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La Xunta, los dueños, los competidores y los trabajadores salen malparados

Todos contra todos en la quiebra de conservas Miau

La quiebra de Bernardo Alfageme, propietario de conservas Miau, ha dejado a la Xunta con una deuda de 30 millones; a sus 150 trabajadores sin empleo; a sus dueños apartados de la compañía; a los competidores sin poder pujar por el grupo.

Imagen de una cadena de montaje de conservas
Imagen de una cadena de montaje de conservas

Las trabajadoras de Bernardo Alfageme llevan movilizadas más de dos años, desde que en 2010 la compañía, propietaria de la marca de conservas Miau, se declarara en concurso de acreedores. La plantilla de la empresa gallega, 150 personas, en su mayoría mujeres, se ha encerrado en edificios públicos, ha protagonizado un documental, o ha salido a la calle para protestar. Ayer se plantaron en la sede de Industria en Santiago de Compostela.

Son las principales víctimas de la crisis del grupo, con más de 100 años de historia. Pero no las únicas. En este caso todas las partes involucradas pierden. Desde la Xunta, que inyectó en la compañía el mayor aval de su historia, 30 millones de euros, los propietarios -la familia Lago, que compró la conservera a través de la inmobiliaria Promalar y que ha sido apartada por el juez de la administración de la empresa-, hasta grupos competidores como Consorcio -líder en España en la venta de anchoa-, que ha estado estudiando la adquisición de la empresa competidora y que finalmente se ha quedado sin ella.

La inmobiliaria Promalar se hizo con Bernardo Alfageme en 2006. Promociones y Maderas Lago Rey SL (Promalar) pertenece a Juan Lago Pérez, con intereses en la construcción, promoción inmobiliaria, canteras y negocio eólico. Fuentes de la empresa con las que ha contactado este diario aseguran que adquirieron la compañía "ya con problemas" pero que esperaban que el apoyo de la Xunta sirviera para sacar adelante al grupo. La Xunta avaló con 30 millones de euros a Alfageme, pero, sostienen las fuentes consultadas, debía aportar entre 12 y 15 millones más. "Sin esta última aportación la anterior no servía de nada". La familia Lago ha quedado como el malo de la película, señalado por el juez, los administradores concursales y los trabajadores como los causantes de la crisis del grupo.

En 2010 la compañía se declaró en concurso de acreedores. Este año el juez calificó el concurso como culpable, lo que ha supuesto que la familia Lago haya sido retirada de la administración de la compañía y condenada a pagar de su bolsillo parte de la deuda del grupo. La Xunta, a través del Instituto Galego de Promoción Económica (Igape), ha tratado de salvar la compañía organizando una venta. La pasada semana el organismo declaró desierto el proceso al no cumplir las ofertas presentadas las condiciones requeridas.

La Xunta exigía que el comprador de Alfageme se comprometiera a mantener el empleo y la actividad. Grupo Consorcio, que se presentó al proceso, aseguró en un comunicado esta semana que su oferta sí se adaptaba a las condiciones y que así lo manifestará "ante la instancia que corresponda".

Finalmente el juez del concurso ha abierto un proceso de subasta sobre los activos del grupo. Entre ellos la marca Miau, gravada con hipoteca a favor del Igape por un principal de 14,5 millones de euros.

El caso Campeón se cuela en la crisis del grupo

La familia Lago, que adquirió el grupo Bernardo Alfageme a través de la inmobiliaria Promalar, presentó en mayo una querella criminal contra Joaquín Varela, exdirector general del Instituto Galego de la Promoción (Igape), y Ángel Nozaleda, de Grupo Consorcio -líder en España en venta de anchoa- asegurando que ambos maniobraron para traspasar Al_fageme a la compañía cántabra.

La querella, presentada en el juzgado de instrucción número tres de Lugo, sostiene que Varela "aprovechándose" de su cargo en el Igape, "ha tratado de influir en sus decisiones en el cargo que ocupa para adjudicar los principales importantes activos de Bernardo Alfageme mediante un acuerdo previamente concertado con Ángel Nozaleda Corripio a la empresa que este crearía con esa exclusiva finalidad, denominada Consorcio Conservero Gallego".

Joaquín Varela está imputado en el caso Campeón, que persigue una presunta trama de corrupción liderada por el empresario lucense Jorge Dorribo. La querella presentada por la familia Lago alude al sumario de dicho caso, en el que, indica, "se vierten alusiones muy directas a las reuniones mantenidas entre el Igape y Consorcio Conservero Gallego". También en el sumario del caso Campeón, según la querella de Lago, "se destaca que, nada más presentarse el concurso de acreedores de Bernardo Alfageme ya se iniciaron contactos entre el Igape y El Consorcio para intentar adjudicarle las principales instalaciones de B. Alfageme".

La familia Lago ha sido apartada este año de la administración de Bernardo Alfageme. La compañía se declaró en concurso de acreedores en 2010 y este año el juez del concurso lo ha calificado como culpable, responsabilizando a sus propietarios de la quiebra del grupo.

Este diario ha tratado durante esta semana de contactar con Joaquín Varela a través del Igape, así como de obtener consideraciones sobre el caso del organismo, sin haber sido posible. Desde Grupo Consorcio se ha preferido no hacer declaraciones.

Una compañía fundada en 1873

Bernardo Alfageme levantó en Asturias su primera fábrica en el año 1873. En 1909 la familia Alfageme levantó su primera planta en Vigo. La Primera Guerra Mundial y los años de posguerra impulsaron el negocio de las conservas y a finales de los años veinte del pasado siglo Alfageme edificó una nueva fábrica gallega. El nuevo edificio, que hacía las veces de fábrica y vivienda familiar, fue construida por Manuel Gómez Román. La obra, en el barrio de Bouzas, es hoy un referente de la arquitectura industrial de aquella época en Galicia.

El fundador de la empresa Bernardo Alfageme Pérez, de 86 años, y su nieto Hermenegildo Alfageme del Busto, de 27, fueron asesinados en Gijón por las milicias republicanas el 21 de septiembre de 1936, según documentación del diario El Faro de Vigo.

En los años cincuenta el grupo lanzó marcas como Miau, Eureka, Alfa, La Barrentina y Basa. Durante las décadas siguientes el grupo expandió su red comercial, abrió nuevos mercados y ofertó nuevos productos. En los años ochenta contaba con una plantilla de 400 personas. La familia Alfageme se desprendió de la compañía a principios de este siglo. La inmobiliaria Promalar la compró en 2006. Cuatro años después entró en concurso y hoy está en liquidación.

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