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Tribuna
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2013, otro año de transición

Turante los últimos cuatro años, los pronosticadores de calamidades esperaban que el caos financiero y la recesión fueran un destastre que hiciese temblar la economía mundial hasta sus cimientos. No ha sido así.

A principios de 2009, parecía que la pesadilla se convertiría en realidad, al menos en parte. Con los mercados de inversión en crisis, el comercio internacional en rápida recesión, y los políticos tambaleándose, algo realmente horrible parecía posible. Podría haber sido en forma de inflación masiva, una deflación debilitadora, una nueva gran depresión.. Pero los gobiernos y bancos centrales se reagruparon. Recordaron que el dinero podría ser conjurado de la nada y entregado en cantidades ilimitadas. Las máquinas fiscales y monetarias aún están en marcha. Los desastres se han esquivado.

Los agoreros aún tienen puntos a su favor. Hay una continua corriente de malas noticias en los países ricos. El crecimiento del PIB se ha ralentizado y el desempleo continúa muy alto en la mayoría de los países. Los problemas del mundo desarrollado han impedido el crecimiento en muchas economías desarrolladas y podría continuar haciéndolo. Pero los pesimistas están generalmente a la defensiva. En particular, pese a muchas predicciones, China se niega a colapsar. La calamidad no es muy probable en 2013. La tasa de crecimiento aumenta de nuevo en CHina y las consecuencias del abismo fiscal americano no durarán mucho. Los euroescépticos pueden alzar los puños, pero la eurozona parece haber encontrado el deseo de resolver su crisis.

Sería un error dejarse llevar, como hicieron los optimistas en el calor de la crisis. En 2009, muchos "expertos" predecían una rápida recuperación. Las distorsiones de los años del boom crediticio se han demostrado difíciles de reparar. La deuda y las dudas han frenado la reestructuración. Quizá 2013 será el año tan esperado para los optimistas. Pero parece menos probable que el desastre predicho por los agoreros.

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