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Columna
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Un puesto duro de suplir

A pesar de una peculiar definición de la crisis en 2007 que elevó las dudas sobre si entendía los riesgos que se avecinaban, David Viniar jugó un papel clave salvando a su banco de la crisis hipotecaria y tuvo gran éxito como director financiero. Será una página difícil de pasar.

Viniar lideró la iniciativa para que Goldman redujera su exposición a las hipotecas residenciales en EE UU en diciembre de 2006. Eso ayudó a mantener a la firma financieramente estable, aunque no impidió un daño a su reputación que aún perdura. Viniar, muy bien pagado, también fue una de las pocas voces tranquilas en las profundidades de la crisis financiera de 2008.

Sus orígenes en el departamento de finanzas estructuradas de Goldman hizo que su éxito fuese aún más inusual. Los intentos recientes de poner a banqueros de inversión en departamentos financieros han sido desastrosos. Erin Callan no pudo hacer frente al deterioro de Lehman Brothers. Merrill Lynch utilizó el puesto de director financiero como un peldaño más. Stan O'Neal estuvo allí una temporada preparándose para ser director ejecutivo. No le ayudó a esquivar la crisis de las subprime.

Pese a que su forma de decir las cosas fuese a veces preocupante, Viniar trajo experiencia en crisis a la dirección financiera. En 1994, cuando Goldman casi desapareció, estaba a cargo de las finanzas, y fue director financiero adjunto durante el colapso y quiebra del fondo Long-Term Capital Management en 1998. Su sustituto, Harvey Schwartz, tampoco se queda atrás.

Es miembro del comité de riesgos de Goldman, se sienta en el comité de revisión de ética y la crisis financiera ha sido un gran entrenamiento para el puesto. Pero no garantiza que un trader como Schwartz vaya a ser un buen director financiero. Al menos tendrá cerca a Viniar para aconsejarle. Goldman le ha colocado en el consejo. Si Schwartz soporta que su predecesor le mire por encima del hombro, lo tendrá más fácil.

Por Antony Currie

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