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Columna
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Grecia ve más cerca su salida del euro

Solo uno de los siete partidos que obtuvieron escaños en el Parlamento griego tras las elecciones aboga por una salida del euro, y dos son los que quieren continuar con el actual programa de reformas y austeridad. El término medio, desechar el plan y seguir en el euro, no es factible. Continuar con el programa es la opción menos mala.

El resultado electoral hace difícil para Grecia continuar con el curso racional del proceso. Nueva Democracia y el Pasok, los dos partidos tradicionales, apoyan el plan, pero solo han conseguido en torno a un tercio de los votos entre los dos. Una gran variedad de partidos de extrema izquierda y extrema derecha, todos en contra del plan, han tenido buenos resultados. Y de algún modo Atenas tiene que construir un Gobierno.

Lo mejor que se puede esperar es otro Gobierno de unidad nacional. Eso es posible ya que la ley electoral griega le da al partido más votado un número adicional de diputados, equivalente al 16,7% del Parlamento. Pero incluso así, esa coalición será débil y vulnerable ante deserciones. Pese a que Nueva Democracia, en teoría, apoya el programa, también ha hecho campaña por bajar los impuestos e incrementar el gasto social. Del mismo modo, el Pasok hizo campaña dudando de la austeridad. Por lo que, incluso en el mejor escenario, se llegaría a nuevas discusiones con la Comisión Europea, el FMI y el BCE. Salvo los comunistas, el resto de partidos quieren permanecer en el euro pero fuera del programa, algo que no es demasiado realista. Grecia perdería cualquier nuevo fondo si reniega de su responsabilidad en el acuerdo. Tendría que reducir su presupuesto de forma aún más drástica, y sus bancos vivirían una crisis más profunda. Todo eso significa que, si Grecia intentara probar sin la austeridad y las reformas, estaría rápidamente en la vía de salida de la moneda única, lo que sería un desastre. Los bancos se colapsarían mientras los griegos retirarían sus euros antes de convertirse en dracmas devaluados. Atenas también perdería el acceso a ayuda externa y tendría que imponer más austeridad.

Los griegos han votado por algo imposible: permanecer en el euro sin acometer reformas. La consecuencia de intentarlo será algo que dicen no querer: la salida del euro.

Por Hugo Dixon

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