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Tras los cambios: 100.000 ocupados menos y 140.000 desempleados más

Despido más barato y salario flexible para combatir el paro

La reforma laboral me va a costar una huelga general", le confesó a comienzos de año el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, en una conversación informal en una de tantas cumbres europeas, sin percatarse de que estaban grabando sus palabras. La frase fue entonces premonitoria de que los cambios que se avecinaban no iban a ser meramente estéticos.

Y así ocurrió, no una, sino dos huelgas generales en el mismo año (algo inaudito) le han costado al Ejecutivo el nuevo marco normativo en materia laboral. No obstante, todavía hoy hay expertos que recuerdan que la reforma podía haber sido mucho más ambiciosa. Es decir, que en este asunto hay opiniones para todos los gustos.

Las principales medidas que incluyó el texto elaborado por el Gobierno fueron el abaratamiento de la indemnización por despido improcedente de 45 a 33 días por año trabajado y un máximo que se reduce de 42 a 24 mensualidades; con un mecanismo para garantizar los derechos de los contratados antes de la nueva norma.

A partir de febrero se facilitó el despido por causas económicas (20 días por año y 12 mensualidades) por dos vías. Por un lado, afinando más qué puede alegar la empresa, como son tres trimestres consecutivos de pérdidas o disminución de ingresos o ventas. Y,_por otro, eliminando la autorización administrativa para los expedientes de regulación de empleo (ERE), que se dejan a decisión unilateral del empresario; aunque se mantiene el periodo de consultas y las formalidades de la documentación.

En materia de negociación colectiva se facilitan los descuelgues de los convenios y la modificación sustancial de las condiciones de trabajo. ¿Ha servido para frenar la sangría del desempleo? Las cifras en frío dicen que no, ya que se contabilizan 100.000 ocupados menos desde la reforma y 140.000 parados más. Según los datos de los ERE es verdad que hay más de suspensión temporal de empleo y de reducción de jornada que de extinción (despidos), pero todos continúan aumentando. Los despachos de abogados insisten en que la primera opción de las empresas continúa siendo el despido antes que la flexibilidad interna.

En cualquier caso, sí se está abaratando el coste de las indemnizaciones por despido, un 9,3%, en términos globales, y también se están ajustando los costes laborales a marchas forzadas, vía salarios. Hasta un 33% de las empresas ha recortado los sueldos de su plantilla este año. Si servirá o no para salvar el empleo, solo el tiempo lo dirá.

Los ERE llegan al sector público

Otra de las novedades que incluye la reforma laboral es la posibilidad de que se produzcan despidos colectivos por causas económicas en las Administraciones Públicas, un sector que a estas alturas de la crisis parecía inmune a estos procesos de dramáticos ajustes de plantilla. Las últimas cifras conocidas de paro registrado y, sobre todo, de la Encuesta de Población Activa, prueban cómo es el sector público aquél donde empieza a concentrarse la destrucción de empleo desde mediados de año.Desde el Ministerio de Empleo defienden que la reforma laboral no se diseñó para crear empleo, sino para que en próximas crisis económicas no se opte masivamente como primera opción por el despido de trabajadores, sino por medidas de flexibilidad interna.Y quienes temían que la ausencia de autorización administrativa judicializaría en exceso los ERE, los números parecen darles la razón. Aunque siguen pactándose la gran mayoría, a pesar del acuerdo colectivo, una parte del comité o los trabajadores a título individual recurren a los juzgados de lo Social, algo que no se podía hacer con la legislación anterior.

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