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Columna
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Hollande quiere un euro más débil

François Hollande no es el primer presidente francés que reclama un euro más bajo. Y no será el último en fracasar en su apuesta por debilitar la moneda. Haber entendido mejor los errores de sus predecesores le hubiera prevenido de repetirlos. Así las cosas, ha sumado su voz a la cacofonía monetaria global, y ha complicado la tarea del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que se reúne mañana. También se ha distanciado de Alemania, donde una moneda fuerte siempre se ha visto como una protección contra la inflación.

La parte del discurso de Hollande sobre el euro en el Parlamento Europeo fue en sí misma una cacofonía, como si quisiera ilustrar que este particular círculo no puede ser cerrado. Aceptó que el BCE no puede ser presionado para intervenir en el tipo de cambio, porque es independiente. Pero pidió un acuerdo internacional sobre divisas, y dijo que los gobiernos de la unión monetaria deberían acordar un objetivo a medio plazo para el euro. No detalló cómo podría aplicarse sin la cooperación del banco central.

Las peticiones de "una reforma del sistema monetario internacional" son tan viejas como el final de la convertibilidad del dólar de 1971, y no han hecho mucho. Los Acuerdos del Plaza de 1985 entre Europa, Japón y EE UU que pararon con éxito la subida del dólar parecieron probar lo contrario. Pero una intervención coordinada y masiva de los bancos centrales no se ha dado desde entonces. Los gobiernos tendrán que acordar si la actuación es de interés común, y no es el caso ahora. E incluso si se pusieran de acuerdo, los grandes bancos centrales, que se han ganado su independencia, no podrían ser acorralados fácilmente para servir a sus políticos.

Hollande entiende la necesidad de que los bancos centrales sean independientes pero no parece aceptar las consecuencias: la única manera de que el BCE actúe sobre el nivel del euro es a través de los tipos de interés. Es difícil unirse a la guerra cuando tu general no ve la necesidad de luchar en ella.

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