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Columna
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La asombrosa mejoría de Philips

Royal Philips Electronics está en el camino correcto. Resultados sólidos, unidos a otra retirada estratégica de la electrónica de consumo, representa la última evidencia de una renovación exitosa del gigante holandés. Pero después de un rally sostenido, la acción parece sobrepreciada, pese a la promesa de un brillante futuro en iluminación y cuidados sanitarios.

A medida que la confianza en la estrategia del consejero delegado Frans van Houten ha crecido, invertir en Philips se ha convertido en algo inusualmente gratificante. En los doce meses transcurridos hasta el 28 de enero, los accionistas recibieron un retorno total del 48%. Esto es especialmente llamativo porque se da tras un largo transcurso por el desierto. Entre el comienzo del nuevo milenio y enero de 2012 el retorno fue un 41% negativo. En total, Philips ha perdido un 29%.

La clave para el cambio ha sido la iluminación, que ahora acapara un tercio de las ventas. Excluyendo los cargos extraordinarios, los márgenes del ebitda alcanzaron el 8,6% en el cuarto trimestre: una mejora inmensa comparada con el 3,7% de un año antes. Hay margen para un mayor optimismo. La iluminación está experimentando un cambio importante, ya que se están eliminando las bombillas incandescentes, de escasa duración. Philips está bien situada para prosperar en la nueva era, para lo que tendría que vender directamente a constructores sistemas que integran bombillas y sofisticados accesorios de iluminación. Si la construcción europea se anima alguna vez, Philips podría funcionar especialmente bien.

También continúa la racionalización. Philips está vendiendo su negocio de entretenimiento doméstico a la japonesa Funai por 150 millones de euros en efectivo. Da continuidad a la retirada de los televisores y deja a Philips fabricando unos pocos electrodomésticos con mayores márgenes, como licuadoras, afeitadoras electrónicas y máquinas de café. Pero van Houten debería preguntarse si enajenaciones adicionales crearían valor.

La transformación es asombrosa. Pero gran parte de las buenas noticias ya están reflejadas en el precio de la acción.

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