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Joan Fulton, profesora de la Universidad Internacional Schiller

“Las grandes empresas necesitan renovarse”

La exdirectiva de UBS hoy colabora con proyectos solidarios de Indonesia La docente afirma que el trabajo social ayuda a ver el mundo con otros ojos

La profesora de la Universidad Schiller en el madrileño Parque del Retiro.
La profesora de la Universidad Schiller en el madrileño Parque del Retiro.

Joan Fulton (New Jersey, Estados Unidos, 1953) vivió 25 años en el mundo de las finanzas de grandes bancos. En los suizos UBS y Union Bancaire Privée ocupó cargos directivos entre 1995 y 2007. Pero dos años más tarde, cuando un proyecto del BBVA en que trabajaba llegó a su fin, decidió volver a la docencia, el trabajo que cuando acababa de graduarse más le entusiasmaba, pero no convencía a su bolsillo. “Terminé en la banca porque quería ganar más dinero”, cuenta en un aula de la Universidad Internacional Schiller de Madrid, la institución estadounidense donde comenzó a dar clases este año. La universidad se distingue por su propósito de ofrecer una formación académica en un entorno global y cuenta con otros campus en París, Heidelberg y Florida.

A la docencia Fulton ha sumado una actividad que parece ser todo lo contrario a ese mundo más enfocado en las ganancias al que le ha dedicado la mayor parte de su carrera: el trabajo social en Indonesia. El service learning, la tarea de aprender ayudando a los que más lo necesitan, es, sin embargo, una experiencia que enriquece a cualquiera que pretenda dedicarse a los negocios, asegura. “El trabajo solidario en otro país nos ayuda a ver el mundo desde una perspectiva diferente”. La profesora de Schiller trata de recordárselo especialmente a los jóvenes de España, donde no está muy extendida la tradición más anglosajona de dedicar un año al trabajo social en el extranjero antes de empezar la universidad. Casada con un español, Fulton lo sabe por experiencia propia. “Cuando yo sugerí que sería bueno para nuestro hijo tomarse un año para viajar antes de empezar la universidad, a mi esposo le parecía una pérdida de tiempo”. Los ejecutivos con una mentalidad más global, añade, también aportarían mucho a las empresas de España, que, para esta graduada de las universidades estadounidenses de Columbia y Stanford, “deberían aprender a ser menos españolas”.

PREGUNTA. ¿Qué le aportan estas experiencias de trabajo social en el extranjero a una persona que quiere dedicarse a los negocios?

RESPUESTA. Lo principal es que ayuda a cambiar el chip y a mirar el mundo con otros ojos. Cuanto más viajas y conoces, más entiendes las diferencias de costumbres, en qué te distingues de alguien de Arabia Saudí, Marruecos o Indonesia. Cuantas más culturas conozcas más sensible serás a esas diferencias. Y podrás tomar mejores decisiones. O quizás la empresa decida destinarte a ese país en el que has tenido una experiencia de trabajo solidario. Y tú estarás más dispuesto a viajar. A otro al que le propongan mudarse quizás dirá: “¡De ninguna manera! ¿No comen perros ahí?”.

P. ¿Lo recomienda a los jóvenes que hoy están sin empleo en países como España?

R. Sí, sobre todo porque hay muchos jóvenes que no son conscientes de que pueden salir de Europa. Algunos tienen miedo o sus padres no quieren que se vayan. ¿Cuántas personas de Madrid estarían dispuestas a irse a Barcelona a trabajar? ¿O cuántos se irían a trabajar a San Sebastián, Córdoba o donde sea que esté el trabajo? Algunas personas lo harían, pero no la mayoría de los españoles que conozco. Es una mentalidad diferente a la que existe en los países anglosajones, donde es más común que los jóvenes se tomen un año para viajar. Es un concepto que poco a poco va entrando en España, pero aún no está tan aceptado.

P. ¿Las empresas deberían valorar más estas experiencias de trabajo solidario en el extranjero?

R. Sí, y una de las razones es que las grandes empresas se han vuelto muy estáticas. Por eso cualquier cosa que ayude a liberar la energía y el talento de las personas es buena. Las experiencias en service learning estimulan a la gente, les hacen revisar sus prioridades y eso se traduce en nuevas maneras de pensar y en nuevas energías para su trabajo.

P. ¿A las personas que se dedican a las finanzas les falta un lado más humano?

R. Hay demasiados jóvenes que solo piensan en cómo volverse ricos. Otros solo quieren hacer trabajo social. Estos dos grupos no se comprenden, pero, en realidad, se necesitan. El service learning se está imponiendo mucho en EE UU para que los estudiantes vean que hay muchas cosas más allá de hacer dinero.

“Aquí las conexiones te aseguran el trabajo”

“Las grandes empresas españolas deberían ser más globales. Una multinacional es realmente internacional cuando sus directivos pueden ser indios, sudafricanos o ingleses, cuando hay una mezcla total”, afirma la ex directiva de UBS, Joan Fulton, que es reticente a hacer críticas sin aclarar que se trata simplemente de una opinión formada a partir de su experiencia personal.La profesora de la Universidad Internacional Schiller cree que las compañías pueden logran esa diversidad solo si existe una competencia real a la hora de contratar nuevos empleados. “En todo el mundo las conexiones son importantes, pero en algunos países la ratio entre conexiones y competencia está desequilibrada en la dirección equivocada”, afirma Fulton, que señala ese desequilibrio como una de las razones por las cuales las personas más competentes no son siempre las que ocupan los mejores puestos.“En Estados Unidos las conexiones te acercan hasta la puerta de la empresa, pero no te garantizan el trabajo. El puesto lo obtiene el más competente de todos. Aquí muchas veces las conexiones te aseguran el empleo”, afirma.

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