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Tribuna
Columna
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Fitur puede y debe

La edición de Fitur que acaba de finalizar deja abierta la puerta grande al futuro de la feria. El achique de espacios y presupuestos de las diferentes ciudades y comunidades, excesivamente comunicados, se han visto compensados por el aumento de espacios e inversiones del resto del mundo, y hasta del universo, ya que este año hemos asistido a la puesta en escena de estands dedicados al turismo espacial, de momento un show con más ruido que nueces, pero que ha servido de entretenimiento a los visitantes.

Después de cinco días arriba y abajo, recorriendo pabellones, entrevistando a responsables del sector, visitando a clientes y amigos, llegamos a la conclusión de que en Fitur hubo una enorme participación de personas que hicieron muchos y muy buenos negocios. Profesionales con intereses comunes reunidos en un entorno dinámico, donde no se vieron caras largas, discursos amuermados ni posturas desanimadas. Al contrario, Fitur 2013 dio la clara sensación de optimismo, de posibilismo. Esta sensación además viene acompañada por las cifras. Unas cifras mejores de lo esperado inicialmente: 7.100 periodistas acreditados de 60 países, 120.000 profesionales del sector llegados desde 100 países, más de 30 ministros de turismo de todo el mundo dando charlas y conferencias in situ, y un crecimiento del 1,3% en número de visitantes con respecto al año pasado.

Pabellones con actividad desbordante, como los de los grandes grupos hoteleros y las principales compañías de cruceros, cuyos responsables han manifestado ya su satisfacción por el incremento de reservas y ventas de plazas. Una vistosa participación de profesionales muy activos en sus mensajes, especialmente los de México, Colombia, Argentina, Perú, Brasil, República Dominicana, Puerto Rico..., todos ellos con estands a prueba de crisis.

Y una vez hecho recuento de lo numéricamente reseñable, entrando en el campo de la reflexión, nos planteamos una serie de dudas: ¿cuál es el futuro de Fitur y cómo puede nuestra poderosa feria de turismo (las otras a escala mundial son Londres y Berlín) ayudar a España mucho más allá de las lógicas ganancias de la ciudad de Madrid durante los días de concentración de expositores y visitantes? ¿Cómo puede Fitur convertirse en la mayor y más rentable cita anual del sector turístico nacional e internacional?

No hay duda, Fitur puede y debe ser el punto de encuentro de todos los países con intereses en el negocio del turismo. Y en realidad hay muy pocos, casi ninguno, que quede fuera de este foco. Fitur debe cubrir los intereses y las necesidades de los países latinoamericanos, para los que España, y más concretamente esta feria, es el referente natural y la plataforma más confortable donde mostrar y vender sus productos.

Esto ha quedado muy claro en esta edición: la naturaleza, decoración y actividades en el pabellón de América ha desbordado previsiones, y si ya las expectativas eran altas desde la edición anterior, este año los diferentes países latinoamericanos han mejorado su puesta en escena y han consolidado más aún sus valores. Es evidente que el enorme, y cada día más maduro, continente americano de habla hispana necesita a Fitur tanto como Fitur a él.

También debe atender a los países emergentes, los recién llegados, que en esta edición han mostrado su clara vocación de futuro. Países africanos y asiáticos, países con nuevas estructuras sociales -por lo tanto turísticas- que van venciendo antiguas y lógicas reticencias y comienzan a convencer con el gancho de lo exótico y lo abordable. Fitur puede y debe liderar, desde la atalaya de su experiencia como sede del primer país receptor turístico del mundo, a sus fieles y a sus nuevos asociados, y convertir la feria en el centro del sector turístico y, para ello, la feria debe seguir apoyando a los empresarios españoles, dejando de lado discusiones políticas y reforzando la imagen de España en el mundo.

Las conversaciones con ministros de turismo, directores de marketing, jefes de prensa de diferentes comunidades y ciudades van todas en la misma dirección: si se cumple lo hablado en Fitur, el mundo volverá a premiar a España como destino estrella. Los empresarios de grandes cadenas hoteleras y de pequeños hoteles también admiten que en esta edición ha habido más luces que sombras. En conclusión, la mayoría de responsables de turismo de muchos de los países participantes volvieron a casa con buen sabor de boca.

Es por tanto en este terreno en el que debemos movernos, trabajando sinergias, conectando personas, necesidades y oportunidades. Es el camino a seguir para que Fitur, la feria de España, siga siendo el referente absoluto de este macronegocio llamado turismo.

Sandra del Río es directora de Condé Nast Traveler

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