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Ya hay menos de dos ocupados cotizando por cada pensionista

La sostenibilidad de las pensiones cae al nivel de 2001

El deterioro más intenso del mercado laboral ha dañado también las cuentas públicas. La Seguridad Social ha mermado notablemente sus ingresos por la caída de cotizantes y aumentado el gasto en pensiones. Esto ha recortado el ratio de sostenibilidad financiera del sistema al nivel de 2001. Además, se ha disparado el gasto en prestaciones por desempleo por encima de los 33.000 millones.

El nuevo annus horríbilis que ha atravesado el mercado laboral español en 2012 se ha traducido también en un grave deterioro de las cuentas públicas, por dos vertientes. Por un lado la constante sangría de cotizantes a la Seguridad Social ha propiciado un derrumbe de la ratio de sostenibilidad financiera del sistema público de pensiones.

Este ratio, que manejan los expertos para conocer la capacidad del sistema para pagar todas las pensiones a las que tiene que hacer frente, está formado por el número de cotizantes que existen por cada pensionista. Ahora el Ministerio de Empleo contabiliza dentro de los cotizantes a los parados que reciben prestación, porque el Estado cotiza por ellos.

Según esto, en la actualidad ese ratio es de 2,34 cotizantes por cada pensionista, tras descender hasta el mismo nivel que tenía en 2001, desde el máximo de 2,71 alcanzado en 2007, cuando el sistema era más que saludable financieramente.

Sin embargo, algunos expertos consideran que el hecho de que la cotización de los desempleados salga del propio Estado, así como que su aportación tenga fecha de caducidad (el periodo máximo de cobro de prestación contributiva es dos años) debería excluirles para la elaboración de este ratio de sostenibilidad.

Así, si solo se contabilizan los afiliados ocupados, los datos de diciembre hacen saltar todas las alarmas, ya que el ratio se situaría en 1,9 cotizantes por cada pensionista, por debajo del 2,1 que es considerado como el límite para que un sistema pueda hacer frente a sus pagos.

De hecho, en 2012 los ingresos de la Seguridad Social han caído mes tras mes por encima del 4%, al tiempo que el pago en prestaciones aumentaba en proporciones parecidas (además de incrementarse el número de pensiones, las que llegan al sistema son casi un 40% más altas que las que se dan de baja). Esto ha provocado que el Gobierno haya tenido que echar mano del fondo de las mutuas de accidente de trabajo y luego, por primera vez desde su creación, del fondo de reserva de las pensiones para pagar las pagas extras de verano y navidad.

A esto hay que añadir otro tipo de mordida a las cuentas públicas, que es la que produce el gasto en desempleo, con el incremento de casi medio millón del número de parados en 2012. El recrudecimiento de la crisis ha provocado que, tras los primeros años en los que el desempleo se cebó en los temporales, los despidos del pasado año empezaran a afectar con más intensidad al colectivo de trabajadores hombres con contrato indefinido y más antigüedad.

Estos asalariados tienen, por tanto, una bolsa mayor de seguro de paro, lo que viene disparando el gasto en prestaciones contributivas en los últimos meses. El último dato disponible, correspondiente a noviembre, indica que el número de altas de prestaciones contributivas creció un 23,6% respecto al mismo mes del año pasado; y el gasto en estas prestaciones se situó en 2.692 millones solo en ese mes, un 6,5% más. Esto hizo que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, tuviera que solicitar una ampliación de crédito para pagar las ayudas por desempleo de 4.295 millones a finales de 2012, con lo que el presupuesto final de esta partida superará los 33.000 millones.

Además, se produce otra circunstancia que, aunque es positiva a primera vista, a medio plazo podría dañar más las cuentas de la Seguridad Social. Se trata del fuerte aumento del número de contratos a tiempo parcial. Esta modalidad, cuenta con unas bases efectivas y unos salarios inferiores al los que tienen jornada completa, por lo que suponen menores ingresos. En 2012, los contratos fijos a tiempo completo crecieron un 52% y los de tiempo parcial, un 106%. Mientras que los temporales a jornada completa cayeron un 14%, los eventuales a media jornada subieron un 7%.

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