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Agua

La minihidráulica pierde 500 millones de inversión

Al igual que en el resto de tecnologías renovables, nada se mueve en la industria de la minihidráulica, dedicada a producir energía eléctrica a partir de pequeñas presas y antiguos molinos. El sector calcula en unos 500 millones de euros las inversiones comprometidas para instalaciones que no se acometerán por el estrangulamiento de la financiación, los nuevos impuestos a la generación eléctrica aprobados por el Gobierno y la escasez de concesiones para el uso del agua por las confederaciones hidrográficas.

"Las grandes empresas pueden repercutir el coste, pero nosotros no porque ofertamos a cero en el mercado", explican desde la sección de hidráulica de la Asociación de Productores de Energías Renovables (Appa).

La minihidráulica tiene dispersas entre 800 y 1.000 instalaciones por la geografía española, ya lejos de las 1.740 centrales que llegaron a levantarse en los años sesenta gracias a su pequeño tamaño y a su fácil colocación, que tradicionalmente han hecho a esta tecnología idónea en núcleos de población pequeños. Pero ahora, en plena caída de la demanda de electricidad, la sobreoferta de instalaciones eléctricas ha dejado Planta minihidráulica de La Pinilla, en Zaragoza. sin espacio al sector, que sufre el cierre de la financiación para la construcción de nuevas plantas y mayores exigencias medioambientales por las confederaciones hidrográficas. "Se está dando prioridad a otros usos para los ríos, de regadío y de abastecimiento de agua, pero la minihidráulica es compatible porque no consume ese agua, la devuelve a su cauce", matizan desde Appa.

La mayor parte de instalaciones de este tipo son antiguos molinos que desvían el agua por un canal a través de tuberías hasta una turbina que genera electricidad para después devolver ese agua a su cauce original. La ventaja de esta tecnología es, según el sector, que aporta seguridad a la red eléctrica al ser estable. El agua no irrumpe de golpe y nunca para, de forma que es previsible ante los picos de producción o de desabastecimiento de otras fuentes de generación eléctrica. ¿La solución? "Intentar convencer al Gobierno de que está cometiendo una barbaridad. Suprimiendo el negocio no se resuelve el déficit de tarifa [la deuda de 24.000 millones de euros de las compañías eléctricas con el Estado]".

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