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Sospecha de medidas abusivas para proteger los activos nacionales

Bruselas exige explicaciones a los supervisores bancarios

El comisario europeo de Mercado interior, Michael Barnier, se dirigió el pasado viernes por escrito a los supervisores bancarios nacionales para exigirles explicaciones sobre las medidas "presuntamente desproporcionadas" que están imponiendo a los grupos bancarios con presencia en varios países.

Tras varios meses de runrún en el mercado, el comisario europeo de Mercado interior, Michael Barnier, ha decidido por fin intervenir. Y el pasado viernes se dirigió por escrito a los supervisores bancarios nacionales para exigirles explicaciones sobre las medidas "presuntamente desproporcionadas" que están imponiendo a los grupos bancarios con presencia en varios países.

Los supervisores justifican esas medidas en aras de la "prudencia". Pero Bruselas sospecha que ocultan un intento de proteger los activos radicados en el país del supervisor. El resultado, según la CE, es una fragmentación del mercado y un daño a la estabilidad financiera y al potencial de crecimiento de los países perjudicados.

El departamento de Barnier enmarca su actuación en el conjunto de la UE. Pero es un secreto a voces que las pesquisas comunitarias van dirigidas hacia Reino Unido y, sobre todo, Alemania. "Los supervisores británico y alemán son los dos grandes fragmentadores del mercado", señala una fuente del sector financiero.

Entidades como Unicredito se han quejado en público de la actuación del supervisor alemán, al que acusan de impedir la retirada de liquidez procedente de la filial italiana en territorio alemán. Otras entidades paneuropeas sufren el mismo problema en Alemania. "Se imponen barreras no solo a la repatriación de beneficios sino incluso a los movimientos de liquidez intragrupo", lamentan fuentes financieras. Y añaden que, en el caso de Alemania, el supervisor ni siquiera permite mover el volumen de liquidez que supera los mínimos prudenciales exigidos al resto de entidades locales.

Londres, por su parte, no oculta su intención de obligar a las entidades extranjeras a transformar su sucursales en territorio británico en filiales, lo que daría al supervisor nacional mucha mayor capacidad de intervención en sus cuentas. En la práctica, supondría el final de la autorización única, que permite a un banco abrir sucursales en cualquier lugar de la UE en base a su licencia nacional.

"La Comisión está muy preocupada por las prácticas de algunos supervisores", señalan en el departamento de Barnier. Y subrayan que la carta enviada el pasado viernes les concede de plazo hasta el próximo día 28 para facilitar a Bruselas toda la información detallada sobre sus últimas medidas prudenciales. En base a esa información, el equipo de Barnier decidirá los siguientes pasos del expediente, pero los cargos parecen graves en un mercado presuntamente único.

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