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Crisis de la deuda

Tiempo muerto para el segundo rescate

España promete al Eurogrupo más reformas a la espera de la evolución de los mercados.

Tiempo muerto para el segundo rescate
Tiempo muerto para el segundo rescate

Tiempo muerto en la cuenta atrás hacia un posible rescate de la deuda de España. La relativa placidez de los mercados durante la pasada y la división entre los miembros del Eurogrupo (consejo de ministros de economía de la zona euro) sobre las condiciones que deberá cumplir Madrid a cambio de la ayuda financiera han dejado el segundo rescate de España en un ralentí de incierta duración.

Los preparativos para la posible intervención, sin embargo, continúan a todo trapo para evitar que un zarpazo de la prima de riesgo pueda desestabilizar de nuevo a toda la zona euro. Y el ministro de Economía, Luis de Guindos, se comprometió el viernes en Nicosia, durante la reunión del Eurogrupo en la capital chipriota, a cumplir a rajatabla los objetivos de déficit pactados y a presentar este mismo mes un calendario preciso y exigente para llevar a cabo las reformas económicas reclamadas por Bruselas.

El ministro se negó a detallar las reformas en ciernes y se remitió a su presentación oficial el 27 de septiembre. Pero adelantó que irán en línea con las últimas recomendaciones de la Comisión Europea, que, entre otras cosas, exigen: mejorar la sostenibilidad del sistema de pensiones; reducir la carga fiscal del trabajador y aumentar los impuestos indirectos (IVA) y medioambientales; reforma laboral y de los subsidios de desempleo; liberalización de las profesiones liberales más restringidas; supresión normas locales o regionales que fragmentan el mercado; y eliminación el déficit de tarifa en el sector eléctrico.

De Guindos, que sufrió una ligera indisposición que le obligó a abandonar durante una media hora la reunión de Nicosia, desvinculó la nueva batería de reformas de cualquier petición de rescate. "Ese no es el objetivo (...) sino recuperar el crecimiento y el empleo".

Pero ambas medidas (saneamiento presupuestario y reformas) bastarían, según España, para beneficiarse del programa de compra deuda anunciado el pasado 6 de septiembre por el presidente del BCE, Mario Draghi.

Pero no todos los socios comparten esa interpretación española. Alemania y Holanda, en concreto, siguen defendiendo que la ayuda financiera estará sometida a un nuevo programa de condiciones que podrían ir más lejos de lo anunciado hasta ahora por España.

La cita del Eurogrupo en la soleada Nicosia no llegó a un acuerdo entre las dos partes. Quizá porque ninguna sentía de momento la presión necesaria para tomar una decisión.

Draghi, por su parte, se limitó a reiterar que solo comprará deuda de los países que previamente hayan pedido ayuda al fondo de rescate y se han comprometido a cumplir unas condiciones claras y estrictas. Y el BCE advirtió contra la tentación de bajar la guardia que puedan sentir algunos gobiernos. De relajar el proceso de ajuste a la vista de la actitud relativamente benevolente de los mercados.

"No se debería esperar a tomar ciertas decisiones simplemente porque alguien piensa que los mercados han sido relativamente benignos últimamente", señaló en Nicosia el miembro alemán del BCE, Jörg Asmussen.

Los ministros de Economía intentan no caer, al menos en público, en la complacencia temida por Fráncfort. Pero el Eurogrupo no pudo evitar el viernes anotarse el tanto de los últimos datos positivos. "Vamos en la buena dirección", señaló el comisario europeo de economía, Olli Rehn. Y el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aseguró que "a pesar de las dificultades se aprecian buenas señales".

El incipiente optimismo llega tras despejarse en las últimas semanas algunas de las sombras que pesaban sobre la zona euro. El hito más significativo fue la presentación el 6 de septiembre de un plan de compra de deuda ilimitado por parte del BCE para los países que pidan ayuda. Seis días después llegaba un miércoles colmado de buenas noticias para las perspectivas del euro: el Tribunal Constitucional alemán desbloqueaba la puesta en marcha del fondo de rescate permanente, la Comisión Europea aprobaba el proyecto de Reglamento que convertirá al BCE en el supervisor financiero único de la zona euro; y las elecciones legislativas en Holanda castigaban a las opciones consideradas más extremistas o eurofóbicas.

