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El impacto final en la economía real de las medidas anunciadas por Draghi será escaso

Recuperación y Bolsa española

El discurso más habitual que venimos escuchando desde diferentes instituciones públicas y privadas en los últimos meses es que la economía española, al calor de una recuperación en Europa y Estados Unidos, finalmente ha dejado atrás la recesión y en los próximos trimestres disfrutará de un crecimiento moderado que además irá en progresivo aumento. Efectivamente, desde mediados del año pasado se han registrado indicadores de actividad que apuntan a una ligera recuperación cíclica en Europa, EE UU y España. En el caso nacional es especialmente noticiable ya que supondría la salida de una recesión que dura desde el inicio de la crisis financiera global. La friolera de cinco años, un periodo de contracción desconocido en la economía española. Es discutible si la pequeña y efímera mejora experimentada entre el otoño del 2009 y la primavera del 2010 puede considerarse una mini expansión entre dos recesiones pero nuestro análisis apunta a que técnicamente nunca dejamos la recesión.

En este estado de cosas, el señor Draghi anunció el jueves pasado una serie de medidas de política monetaria expansiva excepcionales. Sin entrar en un análisis, sí podemos decir que nos alineamos con aquellos que piensan que su impacto en el mejor de los casos será escaso en la economía real. En cualquier caso, para conocer los posibles resultados habrá que dejar pasar cierto tiempo. Sin embargo, lo que sí hemos visto es una reacción positiva de la renta variable. Particularmente, la Bolsa nacional ha destacado con subidas superiores a las de las principales Bolsas desarrolladas, continuando una tendencia que ya venía produciéndose en los últimos meses. Así, el mercado estaría validando al menos inicialmente la visión de una mayoría de analistas los países periféricos serían los principales beneficiarios de las medidas. La lógica es simple y difícil de rebatir. Si en EE UU el experimento de expansión monetaria que lleva ya en funcionamiento unos años ha favorecido un movimiento progresivo hacia los activos de mayor riesgo, en Europa, en ausencia de una caída de la actividad inesperada, también debiera ser así. Adicionalmente, se argumenta que dado que la Bolsa española ha sido más castigada y viene de valores relativos más deprimidos (véase en el gráfico central verano del 2012 y primavera del año pasado) su potencial es mayor.

Por tanto, nos parece razonable que, en un escenario donde los indicadores macro españoles mantengan al menos el tono modesto pero ligeramente positivo de los dos o tres últimos trimestres y los mercados bursátiles continúen con su tendencia alcista, la Bolsa española pueda situarse como una de las más destacadas en los próximos meses. Ello no es óbice lógicamente para que en este escenario positivo veamos una corrección en el corto plazo que el mercado “nos debe” desde hace algún tiempo según tantos analistas y gestores.

Desgraciadamente, manejamos un escenario central con un enfoque patrimonialista de medio/largo plazo que no nos hace ser positivos en este punto con los activos de riesgo en general y la Bolsa en particular. Dicho escenario se fundamenta en el principio de que nos encontramos dentro de un ciclo de largo plazo de reforma estructural de la economía que se traduce en crecimientos tendenciales de largo plazo bajos, o muy bajos y volátiles. Ello afecta a todas las economías desarrolladas incluyendo la española. El resumen de este escenario se complementa con la visión de que las políticas monetarias excepcionales no son la solución a los problemas de la economía real y que los precios de los activos han alcanzado ya valores que no los hacen atractivos a medio/largo plazo.

Adicionalmente, pensamos que las perspectivas macro a corto y medio plazo volverán a decepcionar una vez más (ya lo están haciendo en EE UU y Europa, como hemos visto desde el comienzo del año) ya que el análisis detallado de los potenciales motores de la actividad y diferentes indicadores adelantados apuntan a debilidad continua de la actividad económica. Así, lo más probable es que se confirme que no habrá una aceleración de la economía en los próximos trimestres y, lo que es peor, a varios trimestres vista la ligera recuperación de los últimos tiempos morirá de nuevo en su fase adolescente. Ya ocurrió en la ligera recuperación 2009 en 2010. Este no deja de ser el modelo de comportamiento consistente con el largo periodo de gran reforma estructural y bajo y volátil crecimiento tendencial en las economías desarrolladas.

El resumen, desde un punto de vista de cuidado del ahorro, es que sólo aquellos inversores cuyo perfil de riesgo lo permita pueden considerar mantener determinada exposición a Bolsa nacional o europea en una cartera equilibrada y bien construida. Para los ahorradores o inversores conservadores o que compartan esta visión, lo mejor es abstenerse.

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