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Tribuna
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En busca de un acuerdo

Los reguladores financieros mundiales están tocando melodías diferentes. Una, ejemplificada por el gobernador de la Reserva Federal y su reciente llamada a los ramificaciones estadounidenses de los bancos extranjeros para que tengan los mismos niveles de capital que los negocios domésticos, con lo que los bancos estarán cada vez más balcanizados. Otra la demuestra el documento de la Corporación Federal de Garantía de Depósitos de EE UU (FDIC por sus siglas en inglés) y el Banco de Inglaterra (BoE) sobre cómo resolver los bancos transfronterizos, que llama a una mayor cooperación futura.

El FDIC y el BoE están de acuerdo en cómo manejar una caída de alguno de los mayores bancos del mundo, muchos de los cuales están ubicados en sus jurisdicciones. El problema es que las llamadas "entidades sistémicas" tienen grandes operaciones transfronterizas. Los dos reguladores han establecido sus ideas sobre cómo evitar un segundo caso Lehman Brothers.

En lugar de dividir y regular las operaciones nacionales pidiendo diferentes requisitos de capital y financiación, su plan valida la continuación del statu quo. La FDIC y el BoE reconocen que cada entidad sistémica debería tener un gran holding por encima, con una suficiente cantidad de deuda que pueda no ser pagada en su totalidad. Esto sería gestionado por el regulador nacional, dejando las operaciones en otros países intactas.

No será fácil que funcione. El Reino Unido no tiene los poderes legales de EE UU, y los bancos británicos tienen holdings más pequeños que pueden no tener la cantidad de deuda requerida. Además, ambos gobiernos necesitarían persuadir a otros estados para que les sigan.

Esto no es imposible. El Consejo de Estabilidad Financiera intenta encontrar un enfoque común. Pero los reguladores nacionales de la eurozona van en la dirección opuesta. FDIC y BoE quieren lanzar un mensaje global, pero deben gritar más fuerte.

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