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Columna
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Arnault puede probar con Rusia

Bélgica no parece ser el acogedor paraíso que algunos posibles exiliados fiscales estaban esperando. La solicitud de ciudadanía de Bernard Arnault, el multimillonario responsable del imperio francés del lujo LVMH, podría ser rechazada.

Un fiscal local dio una apreciación negativa, en parte debido a una investigación en curso de las prácticas de su compañía en el país. Pero Arnault no tiene que buscar muy lejos para una segunda opción. Puede intentar lo mismo que ha hecho Gérard Depardieu, el actor francés que recientemente ha recibido un pasaporte ruso de parte de su viejo amigo Vladimir Putin.

Arnault puede que no sea tan amigote del presidente ruso como lo es Depardieu, pero él sería un trofeo más valioso en términos de propaganda pura. Después de todo, el país tiene más bien a exportar a sus oligarcas, a quienes les gusta vivir fuera, lejos del impredecible Kremlin. La llegada de uno de los hombres más ricos del mundo y más distinguidos empresarios podría ser una vía de tranquilizar a los mercados sobre el "clima de negocios" en Rusia, tan a menudo criticado en Occidente.

Por su parte, Arnault podría encontrar beneficios más allá del 13% de IRPF que es la envidia de muchos multimillonarios. Llegaría a vivir cera de uno de sus bases de negocio que crecen más rápido, los estrafalarios nuevos ricos rusos. Aún mejor, hay esperanza más allá de los largos inviernos de Moscú. Es más fácil para quien tiene un pasaporte ruso convertirse en residente fiscal de Mónaco que para un francés, que lo tienen restringido por los acuerdos entre estados.

Todo lo que Arnault tiene que hacer es llamar a Putin. Depardieu puede darle el número. Entonces, la esperanza se reavivaría para los ricos franceses. Siempre les quedará Rusia.

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