertidumbre que planteaba la secesión en Gran Bretaña pero, en la confianza de un triunfo del no, el jueves había remontado hasta alcanzar máximos de dos años frente al euro, un camino en el que insistió ayer. Se apreció en los primeros minutos hasta los 78 peniques por euro. 

La reacción de la Bolsa, con ser alcista de entrada, no ha sido eufórica. De hecho, los inversores ya venían apostando, aunque con cautela, por una victoria del no en el referéndum y el triunfo del sí no se ha convertido por tanto en un nuevo catalizador para las subidas sino en una incertidumbre resuelta para regresar a la situación previa. Así, el Ibex comenzó la jornada con un alza cercana al 2%, hasta alcanzar un nuevo máximo anual en los 11.191,8 puntos, pero ha moderado el ímpetu a lo largo del día y ha cerrado con un alza de solo el 0,1%, conservando por la mínima los 11.000 puntos. Ha finalizado en los 11.001,9, con un alza en la semana del 1,03%.

El resto de Bolsas europeas también cerraron con alzas más moderadas de las registradas en la apertura. También la londinense, que en el mejor momento del día llegó a subir el 0,83%, liderada por valores como Royal Bank of Scotland, que ya confirmó que renuncia a cualquier plan para modificar su sede de Edimburgo a Londres. En Wall Street, las alzas al cierre de sesión europea también son modestas, aunque el Dow Jones y el S&P 500 siguen adentrándose en niveles de récord, animados esta vez por el estreno en Bolsa de Alibaba, en la que se ha convertido en la mayor OPV de la historia.

El efecto de alivio se dejó sentir también en la deuda soberana, donde volvieron a relajarse las rentabilidades. El rendimiento del bono español a diez años cedió hasta el 2,2% y la prima de riesgo se ha mantenido por debajo de los 120 puntos básicos, en los 115.

Resuelta la incógnita escocesa, los inversores vuelven a enfrentarse ahora al miedo presente en el mercado desde el verano: el riesgo de recaída en la recesión económica de la zona euro. Pero también con la confianza de contar con el apoyo del BCE en su compromiso con el crecimiento y con la evidencia de que, ante un largo horizonte de tipos de interés casi al cero, la opción inevitable para rentabilizar la inversión es la Bolsa.

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