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Columna
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Heathrow necesita reajustarse

Heathrow ha gastado más de 36 millones de libras en mejorar sus defensas contra la nieve tras el caos de 2010. ¿El resultado? Más publicidad negativa para el hub londinense tras las primeras ventiscas del invierno.

La última debacle, con fotos de pasajeros varados durmiendo en el suelo de las terminales, subrayan las dificultades de Heathrow. El aeropuerto opera normalmente casi a capacidad completa. No hay margen cuando las cosas se tuercen. Hace dos años, el aeropuerto luchó por quitar la nieve de las pistas mientras sus aerolíneas tenían dificultades para descongelar los aviones. Aquella vez, la inversión en avanzadas máquinas quitanieves ayudaron a mantenerlo operativo. Hubo cancelaciones debido a que con pobre visibilidad se necesitan mayores intervalos de tiempo entre vuelos. Sin capacidad adicional, la única opción de Heathrow fue dejar vuelos en tierra. La mejor manera de manejar este problema sería reducir las expectativas de los clientes. El mensaje tendría que ser transmitido alto y claro. Pero por desgracia, las recientes inversiones en Heathrow solo las ha aumentado. Incluso cuando los pasajeros estaban avisados de las cancelaciones de este fin de semana, muchos seguían presentándose buscando ponerse los primeros en las colas por si salían los vuelos.

Una segunda solución es construir una tercera pista, para utilizar en ella solo parte de la capacidad extra y satisfacer la demanda diaria. Pero el gobierno actual ha bloqueado la idea de extender la zona oeste de Londres.

La opción radical es operar con una capacidad menor. Esto le daría a Heathrow un colchón frente a estos trastornos. Es cierto que se arriesgaría a ocasionar un efecto dominó doloroso para Londres y la economía británica. Pero la gravedad de esto dependerá de que los pasajeros cambien su comportamiento y utilicen el resto de aeropuertos. Las políticas públicas pueden ayudar a mejorar estas alternativas. El impacto en el negocio de Heathrow seria mitigado cobrando más a las aerolíneas. No es la solución más atractiva, pero es la más realista.

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