El sismógrafo bursátil reflejó también el nuevo panorama. La prima de riesgo cayó por primera vez en cinco meses por debajo de los 400 puntos (aunque luego repuntó ligeramente) y el Ibex cerraba por encima de los 8.000 puntos.

Pero ninguna de esas tendencias parecen firmemente asentadas. Y lo que es peor aún, siguen sin traducirse en crecimiento ni en reducción de las tasas de paro con cifras récord. Francia, uno de los países que podrían verse seriamente dañados si la crisis de deuda rebrota, no oculta su impaciencia. "Estoy convencido de que el principal obstáculo para el crecimiento en Europa es la falta de confianza", señaló el ministro francés de Economía, Pierre Moscovici, durante la primera jornada de la reunión en Nicosia (viernes y sábado).

Moscovici tampoco ocultó su convencimiento de que el principal elemento desestabilizador se encuentra al sur de los Pirineos. Y en una clara invitación al Gobierno de Rajoy a que se acoja al rescate de la deuda, señaló "tenemos que escuchar al BCE, que ha fijado unas reglas fijas y es en ese terreno en el que se debe avanzar". Moscovici insistió en que "ahora disponemos de los instrumentos necesarios y deben utilizarse".

España no se dio expresamente aludida. Y Guindos aseguró que no había sentido la presión de "absolutamente nadie para pedir el rescate". Pero su plan de reformas allana el camino para que llegado el momento, tras el tiempo muerto, esa petición pueda tramitarse lo más rápidamente posible.

Las claves

 

El MEDE empezará a funcionar en octubre

Los ministros de Economía de la zona euro acordaron el viernes en Nicosia (Chipre) obviar los ligeros reparos al fondo de rescate permanente (MEDE) planteados el miércoles por el Tribunal Constitucional alemán, con sede en Karlsruhe. En contra de los temores expresados por la sentencia, los ministros consideran que el Tratado que establece el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) no contempla un aumento de la aportación sin el visto bueno de cada país (190.000 millones de euros en el caso de Alemania). Y que ya prevé normas de transparencia suficientes para garantizar que el Bundestag y el resto de Parlamentos nacionales de la zona euro puedan controlar su gestión.De modo que el día 8 de octubre constituirán el MEDE, se iniciarán las contribuciones de los 17 Estados y estará operativo a finales de ese mes.

La integración reducirá el coste de las crisis

El impacto de la actual crisis financiera en la zona euro podría cifrarse en una pérdida de producción (output) equivalente al 23% de su PIB y en una factura presupuestaria para los Estados de casi el 4% del PIB, según el FMI. Ese coste podría reducirse sensiblemente con la unión bancaria, según un estudio presentado el viernes en Nicosia por el instituto Bruegel a los ministros de Economía de la UE (Ecofin). La rebaja se lograría al evitar la repercusión de la crisis de un banco en la prima de riesgo de su país de origen; al compartir los riesgos asumidos por el sector; y al facilitar la imposición de pérdidas a los accionistas de los bancos en dificultades sin miedo a provocar una huida de la inversión. Bruegel recomienda, no obstante, hacer la unión bancaria por fases (supervisor, fondo común de garantía de depósitos y de resolución). El Ecofin respaldó esa vía.

La troika se reafirma en la validez de sus recetas

El imparable deterioro económico de los tres países de la zona euro rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal) no hace mella en la moral de la troika (CE, BCE y FMI). Dejando el caso griego aparte, los tres organismos internacionales se felicitaron el viernes en Nicosia por la eficacia de sus recetas. "Hay que decir que la zona euro tiene dos historias de éxito que contar: Irlanda y Portugal", señaló la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, en una rueda de prensa posterior al Eurogrupo celebrado en el centro de conferencias Filoxenia (hospitalidad) de la capital chipriota. La evaluación de la troika contrasta con el empeoramiento de los datos de crecimiento y empleo en ambos países. Y con la angustia de Dublín por resolver la reestructuración de su banca y la tensión política que emerge en Lisboa tras los últimos recortes.

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