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Experiencias

Cómo vivir un verano marinero

Barco de pesca de Palamós.
Barco de pesca de Palamós.

Aguas revueltas, temporal en el Mediterráneo y un barco pesquero, con toda la tripulación dentro, luchando contra las adversidades. Al fin, llegan sanos y salvos a puerto con todas las capturas de ese día. De ahí a la lonja para llegar, seguramente, a los restaurantes y pescaderías más selectos.

Pocos saben lo que verdaderamente significa el mar para los pescadores que faenan en nuestras costas. La lucha diaria, la importancia del tiempo atmosférico, el precio –generalmente bajo– al que se compra la mercancía o los distintos problemas ajenos a ellos que impiden ganarse el jornal. Por eso y pensando en el turista más curioso, las actividades marineras están a la orden del día. Desplazarse hasta la costa puede ser mucho más que arena y sol y es posible vivirlo como un auténtico lobo de mar. Aléjese un día de la toalla y el chiringuito e investigue los secretos que esconden los puertos.

Hace algunos años que Sonia Cruz y su pareja pusieron en marcha el primer centro de turismo marinero de Andalucía. Con tradición familiar, muy ligados a la Cofradía de Pescadores de Estepona (Málaga), cuentan con una de las mejores ubicaciones del Estrecho para conocer la pesca más pura, “pero también la más autóctona ya que aquí tenemos especies muy locales”, añade la fundadora.

“Se trata de una cuestión de raíces. Necesitamos mostrar lo que implica trabajar en el mar y lo orgullosos que estamos de ello”, apunta Cruz. En estos momentos están esperando que comience la temporada del pez volador, una de las más especiales del año, dadas las características de la especie y del tipo de pesca, además, es algo único que solo es posible disfrutar en la costas malagueña y gaditana. “Antes no había casi demanda, pero ahora estamos encantados con el éxito y el interés por esta ruta”, afirma.

Estepona o Palamós son algunos de los enclaves preparados para los turistas

La jornada consta de varias partes: “Salimos temprano por la mañana y navegamos durante dos horas. Vamos al encuentro de otros barcos pesqueros colaboradores que nos llevan a observar a los peces”. Los visitantes podrán conocer de primera mano cómo es la labor en alta mar de los pescadores, fotografiar al pez volador y participar de todo el proceso como si fueran unos trabajadores más. Una vez en tierra, se observa la preparación del pescado, su secado y salazón Y por supuesto, es posible degustar las capturas en las diferentes maneras de preparación tradicional de la zona.

Otras rutas ofrecen adentrarse en este mundo de forma más general, conociendo las técnicas de pesca, los tipos de barcos o las formas de calar (lanzamiento de redes) o la recogida de las nasas. Pero si el mar no es lo suyo y ya que lo de navegar puede resultar molesto, también es posible descubrir los entresijos del puerto y su historia. Para saber más: www.turismomarinero.com.

Estepona no es el único lugar del litoral que apuesta por estas actividades, Palamós, en la provincia de Gerona, ha abierto sus puertas el Espai del Peix (taller del pescado), un proyecto del ayuntamiento y del Museo de la Pesca.

Se ubica en el puerto de Palamós, concretamente, dentro de la lonja y busca convertirse en un proyecto de referencia que contribuya al conocimiento del pescado fresco. “Se trata de un centro de interpretación del puerto y la pesca, un aula gastronómica y un taller de degustación”, explican los gestores.

Desde allí el turista podrá realizar visitas guiadas con degustación y conocer, de primera mano, cómo se desarrolla la subasta del pescado, un momento emocionante al que no es fácil acceder si no se tiene relación con ese mundo. De esta forma, se puede comprender el incrementado precio final que pagan los consumidores. www.espaidelpeix.org.

Directos de mar al plato

Dicen los entendidos que si se lo ha pescado uno mismo sabe mejor. Por eso, no hay nada mejor para completar la experiencia de adentrarse en el mundo marinero que conocer de primera mano la gastronomía más típica de nuestras zonas pesqueras, contando con el lujo de disponer de los productos más frescos. Son muchas las opciones para conocer cómo se sala un pescado, las diferentes técnicas de conserva o la manera de ahumar un pescado. Pero pocos tendrán acceso a la cocina más típica, la del puchero hecho a fuego lento que nunca faltaba en casa de un pescador. Se trata de una gastronomía económica y sana que se ha trasmitido de generación en generación dentro de los barrios de pescadores. Lo podrá hacer a través de las rutas en Estepona (Málaga).Bajo estas premisas, dentro del Espai del Peix de Palamós también se encuentra el Aula Gastronómica del Pescado, “lo entendemos como un espacio pedagógico y de demostración que, a través de cursos, presenta la cocina tradicional de los pescadores”, explican. Pero también se centran en la cocina de a bordo y en la difícil labor de los cocineros de los barcos que explotan los pocos recursos con los que cuentan para dar comer a toda la tripulación.

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