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La toxina provoca el cierre de caladeros

Los productores de mejillón temen su peor año por la marea roja

La vuelta de las algas tóxicas hace temer un peor año que 2013, el peor hasta la fecha

Bateas de cultivo de mejillón cerradas a causa de la marea Roja .
Bateas de cultivo de mejillón cerradas a causa de la marea Roja .Salvador Sas (EFE)

Todavía es pronto para conocer unas cifras concretas de las pérdidas de lo que va de año. Pero lo cierto es que si no se revierte la situación, los daños por la marea roja al sector del mejillón pueden ser incluso mayores que lo ocurrido en 2013, según Ángeles Langa, responsable de I+D del Consejo Regulador de la Demoninación de Origen Mejillón de Galicia.

La marea roja es un proceso natural por el cual un alga contaminada con una toxina, no dañina para el producto pero si para el consumo, provoca que los caladeros de mejillones queden cerrados hasta que desaparezca. Aunque se trate de un hecho normal, en los últimos años ha golpeado con mayor intensidad a una actividad que ya arrastraba otros problemas.

En concreto, fue 2013 el año que todo el sector considera como el peor. “Hasta enero de 2014 no se abrieron los caladeros”, explica Langa. “Se perdió la campaña de navidad”, lamenta. Durante aquel curso, cayó la producción del mejillón un 20%, pasando de las 227.229 toneladas de 2012 a las 183.168 del año pasado. Esta pérdida hizo que se redujeran los ingresos en más de 20 millones de euros hasta los 74.510.625.

En abril de este año volvieron los fantasmas de la marea roja a la costa de Galicia. Desde abril, y durante dos meses, la mayor parte de las bateas, como se conoce a las plataformas donde se sitúan los mejillones para su recolecta, estuvieron cerradas.

En julio todo parecía volver a la normalidad. Se abrieron buena parte de los que estaban en veda y se pudo recoger el producto. Sin embargo, a mediados de agosto ha vuelto la toxina y el sector desconoce hasta cuando.

El 90% de las bateas, situadas la mayoría en la ría de Arousa, permanecen fuera de funcionamiento “justo cuando estaban en mejor estado”, explica Langa. Y es que este producto había alcanzado el tamaño óptimo cuando volvió la toxina. Se arrastran unos problemas que van creciendo en el sector. “Se acumula pérdida tras pérdida”, como explica una trabajadora de la Asociación de Mejilloneros de la Illa de Arousa.

Todavía quedan seis plataformas de las 51 existentes abiertas. Pero, como advierte la representante del consejo regulador, si continúa la situación estos caladeros se agotarán.

Langa alerta de los problemas que conlleva el cierre de las bateras. La actividad en torno al mejillón “aglutina a 20.000 empleos en Galicia”. Y es que, junto con la producción, hay una industria transformadora que vive de este molusco.

Futuro incierto

La imposibilidad de recolectar mejillónconlleva, además, la ausencia de trabajos para preparar el producto de los siguientes años, como explica Ángeles Langa. El tiempo que esté parado “va a fectando a las temporadas siguientes. Esto hace temer que los daños de esta época se sufran también durante los próximos meses al no poder renovar el el caladero del molusco.

A esto hay que añadir la cercanía de la época de temporales que asolan cada año la costa gallega. Estas condiciones climatológicas pueden provocar que se desprenda el producto que no se ha podido recoger durante los meses de parón.

La única solución que tienen los trabajadores del sector es esperar a que cambie el tiempo y, sobre todo, los vientos. Los últimos días dejan un rayo de esperanza ya que la toxina ha comenzado a desplazarse hacia mar abierto. “Si se mantiene la tendencia se podrá revertir, pero solo en las zonas más interiores de las rías”. De hecho, a finales de la semana pasada ya se abrió uno de los caladeros que estaba cerrado.

A la espera están las conserveras como Paco Lafuente o Daporta que aprovecharon agosto para hacer reformas en sus instalaciones y que todavía no saben si en septiembre podrán comenzar con el tratamiento del producto. El segundo semestre es el más importante del sector por la navidad. Los productores desean que no se repita la pésima situación de 2013.

Intecmar, la agencia que abre y cierra los caladeros

La Xunta de Galicia es la institución que controla el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar). Esta agencia pública es la encargada de seguir la evolución de la toxina en los caladeros aguas gallegas y de dictaminar qué bateras abren y cuales permanecen cerradas al superar el nivel de marea roja previsto por las normas de sanidad.

El Gobierno gallego, a través de esta agencia técnica, ha querido mantener la calma en los últimos días respecto al mejillón que si se puede extraer en las plataformas que permanecen abiertas. La Consellería del Medio Rural y del Mar, a través de su titular Rosa Quintana, recalcaba la semana pasada que “el Intecmar está haciendo controles diariamente que permiten saber con toda seguridad que el producto que sale al mercado no va a provocar ningún daño al consumidor”.

“Una vez que cerramos una zona de producción se bloquea la emisión del documento de registro, una especie de documento de identidad que acompaña al lote de producto”, explica la responsable del Intecmar a la agencia Efe, Covadonga Salgado.

“No hay que estigmatizar el producto que llega al mercado”, incide la responsable de la agencia que explica que en la web del Intecmar hay “información para cada zona de producción”. Una labor que en el instituto autonómico realiza de manera habitual durante todos días al año pero que ahora se intensifica hasta hacer “dos o tres análisis diarios”. Las resoluciones de cierre se comunican de forma inmediata a través de correo electrónico a más de 400 usuarios y mediante la web todo el mundo puede consultar el estado diario de los polígonos de mejillones..

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