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La división en el seno de la UE aumenta día a día

¿Se relajarán los objetivos de déficit? Francia tiene la última palabra

La división en el seno de la UE entre los partidarios de ejercer un férreo control sobre los objetivos de déficit y los defensores de una política de austeridad más laxa crece día a día. Esta mañana Financial Times publica la posibilidad de que se retrase a 2014 el objetivo del 3%. La decisión dependerá en gran medida del resultado de las elecciones francesas.

Esta mañana la prima de riesgo ha acelerado su caída. Algunos analistas consideran que la razón de esta disminución de las tensiones no solo se debe a la buena colocación efectuada ayer por el Tesoro sino que tiene su raíz en las voces que empiezan a surgir en el seno de la UE pidiendo una relajación de los objetivos de déficit, según lo publicado por Financial Times.

El primero en lanzar la propuesta fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy cuando a comienzos del mes marzo anunció unos objetivos de déficit que se alejaban de las pautas marcadas por Bruselas. El 2 de marzo en su comparecencia ante los medios el Ejecutivo fijó en el 5,8% el objetivo de déficit frente al 4,4% que pedía la Comisión. Las presiones sobre España no cesaron y finalmente Rajoy tuvo que dar su brazo a torcer. Semanas después el nuevo objetivo que anunciaba pasaba a situarse en el 5,3% y mantenía su firme compromiso a situarlo en el 3% para 2013.

Sin embargo, las dificultades que atraviesa la economía española hacen cada vez más insostenible la posibilidad de cumplir con las exigencias de Bruselas. De hecho, en las predicciones divulgadas ayer por el FMI se aclara que no será hasta 2018 cuando España pueda situar la diferencia entre los ingresos y gastos en el 3%.

La ineficacia de las políticas llevadas a cabo en países como Grecia, Portugal o ahora Italia y España ha provocado que surjan voces en contra de la obsesión que impera en el Viejo Continente de mantener a raya el déficit. Ante esta situación la UE se encuentra dividida en dos bandos. El primero, con Alemania a la cabeza, es partidario de un férreo control de las cuentas públicas aunque ello suponga asfixiar aún más a unas economías que se encuentran con el agua el cuello, y por otro, los defensores que fomentar políticas que animen el crecimiento y dejen en un segundo plano los ajustes.

El debate está servido y su solución todavía se encuentra lejos. El contexto político que vive Europa, con las elecciones de Francia y Grecia cada día más cerca, hacen que la decisión sobre cuál debe ser el camino que siga Europa se retrase hasta conocer los resultados.

Mayo, y en concreto el día seis, será una fecha clave en el calendario de la zona euro. Si el vencedor en la segunda vuelta de las elecciones del país galo resulta ser el candidato socialista, Fraçois Hollande podría producirse un cambio significativo. Hollande trataría de hacer frente a Alemania exigiendo una relajación en las políticas austeridad, algo que favorecería a España, inmersa en este momento en un proceso de duras reformas para alcanzar el déficit del 5,3%, algo que los mismo analistas consideran improbable y todo ello a pesar de que 2012 contará con los Presupuestos más austeros de la democracia.

El rescate a la banca española

La gran incógnita que circula en Europa es si la banca española necesitará finalmente acudir al fondo de rescate. Los rumores sobre la posibilidad de que España sea intervenida decrecen día. La razón fundamental es que no existe dinero suficiente para rescatar a la cuarta economía más grande de la zona euro. La única opción que queda es que la banca eche mano del dinero acumulado en el FEEF para solucionar los problemas de liquidez. Esta opción, que acabaría suponiendo una reestructuración de las entidades bajo el control de las autoridades de la CE, fue desechada ayer por el gobernador del Banco de España en su intervención ante la comisión de Presupuesto del Congreso.

En medio de toda esta incertidumbre que planea sobre el sistema financiero español se encuentra además el resurgir de un nuevo brote de deuda. El BCE continúa sin activar su programa de compra de bonos y de acuerdo a las declaraciones efectuadas por el presidente del Bundesbank no es labor de la entidad emisora resolver los problemas de España. En este contexto la solución podría pasar por la intervención del FEEF en la compra de deuda tanto en el mercado secundario como en el primario.

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