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Turismo

Cigales, un pequeño 'château' en Castilla y León

A pesar de que las bondades de su vino ya fueron alabadas por José Bonaparte, como también lo hizo Delibes en El Hereje, la comarca de Cigales reclama su sitio dentro del mapa vinícola español.

Bodegas de Matarromera.
Bodegas de Matarromera.Pablo Monge

La zona, próxima a Valladolid, con una superficie de 574 kilómetros cuadrados, a ambos lados del Pisuerga, es reconocida tradicionalmente por sus vinos rosados, pero ahora también reivindica, debido al tipo de suelo, viñedo viejo y climatología, su lugar en el mundo de los tintos.

La campaña de este año cuenta con 482 viticultores, 2.949 fincas repartidas en 2.200 hectáreas y la previsión para cosecha este año es de unos siete millones de kilos de uva, preferentemente de tempranillo, garnacha, verdejo y albillo, pero también de cabernet sauvignon, merlot, syrah y sauvignon blanc.

De hecho, la denominación de origen Cigales, reconocida en 1991, obtuvo este año tres medallas en el concurso internacional Bacchus 2012. Un tinto, Calderona reserva 2006, y dos rosados, Vinea e Hiriart Lágrima 2011, se han llevado un oro y dos platas respectivamente, en un concurso en el que participan casi todas las regiones vitivinícolas del mundo. Es más, el tinto de la bodega Frutos Villar, Calderona Reserva 2006, obtuvo una medalla más en este certamen: en 2000 su crianza recibió el Gran Bacchus de Oro.

Esta denominación, según una normativa de 2001, tiene autorización para elaborar otro tipo de vinos: blancos, dulces y espumosos. Pero son los rosados los que siguen obteniendo galardones. Un ejemplo de ello es Hiriart Lágrima, cuya etiqueta seleccionó este año la prensa holandesa como la mejor del certamen Drink Pink.

Los viñedos se encuentran a una altitud media de 750 metros y, según reconoce la directora técnica de la denominación de origen, Agueda del Val, "esta zona de climatología extrema tiene el privilegio de contar con un equilibrio de maduración". Cigales desde su reconocimiento como denominación de origen ha pasado de 14 bodegas embotelladoras a las 37 compañías actuales. En esta zona todo gira alrededor del vino. Y el enoturismo es una baza importante. Por varios motivos: su cercanía con Valladolid y Palencia, su concentración de espacio, su variopinto paisaje y su riqueza histórica y gastronómica. El reducido tamaño convierte esta zona en un pequeño château.

Tanto las empresas bodegueras como los ayuntamientos acogidos a la denominación de origen están impulsando cada vez más el enoturismo en la comarca cigaleña. Bodegas como Finca Museum, Valdelosfraile o Alfredo Santamaría forman parte de la oficina de enoturismo de Valladolid. Estas actuaciones refuerzan iniciativas públicas y privadas encaminadas en esta dirección, como el Aula de Interpretación de la Bodega de Mucientes, el Museo del Cántaro en Valoria, el Centro de Interpretación de Bodegas Lezcano o las casas y posadas rurales de Amalio del Pozo, Alfredo Santamaría y Concejo Bodegas.

La fiesta de la vendimia de Cigales es también un referente para involucrar a los visitantes en este colectivo a través de catas organizadas o concursos relacionados con los vinos de esta zona.

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